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Centro de Estudios en Nutrición del Dr. T. Colin Campbell
12 hechos aterradores sobre la leche

Un gran estudio observacional de cohorte[1] en Suecia encontró que las mujeres que consumían más de tres vasos de leche al día tenían casi el doble de mortalidad durante 20 años, en comparación con aquellas mujeres que consumían menos de un vaso al día. Adicionalmente, las que consumían altas cantidades de leche no tenían mejor salud ósea. De hecho, tenían más fracturas, particularmente de cadera.

De forma interesante, el estudio también encontró que los productos fermentados de la leche (queso y yogurt), disminuían significativamente la mortalidad y las fracturas entre estas mujeres. Por cada porción de estos productos lácteos fermentados, la tasa de mortalidad y fractura de caderas era reducida de un 10 % a un 15 %. Los investigadores atribuyeron los efectos negativos de la leche líquida a la D-galactosa, un producto de degradación de la lactosa que se ha demostrado ser proinflamatoria. La leche tiene mucha más D-galactosa que el queso y el yogurt.

Estoy sorprendido de que ese estudio haya conseguido tanta atención de los medios de comunicación en su comunicado inicial, ya que resalta el lado nocivo de la leche, pero también pienso que es importante mantener los hallazgos en contexto. Y cuando se trata de los efectos de los lácteos en la salud, el contexto no es tan bonito:

  1. En estudios observacionales, tanto a lo largo de países como en poblaciones individuales, la ingesta más alta de lácteos ha sido vinculada con riesgo aumentado de cáncer de próstata (citado en [2]).
  2. Estudios observacionales de cohorte han mostrado que la ingesta más alta de lácteos está asociada con un mayor riesgo de cáncer de ovario (citado en [2]).
  3. La proteína de la leche de vaca puede jugar un papel en disparar la diabetes tipo 1, a través de un proceso llamado mimetismo molecular[3].
  4. En todos los países, las poblaciones que consumen más lácteos tienen tasas más altas de esclerosis múltiple[4].
  5. En experimentos de intervención en animales y estudios en humanos, la proteína láctea ha mostrado aumentar los niveles de IGF-1 (siglas en inglés para el Factor de Crecimiento Insulínico-1 —insulin-like growth factor-1—). Ahora, los niveles incrementados de IGF-1 se han visto implicados en muchos cánceres[5].
  6. En experimentos de intervención en animales[6] y experimentos humanos[7], se ha demostrado que la proteína láctea promueve niveles aumentados de colesterol (en estudios humanos y animales) y arterioesclerosis (en estudios animales).
  7. La proteína láctea primaria (caseína) promueve el cáncer iniciado por un carcinógeno en estudios experimentales en animales[8].
  8. La D-galactosa ha demostrado ser proinflamatoria; de hecho, es usada para crear modelos animales de envejecimiento[1].
  9. La alta ingesta de leche está ligada con el acné[9].
  10. La ingesta de leche ha estado implicada en estreñimiento[10] y en infecciones del oído (citado en [2]).
  11. La leche es probablemente el alérgeno comestible más común en el mundo reportado por los mismos individuos[11].
  12. Gran parte de la población mundial no puede digerir adecuadamente la leche, debido a la intolerancia a la lactosa.

Entonces, pese a que me guste que el público esté dándole un vistazo a parte de la evidencia en contra de la leche en este estudio reciente (aunque ellos también podrían estar escuchando acerca de los beneficios del queso y el yogurt en el mismo), pienso que hay una historia mucho más poderosa. Una historia que toma en cuenta un contexto escondido mucho más grande sobre la alimentación y la investigación de los lácteos. Hay evidencia indirecta abundante sobre los posibles daños muy serios de consumir productos lácteos y, por el otro lado, la evidencia de que la leche previene fracturas es escasa.

Al mirar más allá de los titulares, es difícil pensar que debemos continuar consumiendo el líquido de lactancia que existe en la naturaleza para nutrir y rápidamente hacer crecer a los terneros.

Referencias

  1. Michaelsson K, Wolk A, Langenskiold S, et al. Milk intake and risk of mortality and fractures in women and men: cohort studies. Bmj 2014;349:g6015.
  2. Lanou AJ. Should dairy be recommended as part of a healthy vegetarian diet? Counterpoint. The American journal of clinical nutrition 2009;89:1638S-42S.
  3. Dahl-Jorgensen K, Joner G, Hanssen KF. Relationship between cows’ milk consumption and incidence of IDDM in childhood. Diabetes Care 1991;14:1081-3.
  4. Malosse D, Perron H, Sasco A, Seigneurin JM. Correlation between milk and dairy product consumption and multiple sclerosis prevalence: a worldwide study. Neuroepidemiology 1992;11:304-12.
  5. Key TJ. Diet, insulin-like growth factor-1 and cancer risk. Proc Nutr Soc 2011:1-4.
  6. Kritchevsky D. Dietary protein, cholesterol and atherosclerosis: a review of the early history. The Journal of nutrition 1995;125:589S-93S.
  7. Gardner CD, Messina M, Kiazand A, Morris JL, Franke AA. Effect of two types of soy milk and dairy milk on plasma lipids in hypercholesterolemic adults: a randomized trial. Journal of the American College of Nutrition 2007;26:669-77.
  8. Youngman LD, Campbell TC. Inhibition of aflatoxin B1-induced gamma-glutamyltranspeptidase positive (GGT+) hepatic preneoplastic foci and tumors by low protein diets: evidence that altered GGT+ foci indicate neoplastic potential. Carcinogenesis 1992;13:1607-13.
  9. Spencer EH, Ferdowsian HR, Barnard ND. Diet and acne: a review of the evidence. Int J Dermatol 2009;48:339-47.
  10. Caffarelli C, Baldi F, Bendandi B, Calzone L, Marani M, Pasquinelli P. Cow’s milk protein allergy in children: a practical guide. Italian journal of pediatrics 2010;36:5.
  11. Rona RJ, Keil T, Summers C, et al. The prevalence of food allergy: a meta-analysis. J Allergy Clin Immunol 2007;120:638-46.

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