
En 2020, conocí la alimentación basada en plantas sin procesar mientras buscaba soluciones desesperadamente para la enfermedad de Lyme crónica con la que había estado viviendo durante más de diez años. Mi esposo John y yo decidimos dedicarnos a ello por completo, y nuestras vidas cambiaron drásticamente. Mi cuerpo comenzó a sanar de maneras que no creía posibles, y no he dado vuelta atrás. John también vio mejoras significativas: su colesterol bajó 120 puntos, perdió 40 libras y ahora tiene la mejor condición de salud de su vida.
Debido a la diferencia que este estilo de vida hizo para nosotros, me sentí llamada a seguir aprendiendo. Obtuve mi Certificado de Nutrición Basada en Plantas del Centro de Estudios en Nutrición de T. Colin Campbell (CNS), completé el programa de la Escuela Culinaria Plant Professional de Rouxbe y me convertí en instructora licenciada de Food for Life con el PCRM (Physicians Committee for Responsible Medicine).
En 2022, formamos Plants4Living, una organización sin fines de lucro centrada en la acción comunitaria, la difusión de los beneficios de la nutrición basada en plantas y la mejora del acceso a alimentos saludables. Hemos transformado nuestro dolor en propósito al compartir los beneficios de la nutrición basada en plantas con otras personas mediante clases y actividades educativas Aunque no estoy “curada” de la enfermedad de Lyme, sé sin duda que la alimentación basada en plantas sin procesar me ha dado la oportunidad de vivir al máximo.
Dios nos inspiró a cuidar de nuestros vecinos necesitados a la vez que ayudamos a reducir el desperdicio de alimentos. Cuando dábamos clases, notamos que muchas personas marginadas o de bajos ingresos querían comer más saludable una vez que aprendían lo importante que era para su salud, pero a menudo luchaban con el costo de los productos frescos. Esa realidad era un pesar para nuestros corazones.
Cuando asistimos al taller Plant Forward, organizado por el CNS, el doctor T. Colin Campbell nos animó a dar pasos hacia lo que sentíamos que debíamos hacer. Sus palabras nos dieron el valor para comenzar. El primer paso fue hablar con el dueño de un huerto local sobre la cosecha de manzanas al final de la temporada. Ese esfuerzo fue un éxito maravilloso: recolectamos más de sesenta fanegas de manzanas para compartir con la comunidad. Al año siguiente, ampliamos el proyecto asociándonos con una compañía local de semillas. Con la ayuda de voluntarios fieles, ese otoño se cosecharon más de diez toneladas de productos.
Lo que comenzó como un pequeño paso de obediencia se ha convertido en un proyecto que está teniendo un efecto en la seguridad alimentaria y en el desperdicio de alimentos en nuestra comunidad.
Nuestro consejo para otras personas que intentan poner en marcha proyectos es que no piensen que es necesario esperar hasta tener cada detalle resuelto. Solo hay que dar el primer paso. Cuando comenzamos, lo que teníamos era una simple idea y un corazón dispuesto, pero Dios abrió puertas mientras avanzábamos. Es fácil dejar que el miedo o la incertidumbre te detengan, pero incluso los pequeños pasos pueden conducir a grandes resultados con el tiempo. Y no tienes que hacerlo por cuenta propia. Busca a otras personas que compartan tu visión y estén dispuestos a ayudar; trabajar juntos no solo aligera la carga, sino que también amplifica el resultado.
Copyright 2025 Centro de Estudios en Nutrición. Todos los derechos reservados.