El (w)holismo es un lente a través del cual podemos ver el mundo de forma distinta: un concepto crítico que hace hincapié en la interconexión de las partes de un todo. Puede aplicarse a nuestra comprensión de muchos campos: la biología, la psicología, la ecología y más,. Aunque el (w)holismo no rechaza el estudio de las partes, sí incorpora lo que aprendemos sobre las partes a un contexto mayor. Un (w)holista cree, como expresó Aristóteles más de dos milenios atrás, que "el todo es más que la suma de sus partes".
La salud del cuerpo es un gran ejemplo de un "todo" que supera la suma de sus "partes": los sistemas complejos e integrados de nuestro cuerpo que sustentan la salud (hasta el nivel celular) se han ido sintonizando a través de nuestra larga evolución como especie de manera que ninguno de estos sistemas es completamente independiente de los demás. Todos trabajan juntos, dependen unos de otros y se reajustan constantemente para servir la causa mayor de mantener el equilibrio completo . Entender la salud de este modo, a través del lente de la totalidad, es comprender los límites de nuestra necesidad de distinguir entre las partes.
Un paradigma es un modelo, a menudo invisible, que: a) determina cómo percibimos el mundo, b) configura cómo recibimos y comprendemos información nueva y c) da forma a cómo integramos los nuevos descubrimientos junto a la información que ya tenemos. Comprender cómo funcionan los paradigmas es fundamental para entender cómo comprendemos. Estemos o no conscientes de ellos, los paradigmas determinan el rumbo que tomamos; de hecho, podría decirse que son el rumbo que tomamos.
El (w)holismo es solo un paradigma. Otro paradigma mucho más dominante es el reduccionismo, que se caracteriza por muchas cosas que aparentan ser opuestas al (w)holismo. Por ejemplo, un reduccionista está "acostumbrado a pensar que [el cuerpo] es una recopilación de partes y sistemas individuales, en los que sustancias químicas aisladas hacen cosas aisladas y no relacionadas unas con otras". Como su nombre indica, el reduccionismo se enfoca en reducir el todo a sus partes, descomponiendo las cosas para comprender mejor sus componentes individuales.
Estos paradigmas no son necesariamente incompatibles. El (w)holismo no rechaza el reduccionismo, ni en teoría ni en la práctica. Al contrario, el (w)holismo abarca al reduccionismo. Los problemas solo surgen cuando un paradigma domina tan completamente sobre el otro que ya ni siquiera estamos conscientes del control que ejerce sobre nuestro pensamiento; eso es exactamente lo que ha ocurrido en la nutrición (y en la medicina en general). Algunos ejemplos del reduccionismo en estos campos incluyen:
El reduccionismo en la nutrición puede servir una función valiosa. Descubrir el funcionamiento interno de los macro y micronutrientes individuales, por ejemplo, puede ayudarnos a llenar las lagunas de nuestro conocimiento. Sin embargo, la nutrición no puede comprenderse solo mediante el estudio aislado de sus componentes, porque la nutrición, tal como funciona en el organismo, es mucho más compleja que estas reacciones individuales estudiadas de manera aislada.
Una ilustración de nuestro enfoque reduccionista de la nutrición, debido al cual cosechamos una comprensión cada vez más compleja de las reacciones químicas de los alimentos y, sin embargo, no abordamos las epidemias de enfermedades relacionadas con la nutrición – enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, etc. – ni el gasto astronómicamente elevado en asistencia sanitaria
Al transicionar al (w)holismo seguiríamos mejorando nuestra comprensión de las partes, pero también empezaríamos a examinar el impacto complejo e interconectado de los múltiples nutrientes que actúan sobre múltiples consecuencias de la salud. Así es como realmente funciona la nutrición en el cuerpo: no consumimos nutrientes aislados, sino alimentos completos (compuestos de múltiples nutrientes) en una alimentación variada.
Un ejemplo del dominio del reduccionismo en la nutrición es la floreciente industria de los suplementos nutritivos; se prevé que su mercado alcance 216,300 millones de dólares en el 2026.[1] Esta industria se basa en el reduccionismo a cada paso del camino, desde cómo se desarrollan los suplementos hasta cómo se investigan sus beneficios y se informa sobre ellos.
La medicina reduccionista tiende a considerar las enfermedades como distintas, con causas muy específicas y tratamientos muy específicos (aplicados por especialistas muy calificados). En otras palabras, los enfoques del diagnóstico, la prevención y el tratamiento están muy compartimentados.
En el cáncer, por ejemplo, un investigador se dedica a probar toxinas cancerígenas. Otro, por separado, investiga las raíces genéticas de la progresión de la enfermedad. Un tercero, que tal vez trabaje en la industria farmacéutica, sostiene que si solo pudiéramos identificar los mecanismos altamente específicos de la enfermedad, podríamos desarrollar fármacos que interfirieran con esos mecanismos. Aunque podríamos aprender algo de este enfoque, cuando éste domina por completo puede llegar a ser muy restrictivo, sobre todo cuando la causa y el tratamiento de la enfermedad son más complejos, como en las enfermedades asociadas a una vida de nutrición deficiente.
La medicina reduccionista nos lleva a considerar la enfermedad y su prevención como dos cosas distintas. Prevenimos las cardiopatías con ejercicio, manejo del estrés y una “alimentación cardiosaludable”, pero una vez que la enfermedad se ha desarrollado, la idea de que podríamos revertirla con las mismas medidas no recibe tanta atención como los enfoques quirúrgicos y farmacéuticos (como por ejemplo, la cirugía de bypass). Para muchos, recetar un cambio dietético a un paciente con cardiopatía puede parecerle incluso irresponsable.
El cuerpo humano está repartido entre distintos especialistas médicos, cada uno con su propio enfoque reduccionista. Y aunque este enfoque es muy eficaz para tratar determinadas situaciones (fracturas óseas, ciertas infecciones, etc.), no se adapta tan bien a los efectos integradores de la nutrición. En una medicina dominada por el paradigma reduccionista, la nutrición (w)holística nunca desempeñará un papel importante. Por eso los médicos no están capacitados en nutrición ni existe un instituto designado a la nutrición en los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
Uno de los efectos secundarios de ver la salud en partes, es decir como en un marco reduccionista en lugar de como la suma de partes — es que podemos enfocar un elemento de la salud sin prestar la debida atención a otros elementos relacionados con la salud. En otras palabras, podemos obsesionarnos con el impacto de determinadas acciones sobre ciertos aspectos de la salud, pero sin prestar atención a su amplio alcance.. Según esta lógica reduccionista, un "fanático de la salud" podría enfocarse mucho en un régimen de pérdida de peso sin mejorar los demás componentes de su salud personal. Del mismo modo, podríamos enfocarnos únicamente en la salud personal, sin prestar atención a sus conexiones con la salud comunitaria y ecológica.
Un marco reduccionista es muy susceptible al desajuste y este desajuste se refleja en todos los niveles de nuestra búsqueda de la salud. Hay innumerables ejemplos, entre ellos:
Un marco reduccionista es muy susceptible al desajuste y este desajuste se refleja en todos los niveles de nuestra búsqueda de la salud. Hay innumerables ejemplos, entre ellos:
El sistema alimentario está plagado de estos desequilibrios. Adoptando una perspectiva más (w)holística podríamos empezar a apreciar las interconexiones entre los retos a los que nos enfrentamos. Infórmate sobre cómo ponemos en práctica el (w)holismo para crear sistemas de salud resilientes y regenerativos a través de la alimentación.
En su libro Whole (Integral), el Dr. T. Colin Campbell explica la ciencia que hay detrás de la evidencia de que una alimentación basada en plantas es la forma más sana de comer. Explora las formas en que nuestro paradigma científico actual ignora la fascinante complejidad del cuerpo humano, y por qué, a pesar de las abrumadoras pruebas de que todo lo que creemos saber sobre la nutrición es erróneo, nuestros hábitos alimentarios no han cambiado. Whole es un viaje revelador, que cambia paradigmas, a través del pensamiento de vanguardia sobre nutrición, un tour de force científico con poderosas implicaciones para nuestra salud y para nuestro mundo.