Hay mucho que podemos aprender de la sabiduría de la medicina tradicional china, que tiene al menos 6000 años de antigüedad. Según la medicina tradicional china, cada estación del año se relaciona con órganos específicos que son más activos y que, de hecho, pasan por un proceso de “limpieza”. A principios de febrero se considera el comienzo de la primavera y el hígado y la vesícula biliar son los órganos emparejados que se identifican con esta estación. Tienen una relación hermano-hermana. Si uno es débil, eso afectará al otro. Si ayudas a uno, el otro también será apoyado. Muchas personas tienen su vesícula biliar removida quirúrgicamente y eso, a su vez, añade más carga al hígado, especialmente con el metabolismo de las grasas y la digestión en general.
El hígado es conocido como el general al mando del cuerpo que tiene más de 500 funciones. Según la medicina tradicional china, es el órgano que gobierna la salud de una mujer más que cualquier otro. En pocas palabras, el hígado es el principal órgano de desintoxicación del cuerpo. Todo lo que comemos y bebemos es filtrado por el hígado, incluyendo medicamentos y fármacos. El hígado trabaja muy duro para mantenernos sanos, deshaciéndose de lo que no necesitamos. Nuestro equilibrio hormonal, los niveles de colesterol y el peso se rigen también por el hígado. El hígado incluso posee la notable capacidad de regenerarse. ¡Cuán asombroso es eso!
Cuando el hígado y la vesícula están desequilibrados, se describen como estancados o atascados. Eso significa que la energía no se mueve fluidamente a través de ellos. Algunos de los muchos síntomas físicos y emocionales de este desequilibrio incluyen: dolores de cabeza, bruxismo o rechinar de dientes, problemas oculares (especialmente el ojo derecho), sentirse caliente todo el tiempo, síndrome premenstrual, fibromas, inflamación de la próstata, irritabilidad, ira, impaciencia, dolor de cadera, problemas de la tiroides, decoloración de las uñas de los dedos de los pies (especialmente amarillo y en los dedos grandes), despertarse entre la una y las tres de la mañana y sentirse inquieto, una sensación general de estar atrapado en la vida de uno y más.
Si suena como que tu hígado necesita un poco de amor, no te desesperes, ya que hay mucho que puedes hacer para cuidar de él. Para ayudar al hígado y a la vesícula biliar hay un punto muy importante por entender. Cuando hablamos de alimentos, podemos discutir y analizar los nutrientes que se encuentran en ellos y además, podemos describir la calidad energética de los mismos. Por ejemplo, un alimento podría ser descrito como seco, como una galleta o duro como una papa frita. El efecto energético es de contracción o de recolección. El agua helada o cualquier cosa congelada también tienen un efecto de contracción en nuestros órganos. Por el contrario, los jugos de frutas, las frutas (tropicales, especialmente), la ensalada cruda y el aceite tienen un efecto de expansión.
El hígado, que está en el lado derecho del cuerpo y debajo de la caja torácica, se nutre de alimentos y líquidos que tienen una suave energía ascendente sobre ellos. La energía en el cuerpo se mueve hacia arriba desde el lado derecho, atraviesa y se mueve hacia abajo. Esto es como el colon ascendente, transverso y descendente. Es una manera muy diferente de mirar y pensar acerca de los alimentos, pero es bastante significativo cuando se trata de entender cómo apoyar nuestros órganos y la salud en general. Sí, las zanahorias tienen vitamina A y betacaroteno en ellas, pero también son una raíz con una parte superior verde. Esa raíz baja enérgicamente y las partes superiores verdes suben. Estas dos partes tienen efectos diferentes y beneficiosos en el cuerpo.
En primer lugar y ante todo, para ayudar al hígado y a la vesícula biliar, trata de dejar de comer de dos a tres horas antes de dormir. Comer tarde en la noche crea estancamiento en el hígado y evita que nuestro cuerpo se limpie y se repare por la noche. En segundo lugar, deja de comer cuando te sientas lleno en un 80 %. Comer en exceso crea más presión sobre el hígado y la vesícula biliar. Come al punto en el que te sientas satisfecho y puedas comer un poco más, pero te detienes. Estos son los dos hábitos de estilo de vida que ayudarán más.
Hay muchos alimentos que ayudarán a curar estos órganos. Los cereales de grano entero como el arroz integral, la cebada, el mijo, la quinua, la espelta, la avena kamut y las bayas de trigo son útiles. Si hay una sensibilidad al gluten, entonces, se sugiere evitar los granos de gluten como la cebada. El Hato mugi, también conocida como “lágrimas de Job” también es maravillosa para el hígado y está libre de gluten. Las galletas, el pan, los panecillos y los cereales, incluso si se hacen de cereal de grano entero no se aconsejan, ya que son horneados y secos. La pasta de arroz integral y los fideos de quinua son mejores porque son húmedos y no están horneados.
Trata de hacer énfasis en un montón de vegetales de hojas verdes como: kale, col rizada, col china, repollo napa, berros, hojas de mostaza, puerros, hojas de rábano blanco, hojas de la zanahoria, hojas de rábano, hojas de nabo, hojas de diente de león, lechugas y otros. Todos tienen una energía ascendente. Los germinados y los champiñones también son útiles. Además, las hierbas frescas son maravillosas para apoyar al hígado. Por último, comer de manera proporcional más vegetales que cereales de grano entero.
Está bien comer todos los frijoles, especialmente frijoles mungo. Una buena sopa de frijol mungo con cebolla, apio, zanahoria, champiñones, puerro con cilantro y limón servido como decoración tendrá a tu hígado cantando. Trata de incorporar el sabor agrio de tres a cuatro veces a la semana, ya que es el sabor que ayuda a liberar el estancamiento en el hígado y en la vesícula biliar. El sabor agrio puede provenir de: chucrut, manzana verde Granny Smith, limón, vinagre umeboshi (albaricoque japonés) de arroz integral, ciruela agria y cereza. Si no te gusta el sabor agrio, usualmente significa que lo necesitas. Un poco de limón exprimido en tus verduras hace maravillas. La fermentación de buena calidad realmente apoya el hígado.
Trata de cocinar un caldo de miso con una pequeña cantidad de vegetales de hojas verdes a fuego lento con hongos shiitake deshidratados. La sopa de cebada es un tónico clásico del hígado durante la primavera. Uno de mis remedios favoritos para el hígado en la primavera es un jugo fresco de zanahoria-remolacha-manzana verde y apenas unas gotas de jugo de limón. Esta es la época del año para minimizar los alimentos cocidos al horno (hornear) y hacer énfasis en escaldar, cocer al vapor, saltear rápidamente, hacer extractos de jugos, exprimir, consumir alimentos crudos y encurtidos. Un plato de vegetales ganador es remolachas peladas y en cubos, cocidas lentamente con un poco de agua y una pizca de sal. Añade unas gotas de vinagre umeboshi cuando estén suaves y unas gotas de limón cuando estén en la mesa.
En lo que respecta a la comida, piensa en alimentos livianos y frescos, no en alimentos pesados. Piensa verde. Nuestras emociones tienen un efecto muy significativo en el hígado. Para ayudar al hígado, practica la paciencia y el perdón. Ten compasión y trata de dejar ir el resentimiento. El hígado se hiere con sentimientos negativos y por aferrarse al pasado. Esfuérzate por liberarte de esas emociones; la ira nos mantiene atascados en todos los sentidos. Sal al aire libre, ve a un parque y descansa en el césped.
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