Si hubiera una píldora que tratara eficazmente la presión arterial alta, ayudara a superar la diabetes tipo 2, produjera mejoras sustanciales de forma consistente en enfermedades autoinmunes como el lupus, la artritis reumatoide y la psoriasis, y proporcionara un alivio eficaz para los ataques de asma y dolores de cabeza tipo migraña, sería vista como un medicamento maravilla del más alto nivel. Sin embargo, tales mejoras profundas en estas condiciones médicas, y muchas otras, se ven de manera rutinaria durante los ayunos con agua que duran más de unos pocos días.
Pertenezco al l personal clínico de Centro de Salud True North en Santa Rosa, California, una clínica de nutrición especializada en la reversión de enfermedades crónicas. La herramienta más poderosa que tenemos para mejorar nuestra salud es una alimentación basada en plantas sin procesar. Después de todo, prácticamente todas las enfermedades crónicas debilitantes que afligen a las personas en las sociedades occidentales son el resultado de la oleada de comidas de origen animal con alto contenido de grasa, procesadas en exceso, cargadas de azúcar y aceite, que las personas vierten en todos sus tejidos hora tras hora, día tras día, año tras año, como cortesía de la dieta americana estándar. Cuando una oleada de alimentos verdaderamente promotores de la salud, basados en plantas sin procesar recorre el cuerpo, día tras día, mes tras mes, año tras año, la mayoría de los procesos de las enfermedades se detienen y comienza una curación verdadera y profunda.
El verdadero poder curativo radica en los alimentos basados en plantas sin procesar, no en un ayuno de agua como tal. Dicho esto, un ayuno con agua es una forma muy poderosa para iniciar la curación y para hacer que estas enfermedades comunes que amenazan la vida mejoren rápida y drásticamente.
La experiencia de la mayoría de las personas les dice que pasar un día o dos sin alimentos sólidos produce hambre y malestar profundos. La idea de pasar dos o tres semanas o más sin comida los deja incrédulos, y ciertamente sin deseos de emprender tal prueba. Después de supervisar cientos de ayunos, muchos con dos a tres semanas de duración, y algunos hasta 30 o 40 días, puedo informar la feliz noticia de que la realidad no es nada como la temida imagen que la gente tiene sobre el ayuno. ¿Cómo puede ser?
Durante las primeras 24 a 48 horas después de comenzar un ayuno con agua, el cuerpo está quemando el azúcar circulante en la sangre y el azúcar almacenado en los músculos y en el hígado en forma de glucógeno.
Así que el ayuno metabólico “verdadero” no comienza hasta que uno metaboliza su azúcar en la sangre, en aproximadamente dos a tres días. En ese momento, el cuerpo comienza a quemar tejido graso para obtener combustible. Cuando esto ocurre, las moléculas llamadas cetonas entran en la circulación sanguínea. Estas cetonas tienen propiedades muy interesantes.
Para la persona que hace el ayuno, la principal propiedad que es bienvenida de las cetonas es que estas suprimen el hambre. Para el cuarto o quinto día de un ayuno con agua, generalmente desaparece el hambre y es reemplazado por una sensación de gran bienestar. ¿Por qué más, y no menos energía? Gran parte de la energía que el cuerpo usa todo el día se va en digerir nuestros alimentos, incluyendo las contracciones musculares del intestino, la energía química utilizada para sintetizar el ácido gástrico, la bilis y las enzimas digestivas, así como los miles de millones de células inmunes en el revestimiento intestinal que interrogan la naturaleza química de los alimentos que pasan en el tracto digestivo. Cuando ya no se necesita esta función en un ayuno, toda esa energía se libera y las personas, sorprendente pero predeciblemente, se sienten muy ligeras y enérgicas durante las primeras semanas en el ayuno.
Es bastante contradictorio. La imagen común de un ayuno largo con agua es la de una persona acostada en su cama, débil, hambrienta y gimiendo, tratando de no pensar en comida, cuando en realidad, la realidad es todo lo contrario.
La gente que está en un ayuno con agua en nuestro Centro de Salud de True North, frecuentemente me detiene en nuestro patio y dice: “¡Doctor, no me he sentido tan bien en años! ¡No he comido durante tres semanas, pero me siento maravilloso!” Es realmente sorprendente. Es durante este tiempo que observamos las lecturas de la presión arterial y el azúcar en la sangre se normalizan y la mayoría de los dolores, hinchazones, y otros signos de la inflamación disminuyen.
El ayuno con agua limpia el cuerpo a un nivel celular profundo. Todos, en nuestras células del cuerpo, tenemos moléculas remanentes de cada comida de restaurante, comida rápida y postre procesado que hayamos comido. Hay saborizantes, colorantes, conservantes, acondicionadores de masa, estabilizadores y miles de otros compuestos que hacen parte de la sopa química de la cocina moderna en todas las células de nuestro cuerpo. Estas sustancias se acumulan en nuestros tejidos con el tiempo, contribuyendo a las sensaciones de fatiga crónica y disfunción corporal. Un ayuno con agua tiene el efecto de “llevar tus células a través del lavadero de autos”, donde día tras día, nada más que agua pura lava rápidamente cada célula. Esto disminuye notablemente las concentraciones de las moléculas extrañas y disruptivas. No es de extrañar que las personas, predeciblemente, emerjan de un ayuno con agua sintiéndose ligeras y más limpias en el interior, porque realmente lo están.
Cualquier ayuno con agua que dure más de tres días debe hacerse en una instalación donde personal médico capacitado puede supervisar el proceso. Esta supervisión es necesaria para que el pulso, la presión arterial y otros parámetros clínicos puedan ser controlados diariamente y las pruebas de laboratorio se puedan realizar de forma regular. Hay un arte para supervisar un ayuno, y los profesionales de la salud con experiencia son esenciales para asegurarse de que todo va bien y que el ayuno se termine antes de que surjan problemas significativos.
La acción de todos los medicamentos, suplementos de hierbas, vitaminas, etc., se potencian en un ayuno con agua. Por esa razón, todos los medicamentos (excepto los de reemplazo de la hormona tiroidea) deben ser suspendidos antes del ayuno. (La dosis de medicación tiroidea se disminuye a la mitad durante el ayuno). Para las personas que están tomando medicamentos que no pueden suspender, (como la prednisona, los antidepresivos, etc.) el ayuno con agua está contraindicado. Estas personas no deben hacer un ayuno con agua, sino una limpieza con jugos.
Una limpieza con jugos, hecho con jugo de verduras recién exprimido, es un maravilloso programa de curación. Uno no experimenta la cetosis que ocurre durante un ayuno con agua, pero unos días o semanas tomando jugos saludables pueden ser una fuerza muy potente para la curación, especialmente si uno está acostumbrado a consumir una dieta basada en carne y productos altamente procesados. Pero, de nuevo, la clave para una salud duradera no es el ayuno, sino la calidad de la alimentación después del ayuno.
El ayuno con agua se rompe de manera suave, comenzando con jugos vegetales o trozos de fruta como la sandía, y se progresa a través de fases de aumento gradual del contenido de fibra, es decir, verduras crudas, verduras al vapor y alimentos eventualmente más densos como el arroz y los frijoles.
Uno de los mayores beneficios de un ayuno es que “vuelve a sintonizar” las papilas gustativas de la lengua a través de un proceso llamado neuroadaptación. Los alimentos naturales sin procesar comienzan a saber realmente deliciosos de nuevo. Esto abre el camino para que uno reorganice sus opciones alimenticias y deje que una oleada de alimentos verdaderamente saludables basados en plantas sin procesar recorra el cuerpo todos los días, creando así una salud duradera y brillante.
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