Aunque la noción de elegir no consumir alimentos durante periodos prolongados para mejorar la salud no ha sido algo considerado de manera generalizada en tiempos recientes, el ayuno tiene una larga e importante historia. De hecho, el ayuno jugó un papel grande y vital en la supervivencia de los primeros humanos. Afortunadamente, este conocimiento antiguo está haciendo un regreso drástico y está comenzando a transformar la forma en que los proveedores de atención médica moderna ven sus responsabilidades con los pacientes.
Los seres humanos tienen la capacidad de sobrevivir largos periodos de ayuno. Esto ciertamente se sabía en nuestros días de cazadores-recolectores, puesto que muchos seres humanos fueron forzados a vivir a través de periodos en los que había poca o no había ninguna comida disponible para ellos. Sin embargo, desde el advenimiento de la agricultura y el progreso tecnológico creciente, los seres humanos modernos han perdido en gran parte su percatación de esta capacidad potente e innata.
Por ejemplo, la edición de 1937 de The New Standard Encyclopedia declaró que para los seres humanos: “La muerte generalmente ocurre después de ocho días de privación del alimento”. Para 1956, esta desalentadora declaración se acercó algo más a la realidad. La edición de ese año de la American Peoples Encyclopedia afirmó que el tiempo de supervivencia en los hombres durante el ayuno de solo agua oscilaba entre 17 y 76 días.
En realidad, las “autoridades” que escribían en estas enciclopedias no tenían idea de lo que estaban hablando, pero sus conclusiones son consistentes con lo que la mayoría de la gente podría pensar. Sin embargo, si retrocedemos en el tiempo a escritos anteriores, vemos que las culturas más “primitivas” eran, a menudo, más conscientes del alcance de nuestra capacidad de ayuno. En la Biblia, por ejemplo, se dijo que Moisés, David, Jesús y Elías habían ayunado por hasta 40 días.
El ayuno puede ser considerado como un período de descanso profundo, durante el cual tu cuerpo es libre de emprender rápidamente una amplia variedad de actividades fisiológicas benéficas, algunas de las cuales se describen a continuación.
1. Neuroadaptación
El ayuno ayuda a que tus sensores del gusto se adapten a una baja ingesta de sal. Al permitir que tu cuerpo se “neuroadapte” a los alimentos bajos en sal, ayunar facilita rápidamente la adopción de una alimentación que promueva la salud. Este proceso de neuroadaptación parece ocurrir de forma más rápida durante el ayuno que simplemente al comer una alimentación baja en sal.
2. Recalibración enzimática
Durante el ayuno, tu cuerpo induce cambios enzimáticos que pueden afectar a numerosos sistemas, que van desde la desintoxicación de sustancias endógenas y exógenas hasta la movilización de reservas de grasa, glucógeno y proteínas. Estos cambios parecen persistir después del proceso de ayuno, lo que puede explicar algunos de los cambios clínicos drásticos observados en los pacientes después del ayuno.
3. Pérdida de peso
Aunque el ayuno generalmente no se recomienda como una estrategia primaria de pérdida de peso, la pérdida de peso es una consecuencia previsible del ayuno. La mayoría de la gente presenta una pérdida promedio de aproximadamente una libra por día durante el curso de un ayuno. (Cuando la pérdida de peso es tu principal preocupación, una alimentación que promueva la salud junto con ejercicio suele ser tu mejor estrategia).
4. Desintoxicación
El ayuno suele considerarse como una herramienta para facilitar la desintoxicación, promoviendo la movilización y eliminación de sustancias endógenas como el colesterol y el ácido úrico y sustancias exógenas como la dioxina, los bifenilos policlorados y otros residuos químicos tóxicos.
5. Resistencia a la insulina
El ayuno parece tener un efecto profundo sobre la resistencia a la insulina, que se cree está íntimamente relacionada con la diabetes y la presión arterial alta. Cuando tu cuerpo produce insulina en cantidades adecuadas, pero es ineficiente debido a la resistencia de las células en el hígado y en otros lugares, los niveles de azúcar en la sangre aumentan. Esto puede conducir a graves consecuencias clínicas. Afortunadamente, después de un período de ayuno, este problema, a menudo, mejora de forma drástica.
6. Natriuresis
El ayuno de solo agua induce un potente efecto natriurético, que permite que el cuerpo elimine el exceso de sodio y agua. Este proceso permite la resolución de problemas crónicos con edema y ayuda a reducir el aumento del volumen sanguíneo asociado con la presión arterial alta.
7. Reducción del intestino permeable
Cuando la inflamación crónica involucra a la mucosa intestinal, surge una condición en la cual pequeñas partículas de alimentos digeridos de forma incompleta pueden ser absorbidos en el torrente sanguíneo. Esta introducción de moléculas peptídicas extrañas al torrente sanguíneo puede estimular una cascada inmunológica de efectos conocidos colectivamente como intestino permeable. En individuos genéticamente vulnerables, el intestino permeable puede estar asociado con el agravamiento de numerosas entidades clínicas, incluyendo artritis, colitis, asma, alergias y fatiga.
8. Simpaticotonía
Se cree que la hipersimpaticotonía (tono aumentado del sistema nervioso simpático) está asociada con muchos problemas que van desde molestias digestivas hasta trastornos de ansiedad. El ayuno parece tener un profundo efecto normalizador en el tono general del sistema nervioso autónomo.
En total hay muchos mecanismos a través de los cuales el ayuno puede estar produciendo su efecto profundo. Las investigaciones adicionales sobre estas y otras áreas deben resultar esclarecedoras.
A la luz de la clara incomprensión del ayuno por la profesión médica, la inesperada y exitosa experiencia de ayuno de Henry Tanner, M.D., es verdaderamente notable. En 1877, el Dr. Tanner era un respetado médico de mediana edad que vivía en Duluth, Minnesota. Había sufrido durante años de reumatismo y había consultado con siete médicos colegas, todos quienes consideraron que su caso “no tenía esperanza”. También sufría de asma, lo que alteraba crónicamente su sueño. Pasaba sus horas de vigilia en constante dolor.
A Tanner se le había enseñado en la facultad de medicina que los seres humanos sólo podían vivir diez días sin comer y en este conocimiento encontraba consuelo. No creyendo en el suicidio, determinó que simplemente moriría de hambre. Como dijo después: “La vida para mí bajo esas circunstancias no valía la pena… y había decidido descansar del sufrimiento físico en los brazos de la muerte”. Pero el destino tuvo una agradable sorpresa para el Dr. Tanner. Involuntariamente, al invocar una constelación de respuestas promotoras de la salud asociadas con el ayuno de solo agua, se recuperó rápidamente.
En el quinto día de su ayuno, pudo empezar a dormir más pacíficamente. Al undécimo día, él reportó sentirse “tan bien como en mis días de juventud”. Esperando por completo que a este punto estuviera cerca de la muerte le pidió a un médico, el doctor Moyer, que lo examinara. No es sorprendente que el doctor Moyer estuviera asombrado.
Según el recuerdo de Tanner, Moyer le dijo: “Deberías estar en la puerta de la muerte, pero ciertamente te ves mejor de lo que te he visto antes”. Henry Tanner continuó ayunando, bajo la supervisión del Dr. Moyer, por 31 días más, un total de 42 días en total.
Cuando sus colegas médicos escucharon su historia —que fue explotada con fines sensacionalistas en la prensa— respondieron con incredulidad e intensa crítica. Aunque ampliamente reprendida como un fraude, Tanner al menos se rio de último. Después de su ayuno, Tanner no tuvo síntomas de asma, reumatismo o dolor crónico y vivió una vida completa hasta que murió a la edad de noventa años.
Muchos ayunos de más de 100 días han sido documentados en literatura científica reciente, el más largo de los cuales fue de 368 días. En el Centro de Salud TrueNorth en California, con frecuencia supervisamos ayunos de hasta 40 días y en ciertas circunstancias, incluso más.
En nuestra experiencia, el ayuno nunca ha sido letal y es a menudo notablemente útil. Durante nuestros 20 años de supervisar el cuidado de más de 5000 pacientes, el ayuno ha demostrado ser seguro y eficaz. Ha proporcionado a muchos pacientes un nuevo contrato de vida.
Durante la mayor parte del siglo XX, que fue testigo de un período de notable innovación médica en técnicas quirúrgicas, terapias de radiación y nuevos medicamentos “milagrosos”, los mecanismos de autocuración que se desencadenan durante el ayuno de solo agua, en gran medida, no fueron apreciados. Sin embargo, a medida que el siglo llegaba a su fin, algo extraordinario comenzó a ocurrir. Después de décadas de asombro colectivo por la medicina moderna y sus proveedores, una fuerte corriente de desilusión comenzó a aparecer. Llegaron los comienzos de una revolución filosófica que llevaría a la ciencia de la salud hacia una nueva dirección prometedora.
Esta nueva dirección se centra en la comprensión de que la salud y la curación están mejor apoyadas cuando las raíces biológicas de nuestra naturaleza son comprendidas y respetadas. Este nuevo enfoque filosófico se basa en la conciencia de que la salud y la curación son procesos naturales. Como resultado, el foco de atención se ha desplazado cada vez más del énfasis médico tradicional en las drogas y la cirugía hacia una exploración de las circunstancias y requisitos necesarios para desencadenar y mejorar estos procesos naturales.
Afortunadamente, a diferencia de los problemas de salud del pasado —incluyendo fenómenos como las enfermedades transmitidas por el agua, las deficiencias nutricionales y las epidemias de tuberculosis y neumonía, que en un tiempo fueron rompecabezas confusos— nuestras epidemias actuales de obesidad, enfermedades cardíacas, presión arterial alta, diabetes y cáncer no son tan misteriosas. Cada vez es más claro que la mayoría de los problemas de salud actuales son el resultado de los excesos alimentarios modernos.
En pocas palabras, la mayoría de nuestros problemas de salud son el resultado de comer de las cosas equivocadas en exceso. Ingerimos demasiada grasa y proteínas (especialmente grasas animales y proteínas animales); azúcar refinada y otros carbohidratos refinados en exceso y demasiadas drogas, incluyendo el tabaco, el café, el té, el alcohol y la soda. No es sorprendente que casi el 50 % de los adolescentes estadounidenses tengan sobrepeso cuando tienes en cuenta que el adolescente promedio consume el 25 % de sus calorías de la gaseosa.
Frente a las actuales epidemias nunca antes vistas de enfermedades causadas por el exceso de alimentos, es comprensible que el antiguo método de curación del ayuno de solo agua esté empezando a tener sentido intuitivo para muchas personas. Estar sin comida por un período proporciona la oportunidad máxima para la reversión de las consecuencias del exceso de alimentos —una oportunidad para dejar que un cuerpo sobrealimentado y sobrecargado tome medidas para restaurar la salud—.
Ten la seguridad de que el atractivo del ayuno no se basa únicamente en la mera intuición. Con la reciente publicación del primer estudio realizado a gran escala sobre el uso del ayuno de solo agua en enfermedades potencialmente mortales, lo que antes se consideraba intuitivo se ha hecho científicamente evidente. El ayuno de solo agua ofrece un potencial extraordinario para la salud y la curación, y para algunas condiciones parece ser el tratamiento más efectivo disponible.
La presión arterial alta (también conocida como hipertensión) es la principal causa de morbilidad y mortalidad en las sociedades industrializadas, y es la razón principal para las visitas a los médicos y para el uso de medicamentos recetados. Se diagnostica cuando las presiones de un paciente exceden 140/90 mm Hg. Los costos humanos y financieros de esta condición son impactantes.
En 1984, los médicos del Centro de Salud TrueNorth comenzaron a investigar el uso del ayuno en el tratamiento de esta condición devastadora. Nuestro estudio incluyó a 174 pacientes con presión arterial alta, los cuales fueron admitidos en el Centro para el tratamiento de ayuno solo con agua.
Los resultados del estudio fueron sorprendentes. Cada paciente experimentó reducciones de la presión arterial suficientes para eliminar la necesidad de medicación, y más del noventa por ciento de los pacientes alcanzaron una presión arterial completamente normal. Se observó una reducción impresionante de más de 60 puntos en la presión arterial sistólica (superior) en aquellos pacientes con presiones muy elevadas (conocidas como hipertensión en etapa 3), donde las presiones sistólicas son mayores de 180 mm Hg. Estos resultados representan el tamaño más grande del efecto jamás demostrado en la reducción de la presión arterial, y se estima que es cinco veces el efecto esperado de tratamiento con solo medicamentos.
Con la ayuda de nuestros colegas de la Universidad de Cornell, nuestro estudio, Medically Supervised Water- only Fasting in the Treatment of Hypertension (en español: Ayuno de solo agua médicamente supervisado en el tratamiento de la hipertensión) fue completado y aceptado para publicación por el Journal of Manipulative and Physiological Therapeutics, revisado por expertos e indexado. Apareció en la edición de junio de 2001.
Un segundo estudio, también realizado en el Centro, fue recientemente aceptado para su publicación en el Journal of Alternative and Complementary Medicine. En esta investigación evaluamos el efecto del ayuno de solo agua en 64 pacientes ingresados con la denominada presión arterial alta “limítrofe”. Estos son individuos que tienen presiones arteriales sistólicas entre 120 y 140 mm Hg.
A los pacientes con presión sanguínea en este rango a menudo se les hace creer que sus presiones sanguíneas son “normales”. Por ejemplo, un paciente con una presión arterial sistólica de 138/88 sería considerado “normal” por los estándares médicos convencionales, a pesar de que es cinco veces más propenso a morir de un ataque al corazón o un derrame cerebral que un individuo que tiene una presión arterial sistólica de 110 mm Hg. Sesenta y ocho por ciento de todas las muertes atribuidas a los efectos de la presión arterial alta se producen en individuos cuya presión arterial sistólica está en este rango.
Los pacientes en nuestro segundo estudio tuvieron una reducción media de la presión arterial sistólica de 20 mm Hg. El paciente promedio en el estudio, que comenzaba con una presión arterial sistólica de casi 130 mm Hg, terminó su estancia con presión arterial sistólica de apenas por debajo de 109 mm Hg. Esto representa una mejora sustancial en la salud. Como se acaba de señalar, ahora él es cinco veces menos propenso a morir de un ataque cardíaco o un derrame cerebral de lo que era antes.
Como resultado de la publicación de estos estudios, el programa de ayuno en el Centro de Salud TrueNorth atrajo la atención del Sindicato Internacional de Ingenieros Operadores (IUOE, siglas en inglés), un gran sindicato nacional. En marzo de 2001, el programa residencial del Centro sobre educación en salud, incluida la supervisión del ayuno de solo agua, se convirtieron en un beneficio médico totalmente cubierto para todos los afiliados y cónyuges que tienen presión arterial alta o diabetes.
Junto con esta asociación con el Sindicato Internacional de Ingenieros Operadores, los médicos del Centro están llevando a cabo un tercer estudio de ayuno. Se trata de un estudio prospectivo con seguimiento a largo plazo para evaluar el uso del ayuno en el tratamiento de la presión arterial alta y la diabetes. No solo evaluamos los resultados clínicos de los pacientes (mejora de la salud y reducción de la morbilidad), sino también el efecto en los costos a largo plazo de la atención de los pacientes sometidos a ayuno en comparación con los que eligen la atención médica convencional.
Los resultados iniciales son sobresalientes. Basándose en los datos del primer grupo de sujetos con un año de seguimiento, la reducción del costo promedio para los pacientes con ayuno en comparación con los pacientes que reciben atención médica convencional parece ser sustancial. Una vez que un número suficientemente grande de pacientes haya completado el programa y se hayan calculado los resultados a largo plazo, esperamos publicar artículos adicionales que documenten lo que parece ser un enfoque tremendamente rentable para manejar estos pacientes con presión arterial alta y diabetes con altos riesgos y alto costo médico.
Con optimismo, estos resultados de los estudios del Centro de Salud TrueNorth serán una fuerza contribuyente en una revolución tanto filosófica como práctica en el cuidado de la salud. Con evidencia clara y convincente para guiarlos, y ahorros sustanciales de costos para motivarlos, otros sindicatos y compañías de seguros pueden decidir alentar y apoyar el uso del ayuno para aquellos a quienes sirven. Al hacerlo, podrían poner a disposición de los millones de pacientes enfermos y que sufren el redescubrimiento más profundo de nuestro tiempo: la comprensión de que el ayuno permite al cuerpo curarse sin el riesgo y el exceso de costos asociados con la atención médica convencional y el uso de drogas.
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