Volvamos a 1999, cuando mi vida se conmocionó totalmente. Tenía tantas enfermedades crónicas, que tomaría una semana enumerarlas. Mis doctores suspendieron todos mis medicamentos, y me alejé de la carne, aunque aún no sabía sobre la alimentación basada en plantas sin procesar. Me sometí a esa gran cirugía que supuestamente resolvería todos mis problemas… y así fue durante doce años. Después de eso, me volví arrogante; pensaba que podía hacer lo que quisiera sin considerar las consecuencias. ¿Alguna vez has escuchado que “después de los 45 años, todo va cuesta abajo”? Lo he vivido.

Decidí ir a hacerme un examen médico de seguimiento. Para mi sorpresa, la diabetes había regresado. Y con los años, algunas otras enfermedades decidieron presentarse también. Tras doce años sin usar medicamentos, volví a tomar algunos. El doctor, por su parte, se limitaba a decirme que “así son las cosas”.

Me encanta cocinar y estaba haciendo trabajos de catering cuando mi hija me animó a ir a la escuela culinaria. Fui muy buena estudiante y siempre tuve altos honores. La mayoría de las clases no eran sobre cocina saludable, sino que se centraban en la cocina inspirada en la gastronomía francesa y usaban mucha carne. Se ofrecía un semestre de nutrición, pero no era suficiente. Trabajé a tiempo completo y fui a la escuela a tiempo completo también. Después de graduarme, quería hacer algo diferente con la comida. Me asocié con algunas organizaciones sin fines de lucro que trabajaban para ayudar a comunidades con pocos recursos y abordar el apartheid alimentario. Pensé que estaba haciendo una diferencia, pero me estaban utilizando por mis talentos.

No me gustó lo que vi, así que me separé y creé la entidad Chef in the Hood Inc.: Healthy Eating at Its Best. Hice demostraciones culinarias en el mercado de agricultores local usando lo que los vendedores tenían disponible. Me convertí en la chef vegana encubierta porque era buena convirtiendo a los comensales exigentes en amantes de las verduras. También dirigí clases extracurriculares y me encantaba lograr que los estudiantes disfrutaran de ensaladas sustanciosas. La escuela incluso tenía un pequeño huerto. Ese trabajo nunca debió ser de una sola mujer, pero perseveré. Mi objetivo era ayudar a las personas de color a vivir de forma más saludable en comunidades desatendidas y más allá. Fue como sacar muelas.

Entonces, estudié varios aspectos de la alimentación, incluida educación sobre la diabetes, y amplié mi conocimiento sobre la nutrición y la cocina basada en plantas.

Había un problema: yo. Si iba a predicar, tenía que ser con el ejemplo. Pero no me había aplicado las lecciones del todo.

Avancemos a tiempos más recientes. Tuve que preguntarme: ¿Estoy cansada de estar enferma y cansada? Sí, lo estoy. Pero no sabía por dónde empezar, y sin orientación, era difícil mantenerse en el buen camino. Varios doctores me dijeron que no siguiera una alimentación basada en plantas sin procesar porque “necesitas carne en tu vida”. No había visto ningún doctor holístico que se pareciera a mí. Encontrar uno fue difícil, y no aceptaban seguros. Fui a una escuela de salud natural, pero el currículo no estaba diseñado para personas como yo. Era difícil completar las tareas cuando no podía relacionarme con los materiales o ejemplos. Terminé de todos modos y decidí crear una agenda que se ajustara a las necesidades de las personas desatendidas y las comunidades de color.

Nuevamente, me pregunté: ¿cómo puedes enseñar el estilo de vida sin vivirlo? Así que volví a lo que funcionaba, educar mediante la demostración. En el pasado, había dado grandes resultados para mi salud.

Todavía necesitaba ayuda y me sentía perdida. Tenía que ser cautelosa con lo que encontraba, dados los mensajes contradictorios en los documentales sobre alimentos y de otros que promueven la carne como fuente de proteína. Vi muchos anuncios sobre adoptar un estilo de vida basado en plantas, pero la mayoría parecían estar impulsados por el lucro o no respaldaban lo que afirmaban con evidencia científica. ¿A quién creerle?

No me emocionaba la idea de profundizar debido a la confusión sobre las dietas veganas y vegetarianas. Seguía tratando de mantenerme comprometida con el camino basado en plantas, pero no tenía un “cómplice” para comer vegetales. Como diría mi amiga, “estás comiendo comida de conejo sola”. Mi familia no quiso unirse a mí en este camino, pero me apoyaron siempre y cuando no los involucrara.

Había tantos mensajes sobre ser vegano y más allá, que me sentí abrumada. Entonces vi varios correos electrónicos con material del doctor T. Colin Campbell sobre el camino de llevar una alimentación basada en plantas. Leí El estudio de China. Me pareció algo complicado, pero comencé a ver documentales con apariciones de Campbell, quien captó mi atención. Lo hizo simple de entender, y vi todos los documentales en los que aparecía. Vi un anuncio del programa de Certificado de Nutrición Basada en Plantas del Centro de Estudios en Nutrición (CNS), y aunque no pude pagarlo, encontré la beca y puse mi corazón en ello, motivada por mi objetivo de vivir una vida más saludable.

Completé la clase y ahora tengo una nueva perspectiva de vida como consumidora de alimentos basados en plantas exclusivamente. Aún encuentro obstáculos en el camino, pero no me detengo. Esta aventura ha cambiado cómo veo la comida y mi relación con ella. Estoy sumamente agradecida de que el doctor Colin Campbell se destacara en mi bandeja de entrada de correos electrónicos.

¿Quién se hubiera imaginado que los garbanzos me iban a encantar tanto? Estoy probando vegetales a los que les temía, y ni hablemos de los cereales. Es asombroso. Ahora tengo energía para ir a la piscina. El dolor en mi cuerpo no es tan intenso como antes, y mis niveles de azúcar en la sangre se ven bien. He adelgazado diez libras. Estoy aprendiendo a entablar una relación más saludable con la comida, aunque a veces sea difícil. Mi estado mental ha mejorado y me siento más ligera.

Agradezco el apoyo de la comunidad del CNS Kitchen y de toda la comunidad que comparte este estilo de vida. Sé que no estoy sola, hay personas a las que puedo acudir para pedir ayuda.

Mi objetivo ahora es aplicar este nuevo conocimiento por medio de demostraciones culinarias y la organización sin fines de lucro de mi hija, Food United. La clave está en cambiar la forma de comer.