Si bien solo hay diez cosechas de OGM (organismos genéticamente modificados) disponibles en los Estados Unidos —maíz, soya, algodón, canola, alfalfa, remolachas azucareras, papaya, calabaza, papas y manzanas—, contribuyen enormemente al suministro total de alimentos. Esto es más evidente en la industria de comidas procesadas, en la que hasta tres cuartos de todas las comidas contienen ingredientes genéticamente modificados.
Sin embargo, a pesar del uso generalizado de los OGM, los esfuerzos legislativos para exigir su etiquetado uniforme han enfrentado una oposición enorme. Quizás el mejor ejemplo de esa oposición sean los 45 millones de dólares aportados por gigantes de la comida y la agroindustria como Monsanto, PepsiCo y Kraft para derrotar la Proposición 37 de California en 2012, que habría exigido el etiquetado de OGM en todo el estado.
Busca alimentos verificados como libres de OGM. Los dos programas de verificación más comunes son el Non-GMO Project (Proyecto No-OGM, en español) y GMO Guard (Guardia OGM, en español).
Desde entonces, solo un par de estados han aprobado con éxito las leyes de etiquetado. A nivel federal, un proyecto de ley bipartidista presentado por los senadores Pat Roberts y Debbie Stabenow en 2016 otorgó al USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) hasta 2020 para implementar una etiqueta uniforme para las comidas genéticamente modificadas. Sin embargo, ese proyecto de ley está lejos de ser perfecto. Muchos críticos han protestado que permite demasiados vacíos legales, y especialmente que los procesadores de comidas podrán mostrar un código QR en lugar de una etiqueta clara y escrita.
Pero, a pesar de que el cambio en esta área ha sido lento y frustrante, hay muchas maneras en que puedes elegir evitar las comidas genéticamente modificadas. Estos son algunos consejos para ayudarte a recuperar el control y navegar por la tienda según tus propios términos.
A estas alturas, es posible que hayas escuchado argumentos interesantes de ambos lados del debate sobre los OGM. Pero no importa qué lado apoyes, al final la decisión que debes tomar es tuya. Y hasta que el entorno regulatorio sea lo suficientemente fuerte como para garantizar la transparencia y un mayor acceso a la información, tú debes empoderarte. Afortunadamente, hay muchos lugares para comenzar. Con estos consejos, pronto deberías estar en el camino hacia una experiencia de compra más segura, fácil e informada.
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