Sobre la evidencia que favorece el consumo de una alimentación basada en plantas para una buena salud, ¿a dónde vamos desde aquí?
Muchos dirían que todavía no tenemos suficientes pruebas. Yo no soy uno de esos. Creo que la evidencia es abrumadora y que es principalmente una cuestión de articulación. Sin embargo, tengo una pregunta. ¿Por qué yo y algunos otros investigadores y clínicos que trabajan en este campo tenemos tanto entusiasmo por esta evidencia mientras que mucha gente en el público sigue permaneciendo escéptica? Mi confianza en esta evidencia proviene principalmente de mi investigación, mi docencia y mi participación en el desarrollo de políticas, mientras trabajo con algunos estudiantes y colegas muy brillantes. Sigo buscando formas efectivas de compartir esta evidencia que sacudirá este escepticismo público y promoverá una alimentación sana basada en plantas.
Mi experiencia en investigación ha oscilado desde la coordinación de un programa nacional de nutrición para niños desnutridos y hambrientos en Filipinas, una serie de 19 años de estudios básicos de laboratorio financiados por los Institutos Nacionales de Salud y la dirección de un estudio nacional sobre la alimentación, estilo de vida y mortalidad por enfermedades en China. A través de mi experiencia en el desarrollo de políticas, ha habido numerosas oportunidades para participar como organizador, autor y revisor de varios informes nacionales e internacionales sobre alimentación y salud ¡y qué educación ha sido! Estas experiencias han sido muy gratificantes.
Aunque muchas lecciones específicas vienen a la mente de estas experiencias, algunas observaciones generales parecen mucho más importantes. En primer lugar, los eventos biológicos subyacentes de la salud y la enfermedad son muy complejos, aunque esta complejidad puede ahora reducirse a algunos mensajes muy simples y prácticos. Por ejemplo, elegir un estilo de vida activo, basado en plantas y evitar comportamientos destructivos como el consumo de tabaco y el consumo excesivo de alcohol contribuirán, en gran medida, a mejorar la salud y evitar enfermedades. En segundo lugar, ahora tenemos suficiente información proveniente de la investigación —tanto contemporánea como histórica— para hacer políticas fiables y útiles, tales como establecer Consumos Diarios Recomendados apropiados y proporcionar directrices alimentarias que promuevan la salud en todo el mundo. Y, en tercer lugar, la información más familiar para mí que promueve los beneficios para la salud de un estilo de alimentación basado en plantas es respaldada por una amplia variedad de pruebas de muchos tipos diferentes de estudios, tanto recientes como en el pasado lejano.
A pesar de que esta información es tan impresionante en sus implicaciones de salud y es tan convincente, a menudo me pregunto (al igual que mis colegas) por qué es que tantas personas están tan confundidas acerca de la salud y los mensajes nutricionales con tanta frecuencia. Y, para aquellas que parecen entender y creer en los beneficios de un estilo de vida saludable, activo, basado en plantas, ¿por qué es tan difícil para ellas modificar su comportamiento para su beneficio?
Dos razones parecen sobresalir. Una de ellas es que la información simplemente no se explica de manera adecuada, por lo que no se entiende en su totalidad. La otra es que la información, por muy buena que sea, es muy impersonal. Si aceptamos este punto de vista, ¿qué se debe hacer?
¿Por qué no hacer posible que las personas almacenen su información médica personal PROPIA, sus PROPIOS números, y luego hacer posible que ellos entiendan lo que estos números podrían decirles con respecto a su salud futura? Entonces, si sus números están marcando la dirección equivocada, ¿por qué no proveer a estos mismos individuos de información de alta calidad, basada en ciencia, que puedan usar para poner las cosas en orden?
Un sistema altamente personalizado de seguimiento y gestión de estos números debería permitir a las personas tomar más control de su propia salud. Cuando los números de una persona se dirigen en la dirección equivocada, si hay acceso fácilmente disponible a alguna información de salud de alta calidad, entonces es posible usar esta información para promover cambios saludables. Si pudiéramos evaluar cuantitativamente el riesgo de enfermedad de una persona, cada una podría experimentar consigo misma a través del tiempo para ver qué conductas o acciones reducen más eficazmente su propio riesgo personal de enfermedad. Este es un concepto importante. Una tecnología que nos permita probar la efectividad de los comportamientos que promueven la salud o tratamientos médicos mejorará la credibilidad de la promoción de la salud como parte de una receta global para una mejor salud.
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