Recientemente, las noticias de la ciencia y la salud han estado llenas de interesantes resultados que demuestran que las bacterias en el intestino pueden influir en el tipo de cuerpo, específicamente la obesidad. (http://www.sciencenews.org/view/generic/id/352966/description/A_gut_infection_can_keep_mice_lean). Las bacterias presentes en el intestino varían entre las personas delgadas y obesas. Además, en el ratón, las bacterias trasplantadas de una persona obesa realmente causan más obesidad que las bacterias trasplantadas de una persona delgada. Estamos descubriendo que estas pequeñas bacterias en nuestro intestino influyen en la salud y en la enfermedad en formas importantes.
Para obtener más información sobre esto, los investigadores pusieron ratones colonizados con bacterias de personas delgadas y ratones colonizados con bacterias de personas obesas en la misma jaula. Los ratones comen caca, por lo tanto “auto-trasplantan” las bacterias de su compañero ratón en su propio intestino. ¿Qué pasó cuando las bacterias que promovían la obesidad encontraron las bacterias que promovían la delgadez? Las bacterias “delgadas” ganaron (dependiendo de las condiciones de la alimentación). Las bacterias de los ratones colonizadas con bacterias “delgadas” cambiaron el perfil bacteriano de su compañero ratón y este ratón, aunque empezó con las bacterias “obesas”, ganó menos peso (dependiendo de la alimentación consumida). Algunos de los titulares de noticias recientes han descrito estos hallazgos de que los trasplantes bacterianos pueden controlar la obesidad y se detuvieron ahí. Al igual que muchas otras noticias, nos quedamos con la impresión de que tal vez estamos a la vuelta de la esquina de controlar la obesidad con una píldora o procedimiento (en este caso una pastilla de colonias bacterianas o procedimiento de algo que es equivalente a un trasplante de caca).
Pero esta idea realmente se olvida de un punto crucial, en mi opinión. A los ratones se les suministró una alimentación baja en grasa saturada y más rica en componentes vegetales o una dieta con más grasa saturada y menos componentes vegetales. Estos tipos de alimentación representaban una alimentación humana “sana” y una dieta humana “poco saludable”. ¿Y adivina qué? Los únicos animales que mostraron un beneficio del trasplante bacteriano fueron los animales a los que se les suministró una alimentación humana sana, con baja grasa saturada y más componentes vegetales saludables. Los animales que recibieron una dieta con alto contenido de grasas saturadas y bajo contenido de plantas tuvieron un aumento de peso completo a pesar de comer las bacterias “delgadas”. ¿El as bajo la manga? La alimentación. Los investigadores de este grupo habían publicado resultados anteriores que demostraban que la composición bacteriana del intestino puede cambiar significativamente en un solo día de comer una dieta poco saludable, alta en grasas y en azúcar.
Esta investigación es tremendamente apasionante. Parece que el mundo de las bacterias en nuestro intestino tiene ramificaciones muy importantes para nuestra salud. No tengo dudas de que este tipo de investigación dará nuevos entendimientos significativos, nuevos enfoques y nuevos tratamientos para nuestras enfermedades más comunes. Aunque tenemos mucho que aprender, también sospecho que este mundo de interacción humano-bacteria resultará ser otro mundo de mecanismos por medio de los cuales demostramos que la alimentación es probablemente la mayor maestra de nuestra salud y que la nutrición óptima proviene de una alimentación basada en plantas (como se muestra en esta investigación).
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