Temas » Lidiar con consumidores quisquillosos
Centro de Estudios en Nutrición del Dr. T. Colin Campbell

Hecho de la vida: Los niños pueden ser quisquillosos. ¡Pero esto no debe disuadirte de hacer cambios saludables en la alimentación de tu familia! Aquí hay algunos consejos para lidiar con tus comensales quisquillosos:

  1. Involucra a tus hijos: Esto es lo más importante y efectivo que puedes hacer. Cuando los involucras en el proceso, eso les da un poco de control (que a los niños les encanta), ¡y también hace que las cosas sean divertidas! En la tienda de mercado, deja que tus hijos escojan frutas y verduras. Hagan juntos una lluvia de ideas (pasta, tacos, panqueques, etc.). Y, si es posible, dales también una labor en el proceso de cocción. Cuantos más los niños estén involucrados, más dedicados estarán en la comida, ¡y será más probable que la coman!
  2. Haz cambios con el tiempo: Si tienes niños más pequeños, podrás hacer grandes cambios con relativa rapidez. Con los niños mayores, sin embargo, probablemente es mejor cambiar las cosas con el tiempo. Sé paciente —tus hijos pueden resistirse al principio—. Pero si cambias lentamente las cosas con el tiempo, puedes facilitarles el proceso. Cambia las pastas blancas por panes y pastas de trigo de grano entero, haz una cena sin carne por semana (luego dos, tres, etc.), añade una nueva verdura o fruta a la vez. Esto les dará a tus hijos la oportunidad de tener un periodo de transición y ajustarse más fácilmente.
  3. Dales una opción: Como mencionamos anteriormente, a los niños les gusta tener el control. Así que, antes del almuerzo, dales opciones para que hagan una elección. No tienes que exagerar —solo dos o tres opciones funcionarán—. Y haz que sean dos o tres cosas que realmente quieres que coman. ¿Un emparedado de mantequilla de maní y de mermelada o uno de humus? Solo poder elegir lo que comen les da una sensación de poder.
  4. Empareja lo nuevo con lo viejo. Cuando incorpores nuevos alimentos, elabora la comida alrededor de cosas que a tus hijos ya les gusten. Si les gusta el humus, pon un poco de pepino cortado en finas rodajas en su siguiente emparedado de humus. Si les gusta la sopa de tomate, mézclala con algunos vegetales verdes. O, si les gusta la salsa, échale algunos frijoles negros. Comprendes la idea. Pero, con el tiempo, se familiarizarán con los nuevos alimentos y estarán más abiertos a comerlos.
  5. Menos puede ser más. Está bien si a tus hijos solo les gustan algunos alimentos saludables. Los adultos suelen disfrutar de una amplia variedad de alimentos diferentes, pero los niños tienden a ser más selectivos con lo que van a comer. No te obsesiones por asegurarte de que tus hijos estén comiendo una amplia gama de alimentos, ¡encuentra algunos alimentos saludables que les gusten y sigue adelante con estos! (Puede ser monótono para ti alistar los palitos de zanahoria a la hora del refrigerio todos los días y cocinar brócoli todas las noches, ¿pero a quién le importa? ¡Tu hijo está comiendo zanahorias y brócoli todos los días!) Aun así, incorpora nuevos alimentos de vez en cuando, pero no te preocupes demasiado si tus hijos están comiendo grandes cantidades de los mismos alimentos —siempre y cuando sean saludables y promotores de la salud— (frutas, vegetales, cereales de grano entero, frijoles/legumbres). Es mejor que tu hijo coma una variedad más pequeña de opciones saludables que aumentar la variedad al incluir opciones poco saludables.

Consejo adicional: ¡Esta es una actividad divertida para que tus hijos prueben nuevos alimentos! Haz una “comida en molde para muffins”: Encuentra un molde para muffins y coloca un alimento diferente en cada espacio individual de los muffins. Anima a tu hijo a probar por lo menos un bocado de cada espacio. (Usa palabras positivas en lugar de negativas. Por ejemplo, dile: “Después de probarlo, puedes comer un poco más o esperar hasta otro momento” en lugar de: “Por lo menos pruébalo antes de decidir que no te gusta”). Puedes poner adhesivos en la parte inferior de cada espacio para hacer las cosas más divertidas. Y, si lo deseas, puedes convertir la actividad en un juego divertido, con premios (no relacionados con la alimentación) ¡por probar alimentos nuevos!

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