Terminé mi especialización en cardiología en 1993 y luego pasé tres años en un hospital universitario como docente asistente clínica. Decidí que encajaría más en un consultorio particular, y después de algunos años en el entorno de grupo, decidí ir por mi cuenta. Mi lema siempre ha sido: “Trata a los pacientes como te gustaría que sean tratados los miembros de tu familia”. Además, siempre he seguido la regla de no realizar ningún procedimiento que no agregue calidad o cantidad de vida a un individuo. En esencia; no hacer daño. Prescribí medicamentos y seguí el Estándar de Cuidado establecido por el American College of Cardiology (Colegio Americano de Cardiología, en español). Mi práctica fue la cardiología para adultos, con pacientes que tienen el reino de enfermedades como la de las arterias coronarias, la cardiomiocardiopatía, la hipertensión, la hiperlipidemia, la enfermedad vascular periférica y la diabetes. Los pacientes fueron seguidos y tratados predominantemente con medicamentos. Sugeriría que “comieran una alimentación baja en grasas” y se ejercitaran. Incluso enmarqué y colgué mis medallas de maratones en la oficina con la esperanza de alentar el ejercicio.
Me atrajo la cardiología porque mis dos abuelas murieron por cuenta de las complicaciones cardiovasculares de la diabetes. La hiperlipidemia y la diabetes estaban en toda mi familia y quería ayudar a otros a no sufrir un destino similar. También quería evitar esas enfermedades en mi vida. Así que mantuve un peso saludable y corrí maratones. Había oído hablar del Dr. Pritikin y el Dr. Ornish y su uso de la modificación alimenticia para tratar la enfermedad cardíaca, pero sentía que era demasiado extrema para la mayoría de mis pacientes y, por supuesto, para mí. Luego leí A Diet for a New America (una dieta para unos Estados Unidos nuevos, en español), de John Robbins. Decidí volverme vegana por las razones de salud, así como por las razones éticas que abordó. Todavía no creía que fuera algo que mis pacientes harían. De hecho, me sentía bastante desanimada preguntándome si mis pacientes tenían incluso un deseo de cambiar o ayudarse a sí mismos. Estaba cayendo en el sistema de creencias de que todos solamente querían vivir sus vidas y tomar píldoras para arreglar lo que estaba dañado. También me estaba aburriendo con la práctica de la Medicina en la que se recetaban los mismos medicamentos una y otra vez, sin ninguna reversión de la enfermedad. La mayor victoria para un paciente era no perder más salud.
Y luego sucedió. Estaba corriendo y escuchando un podcast sobre un documental llamado Forks Over Knives. El Dr. T. Colin Campbell describió la salud de una población en relación con la ingesta alimentaria de productos de origen animal, es decir, productos lácteos y carne de animales. Pero lo que realmente llamó mi atención fue el trabajo del Dr. Caldwell Esselstyn sobre la reversión de la enfermedad de las arterias coronarias con una alimentación basada en plantas sin procesar. Él no simplemente sugería esta forma de comer, la vivía. Toda su familia la vivía. Enseñó a sus pacientes el “cómo” y el “por qué” de la nutrición basada en plantas sin procesar, sin aceites. Ellos tuvieron éxito. Revirtieron su enfermedad de las arterias coronarias, su presión arterial alta, su diabetes y su enfermedad vascular periférica. Se volvieron saludables y felices. ¡Esto era lo que quería hacer! Yo quería ganar la guerra contra estas enfermedades del estilo de vida. Fueron llamadas enfermedades del estilo de vida porque la causa estaba directamente relacionada con lo que una persona comía, inhalaba y a lo que estaba expuesta. Él mostró, con bastante elocuencia, que los pacientes querían estar sanos y estaban más que dispuestos a ayudarse a sí mismos si se les daba la educación para proceder. Y esta era la solución. Comencé un curso de nutrición para educar a mis pacientes.
Primero tuve que educarme más. Leí numerosos libros del Dr. Esselstyn, el Dr. T. Colin Campbell, el Dr. Fuhrman, el Dr. Barnard y el Dr. McDougall. Tomé el Certificado de Nutrición Basada en Plantas en asociación con eCornell, así como el curso de Intervención de Alimentación y Estilo de Vida de la Dra. Pam Popper. Discutí lo que aprendí con cada paciente. Vinieron a verme por medicinas, nunca por consejos alimenticios. Estaban sorprendidos. Algunos estaban intrigados. La mayoría me dijo que ya comían saludablemente. Tuve que explicar cortésmente que, si hubieran comido de forma saludable, no habrían llegado a mi oficina. No estaba progresando mucho dando referencias bibliográficas y compartiendo mi historial alimenticio con ellos.
Entonces comencé una clase de nutrición. Los eduqué sobre la ciencia de revertir las enfermedades del estilo de vida a través de la medicina basada en plantas. Usé imágenes y dibujos de anatomía y cité estudios científicos. Di consejos sobre el menú y discutí cómo se haría la transición a una alimentación basada en plantas sin procesar, libre de aceite. Había alrededor de 16 personas en las clases. Podían traer su pareja sin costo. Hubo un total de seis clases por sesión y, a la tercera clase, todos fuimos de compras. A la gente le encantó y a mí también. Desarrollé una relación más cercana con mis pacientes y me emocionó su entusiasmo. Comenzaron a ver resultados. La presión arterial y las lecturas de glucosa cayeron, al igual que su peso. Sus malestares y dolores desaparecieron y la neuropatía diabética mejoró. Los medicamentos fueron eliminados. Las lecturas de colesterol se normalizaron. Todo debido a las plantas. Nunca presencié este grado de mejora de la salud con la práctica de la medicina tradicional. Empecé mi propio podcast: Jami Dulaney, MD Plant Based Wellness Podcast (Podcast de bienestar basado en plantas, Jami Dulaney, MD, en español), para difundir el mensaje a más personas. Estuve más delgada y más saludable que nunca. Mi resistencia mejoró. Mi indigestión crónica desapareció, al igual que mis medicamentos para el estómago y el colesterol. Quería decírselo a todos. También quería que los hospitales de mi área ofrecieran esta alimentación basada en plantas.
La respuesta de mis colegas cardiólogos fue, y cito: “¿Qué haríamos si curáramos a todos de la enfermedad cardíaca?”. Respondí que sería genial, pero tenemos mucha competencia por parte de los restaurantes de comida rápida y de cadena, y probablemente tome más tiempo del que nos queda para practicar. Pero, ahora sé que esta es una gran manera de practicar. Los pacientes están contentos y se están volviendo más saludables, sin el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco o la muerte. ¿Cómo se gana dinero hablando de plantas? La mayor fuente de ingresos del hospital proviene de los “servicios cardiovasculares” y los procedimientos quirúrgicos para perder peso. El administrador del hospital dijo que “era un derecho de todos el comer carne”. De hecho, es el trabajo del hospital proporcionar proteína a los pacientes para que puedan “sanarse” de sus procedimientos. Visité a un paciente que se había practicado un bypass y me desanimé cuando noté que su primera comida después de la cirugía fue carne asada y salsa.
Decidí que la mejor manera sería evitar, en primer lugar, que la gente se enfermara. Continué evolucionando con mis clases de nutrición. Primero, traje comida a la clase para que mis “alumnos” en lugar de mis “pacientes” la probaran. Luego, decidí cocinar en frente de ellos, usando un wok eléctrico o una olla eléctrica a presión. Demostré habilidades para cortar y rebanar y hablamos de planificación de menús. Discutimos cómo vivir en un mundo donde otros comen de manera diferente y los aspectos sociales del cambio. Abordamos cómo salir a cenar y pedir de un menú estándar y cómo sobrevivir a las celebraciones en las que se come de más. Más personas han comenzado a venir a las clases. Hemos tenido dos seminarios de Nutrición Basada en Plantas de un día de duración en los que participaron conferencistas invitados reconocidos, con conocimiento sobre nutrición basada en plantas y reversión de la enfermedad. Soy una organizadora de un grupo de encuentro gratuito para que las personas puedan socializar con otros con ideas afines y obtengan apoyo. Me encanta cada minuto de educar a los pacientes y a todos los que quieran saber sobre la salud a través de la nutrición basada en plantas.
Todavía voy al hospital. Intento ayudar a los pacientes a ordenar los vegetales y frutas disponibles en el menú. El argumento de los administradores del hospital es que los pacientes pueden no recibir los macronutrientes que necesitan. Esto es parcialmente cierto, dadas las opciones limitadas. Sin embargo, argumento que una alimentación basada en plantas sin procesar, sin aceite añadido, ha sido considerada como una opción alimenticia, suficientemente nutritiva, por la academia de dietética. Es su trabajo ofrecer selecciones, pero de alguna manera, todavía no es posible. Si los pacientes tienen suerte y cuentan con familiares que pueden traerles comida, tienen una posibilidad un poco mejor. En la mayoría de los casos, doy referencias y sugerencias y, cuando les dan de alta, incluso los invito a unirse a mi clase de nutrición. Ahora que sé sobre esta opción, no puedo regresar.
Los medicamentos y procedimientos que me enseñaron no son la solución para recuperar la salud o revertir la enfermedad. Son estabilizadores, en el mejor de los casos, con el potencial de efectos secundarios graves y potencialmente letales. ¿Sabías que la tercera causa de muerte en los Estados Unidos es un error por medicación? Me encanta ayudar a las personas a recuperar el control de su salud. La palabra “Médico” significa sanar y educar. Continuaré enseñando sobre la nutrición basada en plantas sin procesar como una manera de sanar. Permanezco allí para aquellos que luchan y no pueden hacer nada (por varias razones) pero me sostiene la esperanza de revertir la enfermedad a través de la educación. Estoy agradecida siempre por los médicos que me precedieron, como el Dr, Esselstyn, Ornish, Fuhrman, McDougall y Campbell, que ayudaron a muchos pacientes frente a tanta adversidad. Debo seguir adelante con el consejo de mis padres, “hacer lo correcto”.
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