Un nuevo estudio de la Universidad de Brístol, en Reino Unido, en colaboración con la Sección de Neurociencias Nutricionales de los Institutos Nacionales de Salud, vincula las dietas vegetarianas con la depresión. Este artículo ha sido publicado en línea antes de ser impreso y aparecerá en la edición de enero de 2018 del Journal of Affective Disorders (Revista de Trastornos Afectivos, en español)[1]. Entonces, ¿los que comen una alimentación basada en plantas deberían preocuparse por aumentar su riesgo de depresión?
En este estudio, los investigadores recopilaron datos sobre casi diez mil hombres en Inglaterra. En una sola ocasión, se les solicitó a estos hombres que completaran un cuestionario de depresión posnatal. Además, los hombres completaron un cuestionario sobre la frecuencia con la que comían ciertos alimentos y les preguntaron si se identificaban como veganos o vegetarianos.
Este tipo de estudio se llama estudio observacional transversal. Los datos se recopilan en una sola ocasión (una sección transversal) y los investigadores intentan “observar” si ciertos parámetros están “asociados” entre sí. En este estudio, los investigadores observaron que los vegetarianos tenían puntajes más altos de depresión, incluso cuando contaban factores importantes no alimenticios, como la edad y el tabaquismo.
Los estudios transversales son importantes, pero tienen limitaciones y, en última instancia, proporcionan solo un tipo de evidencia. Podemos pensar en los estudios transversales como un escenario de gallina y huevo. ¿La dieta vegetariana causó la depresión? Por ejemplo, ¿los vegetarianos en este estudio de observación consumieron una dieta de comida chatarra con alto contenido de azúcar, sal y grasas saturadas que, de hecho, pudieran contribuir a la depresión? ¿O la depresión hizo que la gente probara una dieta vegetariana, con la esperanza de que pudiera ser útil? ¿O hay otro factor asociado con las dietas vegetarianas que puede contribuir a la depresión, por ejemplo, el tiempo de preparación de comida? Otra posibilidad es que las herramientas utilizadas (cuestionarios) no fueran lo suficientemente precisas y no nos diesen una idea completa, por lo que podría no haber ninguna asociación entre las dietas vegetarianas y la depresión, ¡en absoluto! Por ejemplo, el puntaje promedio de depresión en hombres vegetarianos fue de 5,26 vs. 4,18 en no vegetarianos. Aunque esta diferencia fue estadísticamente significativa, no es grande, en particular cuando un puntaje de >10 indica una alta probabilidad de depresión leve a moderada.
Dos veces, en la versión en línea del artículo, los autores sugieren que las “deficiencias nutricionales” o la “causalidad inversa y la confusión residual” pueden explicar sus hallazgos. Demos un vistazo a cada una de estas posibilidades, una por una. Los investigadores sugieren que una deficiencia de vitamina B12 o hierro puede explicar la asociación entre una dieta vegetariana y la depresión. Es fácil evitar estas dos deficiencias con una alimentación basada en plantas sin procesar al consumir productos fortificados o tomar un suplemento de B12, así como consumir alimentos ricos en hierro (legumbres, vegetales de hojas verdes). Sin embargo, es completamente posible que los vegetarianos en este estudio en particular tuvieran deficiencias de nutrientes. Sin embargo, los investigadores no midieron estos nutrientes, por lo que cualquier comentario al respecto es puramente especulativo.
Los investigadores mencionan correctamente que la causalidad inversa podría explicar la asociación entre la depresión y la dieta vegetariana. Esto significa que, en lugar de asumir que una dieta vegetariana contribuye a la depresión, tal vez la depresión contribuye a la dieta vegetariana. Por ejemplo, tal vez las personas que estaban deprimidas decidieron hacerse vegetarianas con la esperanza de que pudieran mejorar su estado de ánimo. Debido a que este fue un estudio observacional y la información únicamente se recopiló en una sola ocasión, este estudio no nos lo puede decir. Los investigadores también sugieren que la asociación puede deberse a una “confusión residual”. Esto significa que la asociación entre las dietas vegetarianas y la depresión puede deberse a un factor separado que no midieron. Por ejemplo, tal vez los hombres vegetarianos pasen mucho más tiempo preparando comida vegetariana para sí mismos y, por lo tanto, menos tiempo con su pareja y con su bebé, lo que conduce a un estado de ánimo depresivo. En este ejemplo, la comida vegetariana no está causando la depresión y los resultados serían muy diferentes si, por ejemplo, se usara un servicio de entrega de alimentos. Nuevamente, a partir de este único estudio de observación no podemos saber si la confusión residual fue importante.
¿Cómo encaja este estudio en la evidencia existente?
Un estudio observacional anterior involucró a cerca de 1000 australianos adultos, pero no incluyó ningún vegetariano. En este estudio se observó que la ingesta, tanto alta como baja de carne roja fueron asociadas con depresión y ansiedad[2].
Sin embargo, los resultados de otros estudios observacionales han demostrado que una alimentación basada en plantas se asoció con un mejor estado de ánimo, es decir, en contraste directo con el estudio actual[3][4][5][6][7]. Además, los ensayos de intervención, desde 1986, han demostrado que la alteración de la ingesta alimenticia hacia patrones basados en plantas en realidad puede reducir la depresión[7], un hallazgo que se reportó de nuevo recientemente[8].
Conclusión
Si los hallazgos del estudio actual se replican y los estudios de intervención, bien diseñados, demuestran que consumir más productos de origen animal y menos alimentos basados en plantas sin procesar pueden reducir la depresión y la ansiedad, entonces necesitaremos reexaminar esta asociación.
Hasta entonces, sigue consumiendo alimentos basados en plantas sin procesar con una amplia sonrisa, ya que no tengo conocimiento de ningún estudio que sugiera que una alimentación basada en plantas sin procesar contribuye a la depresión.
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