La próxima vez que te comas una manzana fresca o prepares una ensalada deliciosa, recuerda agradecer a los polinizadores. Son responsables de uno de cada tres bocados de comida que consumimos a diario.[1] Tres cuartas partes de las plantas con flores en el mundo y el 35 % de los cultivos alimentarios globales dependen de los polinizadores para reproducirse.[2] Son esenciales no solo para la producción de alimentos, sino también para la salud de nuestros ecosistemas.[2]
La polinización es necesaria para que muchas plantas se reproduzcan. Ocurre cuando los granos de polen del estambre (parte masculina) de una flor se transfieren al estigma (parte femenina).[2] Este proceso permite a las plantas producir semillas, que darán lugar a la siguiente generación.[2] Los polinizadores —incluidos abejas, mariposas, aves, murciélagos y otros insectos— pasan sus días yendo de una planta a otra en busca de alimento, pareja, refugio y materiales para sus nidos.[2] Al hacerlo, transportan polen entre las plantas, lo que completa el ciclo de polinización.[2]
Lamentablemente, las poblaciones de polinizadores están en peligro. La pérdida de hábitat, el uso excesivo de pesticidas y el cambio climático contribuyen a un declive masivo.[2] Las abejas, los polinizadores más importantes mundialmente, están desapareciendo a un ritmo alarmante.[3] Un estudio del Centro para la Diversidad Biológica encontró que el 24 % de las 1,121 especies de abejas estudiadas está en riesgo de extinción, y un 52 % muestra signos de declive poblacional.[3] Además, las poblaciones de mariposas han disminuido en un 22 % desde el año 2000, y el 52 % de las especies de murciélagos podrían experimentar un declive significativo en los próximos quince años.[4][5]
Sin embargo, todas y todos podemos comenzar a proteger y apoyar a los polinizadores desde nuestros patios y hogares.
1. Crea un hábitat para polinizadores
Incorporar plantas beneficiosas para los polinizadores en tu jardín es una de las maneras más sencillas y eficaces de ayudar.[1] Plantar una variedad de especies nativas que florezcan en primavera, verano y otoño garantiza una fuente de alimento continua a lo largo del año.[2] Aunque cada zona tiene sus particularidades, plantas como el algodoncillo, la bergamota silvestre y los arbustos de mariposa son opciones muy atractivas para los polinizadores y se adaptan bien a la mayoría de las regiones de Estados Unidos.
Existen guías de siembra gratuitas que ofrecen recomendaciones fáciles de seguir para crear jardines de polinizadores según tu región.
2. Instala estaciones de hidratación
La hidratación es tan importante como la alimentación, pero muchas veces es más difícil de encontrar.[1] Los bebederos de aves son útiles, pero suelen ser demasiado profundos para polinizadores más pequeños, como las abejas y las mariposas. Coloca un plato poco profundo con agua en un lugar seguro, como una repisa o balcón, y añade piedras parcialmente sumergidas para que los polinizadores puedan posarse sin riesgo de ahogarse.
3. Proporciona sitios de anidación y refugio
Cada especie de polinizador tiene diferentes necesidades de anidación. Puedes ayudarlos ofreciendo distintos lugares seguros en tu jardín. Algunas abejas y escarabajos prefieren refugiarse en troncos caídos, mientras que otras especies de abejas anidan en zonas de suelo descubierto.[1] Muchas mariposas ponen sus huevos sobre plantas específicas. Por ejemplo, la monarca solo deposita sus huevos en plantas de algodoncillo, mientras que la cola de golondrina negra prefiere el eneldo y el hinojo.
4. Evita el uso de pesticidas en casa
El néctar y el polen rociado con pesticidas pueden ser extremadamente perjudiciales para los polinizadores. Estos químicos pueden eliminar recursos florales esenciales y afectar la reproducción, orientación y memoria de los polinizadores.[6] En su lugar, opta por soluciones naturales para el control de plagas y malezas, como vinagre o aceite de neem.
Lee más sobre este tema en The Hidden Cost of Glyphosate: Milkweed and Monarchs.
5. Compra productos orgánicos
El 90 % de las muestras de polen tomadas de colmenas en zonas agrícolas contenían al menos un pesticida.[6] Además, el 90 % de las muestras de agua de arroyos están contaminadas con pesticidas.[6] La causa principal es el uso de pesticidas en la agricultura. Al elegir productos orgánicos, apoyas a agricultores y a la producción de alimentos libres de pesticidas y beneficiosos para los polinizadores. Así, puedes comerte esa manzana sin culpa.
Descubre más en Toxic Trade-Offs: How Banned Pesticides Still Enter the U.S. Food Supply.
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