¿Qué significa tener evidencia científica de nuestro lado? Significa tener valor añadido y, muy probablemente, dinero en el banco, puro y simple.
Entonces, ¿qué hay de malo en eso? Nada —si realmente entendemos lo que significa “ciencia” y si la usamos de forma apropiada y sabia—.
Así que, ¿cuándo la evidencia científica se disputa con vehemencia? Cuando promovemos una idea, un producto o un servicio por el cual la mayor cantidad de dinero esté en juego —ya sea una posible ganancia en nuevos ingresos o una pérdida de dinero existente—. Cuanto más grande es el fondo de dinero que va circulando de mano en mano, más intensa se vuelve la controversia del debate sobre qué lado apoya la evidencia.
Entonces, ¿cuál es un buen ejemplo de una idea aparentemente contenciosa que tiene el potencial de afectar a grandes fondos de dinero? Es la propuesta de que el consumo de alimentos basados en plantas sin procesar tiene un efecto en la salud tan amplio, profundo y rápido en respuesta —en comparación con todo lo demás—, que puede ahorrar una proporción enorme de nuestros costos de atención médica al disminuir la producción de comidas altamente procesadas y de origen animal, y aumentar la producción de alimentos sin procesar, naturales y basados en plantas.
Esta afirmación podría conducir a una reducción del 50 % al 75 % en ahorro en los costos de atención médica, desplazar cientos de miles de millones o incluso billones de dólares de las industrias que producen productos que perjudican la salud a las industrias que promueven programas que mejoran la salud humana, y trasladar grandes cantidades de dinero usadas ahora para extraer energía de nuestra tierra —con todas sus consecuencias devastadoras— para capturar la energía del sol y el viento, manteniendo así nuestro planeta saludable.
Entonces, ¿a dónde voy con este sueño? Muy sencillamente, lo que elegimos comer es fundamental para nuestra propia existencia en este planeta, fundamental para el dolor que sufrimos a medida que nos pudrimos en los albergues para ancianos, y fundamental para el desperdicio de dinero y de talentos que podrían haberse utilizado para crear armonía y paz para todos nosotros. Mi afirmación es que la esencia que mantiene intenso el interminable debate es nuestra total malinterpretación de la evidencia científica de apoyo. Muchos dirán: “No, la disputa es sobre el dinero”. Aunque es cierto, creo que la base más fundamental de este debate depende de la veracidad de la evidencia científica —o debería depender de ella—.
Debatir el valor de los alimentos basados en plantas sin procesar para la salud humana con demasiada frecuencia es tan intenso e irracional que solo será aclarado al estar de acuerdo en: 1) cómo definimos la ciencia y 2) cómo utilizamos la evidencia obtenida en nombre de la ciencia.
Yo planteo estas preguntas porque, después de pasar casi seis décadas en el mundo de la ciencia y ahora, observando la forma en que se abusa de la “evidencia científica” en las discusiones sobre la alimentación con la salud humana, estoy consternado. Esta no es solo una pregunta sobre los beneficios para la salud de un estilo de vida con una alimentación basada en plantas sin procesar sino, de manera aún más fundamental, es una pregunta acerca de nuestra confusión respecto a la ciencia de la nutrición en sí.
A diario es fácil encontrar graves abusos de esta información de vital importancia —y eso ha estado sucediendo durante demasiadas décadas—. El costo de nuestra confusión es incalculable, seguramente en billones de dólares malgastados, así como en las vidas sufridas y perdidas entre miles y miles de millones de personas.
Cuando los defensores ofrecen en la televisión pruebas científicas de apoyo para sus medicamentos (junto con una lista aún más larga de efectos secundarios), la ciencia está siendo ignorada.
Cuando veo evidencia bien aceptada de que el uso de productos farmacéuticos (como se indica) es la tercera causa de muerte en los Estados Unidos y luego veo que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) del Gobierno no la enumeran, como corresponde, la ciencia es ignorada.
Cuando veo a los periodistas aceptados como expertos científicos para este tema, la ciencia está siendo ignorada.
Cuando veo la existencia de una industria de suplementos nutricionales de treinta y dos mil millones de dólares, la ciencia está siendo ignorada.
Lo que realmente veo a través de esta fachada de la ciencia es una monumental falta de integridad, pagada en gran parte por nuestros dólares de los impuestos.
He escrito un artículo más extenso sobre mi experiencia con la ciencia —su uso y su abuso— que está publicado en nuestro sitio de internet—. Invito a todos a leer, a criticar y a compartir sus opiniones si esto está en sintonía con sus propias preocupaciones. También debo decir que mi propia visión de la ciencia sigue siendo un trabajo en progreso, por lo tanto, sus pensamientos son especialmente bienvenidos.
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