Temas » Bienestar » Los programas de inmersión resaltan los efectos rápidos de una mejor nutrición
Centro de Estudios en Nutrición del Dr. T. Colin Campbell

Sabemos, debido a una cantidad casi irrefutable de pruebas, que una buena nutrición contribuye a mejorar drásticamente el bienestar, incluyendo mejor salud física y mental, además de bienestar social y medioambiental. La nutrición proporcionada por el consumo de una amplia gama de alimentos basados en plantas sin procesar no sólo es buena para nuestro cuerpo, ya que evita y trata muchas de las enfermedades más mortales y costosas, como la enfermedad cardiaca, la diabetes tipo II, y ciertos tipos de cáncersino que también ayuda a los sistemas de los cuales depende nuestra supervivencia. Podemos conseguir estos beneficios impresionantes siguiendo dos recomendaciones relativamente sencillas: 1) evitar los productos de origen animal y 2) elegir alimentos mínimamente procesados.

Si es tan fácil y los beneficios son tan abrumadores, ¿por qué no hay más gente que come así? ¿Por qué el estilo de vida basado en plantas sin procesar (WFPB, por sus siglas en inglés) no es la norma en vez de ser la excepción? Hay muchos impedimentos para el cambio: que afecta tanto a los profesionales de la salud como al público en general, la influencia confusa y corrupta de poderosas industrias, sistemas reguladores que son muy susceptibles a esas mismas industrias, el reduccionismo en la comunidad científica, la percepción de que es más conveniente comer mal y asociaciones culturales que nos siguen por generaciones — mitos arraigados que a menudo ni siquiera nos paramos a cuestionar — que vinculan el consumo de la carne a valores de riqueza, clase, fuerza, masculinidad, etcétera. Eso por no hablar de las preferencias gustativas, o la habilidad culinaria, que determinan en gran medida lo que terminamos por poner en el plato.

Suponiendo que fuera posible hacer frente a estos retos — más fácil decirlo que hacerlo — la pregunta sigue siendo: ¿cuáles son las estrategias más eficaces y por dónde hay que empezar? ¿Estamos haciendo lo suficiente para compartir la investigación? Respecto a la cocina, ¿existe una brecha entre el conocimiento y la ejecución? ¿Habrá personas que nunca van a cambiar, pase lo que pase?

La educación es fundamental. Ya sea integrando nutrición en la formación de los profesionales de atención médica u ofreciendo clases prácticas de cocina; aún nos queda mucho camino por recorrer. Pero también es fundamental que la gente pueda vivir en carne propia los beneficios de una mejor nutrición. Una cosa es leer sobre estos beneficios en un libro o escuchar a un amigo o familiar hablar de ellos, pero sentir y experimentar una mejora de la salud por nosotros mismos es aún más impactante y motivador.
Ahí es donde entran en juego los programas de inmersión.

plant based immersion program

¿Qué es un programa de inmersión?

En una reseña del tratamiento de la obesidad infantil y adolescente por inmersión, los investigadores definen el enfoque como aquel que sitúa a “las personas en un entorno terapéutico y educativo durante periodos prolongados”. Sacando a los participantes de sus entornos habituales — en este caso, entornos que facilitan la obesidad — los programas de inmersión pueden poner en marcha cambios en el estilo de vida proporcionando una combinación de educación nutricional y culinaria, modificación de la dieta, actividad física y apoyo psicológico (por ejemplo, asesoría).[1] Aunque estos investigadores seleccionaron diez días como límite mínimo para su revisión y aunque las intervenciones intensivas en el estilo de vida a largo plazo que duran muchas semanas o incluso meses, también pueden mostrar resultados prometedores, los programas de inmersión más cortos proporcionan muchos beneficios a un costo más bajo y con mayor comodidad para los participantes.[2]

En el caso del estilo de vida alimenticio basado en plantas sin procesar, los programas de inmersión de corta duración permiten a los participantes observar mejoras rápidas en biomarcadores como la presión arterial, el colesterol sérico, el índice de masa corporal (IMC) y los niveles de glucosa en la sangre. Este seguimiento, combinado con el apoyo en vivo de los otros participantes, el suministro de alimentos saludables y las numerosas oportunidades de aprender de médicos formados, distingue a los programas de inmersión de otras formas de intervención.

Esto no quiere decir que otras intervenciones no puedan lograr cambios en el estilo de vida o transmitir información vital sobre la nutrición. Existen diversos grados de evidencia que respaldan la eficacia de muchos enfoques diferentes: intervenciones en el lugar de trabajo, clases universitarias de cocina e incluso intervenciones breves (es decir, un único punto de contacto).[3][4][5] En un estudio sobre una intervención de educación nutricional en la cual participaron estudiantes de medicina de segundo año, los investigadores descubrieron que proporcionar sólo 24 horas de contacto a lo largo de cinco semanas podía mejorar significativamente “los conocimientos sobre cuidados nutricionales [. . . y] el consumo de verduras de los mismos estudiantes de medicina, la diversidad alimenticia y su compromiso con la actividad física de moderada a vigorosa”.[6] (Citan la importancia de la educación nutricional continua para poder mantener estos resultados positivos, un objetivo obvio para mejorar la formación de los profesionales de la salud).

Afortunadamente, no tenemos que adoptar un enfoque único para fomentar el cambio de estilo de vida. Hay espacio para muchas estrategias diferentes, incluyendo aquellas mencionadas anteriormente. Sin embargo, un programa más inmersivo es ideal porque puede integrar las mejores cualidades de estas intervenciones en un solo periodo intensivo.

¿Cuánto se puede cambiar en una semana?

Muchos participantes en programas de inmersión intensivos de corta duración (a veces también denominados programas jumpstart) que consisten en consumir una alimentación basada en plantas sin procesar durante 21 días, experimentan mejoras significativas en los biomarcadores enumerados anteriormente. En particular el colesterol, la presión arterial y los niveles de glucosa, suelen responder muy rápidamente al estilo de vida basado en plantas sin procesar, lo cual convierte a este tipo de programas en una gran opción para pacientes con enfermedades cardiovasculares moderadas a avanzadas o con diabetes de tipo II, pero los beneficios se extienden mucho más allá de esas enfermedades.

Un artículo publicado en el 2020 en la revista International Journal of Disease Reversal and Prevention tomó a ochenta participantes con un riesgo moderado a alto de enfermedad cardiovascular aterosclerótica y los sometió a un programa de inmersión basado en plantas durante una semana, que incluía clases diarias de educación, ejercicio y manejo del estrés.[7]En sólo una semana, los participantes disfrutaron de mejoras sustanciales en la presión arterial, el colesterol, los triglicéridos y el índice de masa corporal. Además, los investigadores realizaron un seguimiento tres meses después para medir la calidad de la alimentación, la capacidad funcional y la calidad de vida ya pasada la inmersión. Y concluyeron: “La intervención intensiva y a corto plazo en el estilo de vida es factible, puede producir mejoras inmediatas en los perfiles de riesgo y, lo que es más importante, puede tener efectos más duraderos en la capacidad de ejercicio, el cumplimiento alimenticio y la calidad de vida”.

Otras investigaciones han demostrado que los beneficios no son un mero efecto secundario de la pérdida de peso y que la microbiota intestinal cambia en tan sólo seis días en un programa de inmersión basado en plantas.[8] Investigaciones como ésta, junto a innumerables anécdotas personales, sugieren que nuestros cuerpos no sólo son capaces de curarse, sino que están deseosos de hacerlo. Sólo tenemos que proporcionar las condiciones adecuadas para facilitar esa sanación. (Infórmate sobre nuestro programa de una semana de inmersión tropical en la República Dominicana).

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Factores que influyen en el éxito a largo plazo

A pesar de los muchos beneficios potenciales de este tipo de programas, es importante recordar que un cambio de estilo de vida sostenible a largo plazo requiere un mantenimiento a largo plazo. En otras palabras, aunque una semana de inmersión es una excelente plataforma de lanzamiento, sobre todo para las personas que se enfrentan a enfermedades que pueden lograr cambios apreciables en su estado, no es una solución rápida ni una panacea. Debemos considerar la nutrición basada en plantas sin procesar como parte de un estilo de vida más amplio, no como una dieta a corto plazo.

Aun así, si adoptamos el enfoque correcto, un programa de inmersión puede ayudarnos a conseguir el éxito a largo plazo proporcionándonos apoyo, conocimientos y consejos prácticos. Tanto si eres nuevo en el estilo de vida basado en plantas sin procesar como si eres un veterano, este tipo de programas ofrece muchas oportunidades para conectar con una comunidad más amplia. Asimismo, a través de las interacciones diarias con expertos médicos, puedes mejorar tu comprensión de la nutrición más allá del qué (¿qué debería comer?) al por qué (explorar el impresionante cuerpo de investigación que relaciona la nutrición con la mejora de la salud). Un programa de inmersión de primera categoría también tiene un enfoque pragmático, destacando la riqueza culinaria y la variedad de un estilo de vida basado en plantas sin procesar y proporcionando recursos que puedes llevar a casa para preparar comidas deliciosas tú mismo.

Como siempre, y como he aludido al principio de este artículo, es importante recordar qué aspectos de salud aparentemente diferentes están inextricablemente unidos. No es casualidad que los programas de inmersión contengan casi universalmente elementos de apoyo al ejercicio, la reducción del estrés y el bienestar emocional. Estos factores son esenciales para aprovechar al máximo un programa de corta duración y mantener el éxito a largo plazo.

Referencias

  1. Kelly KP, Kirschenbaum DS. Immersion treatment of childhood and adolescent obesity: the first review of a promising intervention. Obes Rev. 2011;12(1):37-49. doi:10.1111/j.1467-789X.2009.00710.x
  2. Danielsen KK, Svendsen M, Mæhlum S, Sundgot-Borgen J. Changes in body composition, cardiovascular disease risk factors, and eating behavior after an intensive lifestyle intervention with high volume of physical activity in severely obese subjects: a prospective clinical controlled trial. J Obes. 2013;2013:325464.
  3. Rachmah Q, Martiana T, Mulyono M, et al. The effectiveness of nutrition and health intervention in workplace setting: a systematic review. J Public Health Res. 2021;11(1):2312. Published 2021 Nov 15. doi:10.4081/jphr.2021.2312
  4. Levy J, Auld G. Cooking classes outperform cooking demonstrations for college sophomores. J Nutr Educ Behav. 2004;36(4):197-203. doi:10.1016/s1499-4046(06)60234-0
  5. Whatnall MC, Patterson AJ, Ashton LM, Hutchesson MJ. Effectiveness of brief nutrition interventions on dietary behaviours in adults: A systematic review. Appetite. 2018;120:335-347. doi:10.1016/j.appet.2017.09.017
  6. Amoore BY, Gaa PK, Amalba A, Mogre V. Nutrition education intervention improves medical students’ dietary habits and their competency and self-efficacy in providing nutrition care: A pre, post and follow-up quasi-experimental study. Front Nutr. 2023;10:1063316. Published 2023 Mar 2. doi:10.3389/fnut.2023.1063316
  7. Schwartz C, Handberg E, et al. Benefit of One Week Immersion in Lifestyle-Based Program for Sustainable Improvements in Cardiovascular Risk Factors over Time. Int. J. Dis. Reversal Prev. 2020;2:10. doi: 10.22230/ijdrp.2020v2n1a121.
  8. Ahrens AP, Culpepper T, Saldivar B, et al. A Six-Day, Lifestyle-Based Immersion Program Mitigates Cardiovascular Risk Factors and Induces Shifts in Gut Microbiota, Specifically Lachnospiraceae, Ruminococcaceae, Faecalibacterium prausnitzii: A Pilot Study. Nutrients. 2021;13(10):3459. Published 2021 Sep 29. doi:10.3390/nu13103459

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