Aproximadamente en 1995, yo tenía veintiocho años y algo de sobrepeso. Comencé un insoportable programa de ejercicio de marcha rápida / trote a una velocidad de 35 a 40 millas (56 a 64 kilómetros) por semana, más 20 millas (32 kilómetros) adicionales en bicicleta. ¿Perdí el peso? Por supuesto. ¡Piensa en las calorías que estaba quemando! Pensé que también estaba comiendo más sano, pero luego descubrí que lo que pensaba que era saludable, realmente no lo era.
Incluso aparecí en las “Historias de éxito” de la revista Shape (Figura, en español) en julio de 1998. (En la foto a continuación).
Unos años más tarde, empecé a recuperar algo de peso, a pesar de que me estaba desgastando con el ejercicio. Me encontré con un artículo que decía que, a medida que envejecemos, nuestro metabolismo se ralentiza debido a la disminución natural de la masa muscular, por lo que debemos aumentar nuestro ejercicio de quema de calorías. Si no lo hacemos, aumentamos 10 libras (cuatro kilogramos) cada unos cuantos años, a pesar de que todavía estemos haciendo ejercicio. Recuerdo haber pensado: “¡¿QUÉ ?!”. Me estaba ejercitando hasta la muerte para mantener el peso, ¿y ahora iba a tener que aumentar continuamente la intensidad y la distancia, solo para evitar ganarlo de vuelta? Ese desaliento fue el comienzo del final de mis días de guerrera del ejercicio.
Poco a poco comencé a recuperar el peso y gané muchas libras más. Con los años, mi salud comenzó a disminuir: colesterol alto, presión arterial alta, articulaciones inflamadas y dolorosas, y problemas hormonales. Solo tenía cuarenta y tantos años y mi falta de salud se había convertido en una fuente de gran estrés. No podía imaginar cómo sería a los 60 años. ¡Mis articulaciones ya dolían tanto!
Luego, en febrero de 2013, todo cambió para mí. Después de un año de que mi hija me pidiera que viera un documental llamado Forks Over Knives, finalmente lo hice. Eso cambió todo.
¡Descubrí lo que había entendido al revés todos estos años! La salud óptima no se trata solo de hacer más ejercicio. Se trataba de comer los alimentos correctos. ¡No pollo y pescado, como yo había pensado, sino cereales de grano entero, legumbres, vegetales y frutas!
Aunque pensé que el pollo y el pescado eran bajos en grasa, la verdad es que mientras el corte más magro de carne de res tiene alrededor de 28 % de calorías de grasa, el de pollo blanco, sin piel, es casi igual, ¡con 24 % de calorías de grasa! El atún tiene el 21 % y el salmón el 40 %. ¡Los huevos tienen el 70 % de grasa! Mis esfuerzos de pérdida de peso estaban fallando porque estaba haciéndolo todo mal.
Con mi nuevo conocimiento sobre nutrición, finalmente he podido perder todas las libras extra y mantener un peso saludable. Lo hice a pesar de que soy más vieja y debería tener un metabolismo más lento, y lo he hecho sin correr 35 millas (56 kilómetros) y andar en bicicleta 20 millas (32 kilómetros) a la semana. Ahora entiendo que, si bien el ejercicio y el manejo del estrés son importantes, la verdadera clave —el 80 % de la ecuación— es la nutrición. ¡Mi transformación no vino a través de entrenamientos insoportables, sino al comer PLANTAS!
Ahora, mi ejercicio consiste en caminar y hacer senderismo con mi pastor alemán todos los días durante 30 a 45 minutos y hacer yoga suave cuatro días a la semana. Eso es todo lo que se necesita, ¡no una mentalidad de guerrera del ejercicio!
Todos los buenos programas de acondicionamiento físico comienzan con caminar. Caminar es, de lejos, la forma de ejercicio más menospreciada. No solo quema calorías, sino que también reduce el estrés y ayuda a regular el ciclo de sueño-vigilia, especialmente si se realiza al aire libre.
¡Mi colesterol está alrededor de 141 por estos días, y mis articulaciones son excelentes! Ya no sufro de inflamación y dolor. Ya no me preocupo por la desaceleración del metabolismo a medida que envejezco o la necesidad de aumentar para siempre mi programa de ejercicio. Por estos días, soy más vieja y más inteligente. Yo sé la verdad.
El ejercicio y el manejo del estrés son piezas muy importantes para el acertijo de la salud; no es completa sin ellas. Pero, la nutrición es la parte más grande de este panorama. “No puedes correr más rápido que tu tenedor“.
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