El siguiente es un artículo de la serie “La comida es política” de Community Leads, “Food Is Political” series.
Me gustaría pensar que tengo libertad para elegir mis alimentos. En mi tienda de mercado local puedo escoger y comprar alimentos basados en plantas sin procesar que se ajustan a mi salud y a mis valores éticos. Puedo elegir productos orgánicos para evitar pesticidas añadidos y comprar de marcas que parecen apoyar a los pequeños. Me siento que estoy votando con mi dinero y apoyando un sistema alimentario sostenible. Puede que tú también sientas la misma libertad de elección.
Pero esto no podría estar más lejos de la realidad.
Este videoclip es de un curso en línea del Centro de Estudios en Nutrición de T. Colin Campbell.
En realidad, 10 empresas controlan casi todo el suministro mundial de alimento.[1] Antes vivíamos en comunidades locales en las que los pequeños agricultores cultivaban y vendían sus cosechas entre ellos. Este tipo de sistema alimentario se basaba en la sinergia entre seres humanos, el suelo y los animales que vivían entre nosotros. Por ejemplo, los nativos americanos cultivaban juntos el maíz, la calabaza y los frijoles porque estos tres cultivos se apoyan mutuamente y reponen el suelo.[2] Más tarde, como resultado de la asimilación forzada al “estilo de vida estadounidense”, los niños nativos americanos eran castigados por practicar sus tradiciones y este conocimiento se perdió.[3] Hoy en día, un puñado de corporaciones globales controlan qué cultivar, cómo cultivarlo y cómo distribuirlo a la gente.
Pero, ¿importa que sean solo unas pocas corporaciones las que nos provean de comida? ¿Acaso no podemos todavía confiar en ellas para alimentarnos bien?
Cuanto más se expanden nuestras operaciones de producción, procesamiento y distribución, más malignas son las consecuencias cuando las cosas van mal. El planeta Tierra no evolucionó para producir de forma natural cantidades masivas de un cultivo particular en zonas concentradas, pero eso es lo que está ocurriendo. En Estados Unidos, más de 90 millones de acres de tierra se utilizan para cultivar cereales, el 95 % de los cuales son maíz.[4] La mayoría de nuestros alimentos se siembran en monocultivos similares. Estas producciones a gran escala son más vulnerables a las enfermedades y plagas, que pueden ser perjudiciales para nuestro suministro nacional de alimentos.[5] Cuando hay un brote de E. coli que afecta a la lechuga romana, todos los productos se retiran de los estantes de Estados Unidos. Los pollos, las vacas y los cerdos que se ven obligados a participar en operaciones concentradas de alimentación animal (CAFO, por sus siglas en inglés) producen brotes nacionales de salmonela, E. coli y gripe porcina (virus H1N1).[7,8]
“Tenemos que empezar a recuperar el control sobre nuestros alimentos. Debemos convertirnos en soberanos de los alimentos”.
Nuestra sociedad reside cada vez más en entornos urbanos altamente concentrados, que dependen completamente de que las corporaciones traigan alimentos, de forma similar a una CAFO humana.[9] Nuestro sistema alimentario actual es insostenible. Muchas ciudades como Denver, Colorado, solo tendrían comida para dos días si el sistema alimentario nacional colapsara.[9] Aunque algunas economías locales son más autosuficientes, ninguna es completamente independiente del sistema alimentario nacional. Ni la tuya, ni la mía. Aunque puede haber algunas diferencias entre comunidades, la vulnerabilidad del sistema alimentario tiene consecuencias endémicas: estamos a ley de una sola catástrofe global para caer en una crisis alimentaria. Y no podemos votar efectivamente con nuestros dólares si solo hay un partido en la papeleta de la tienda de mercado. Tenemos que empezar a recuperar el control sobre nuestros alimentos. Debemos convertirnos en soberanos de los alimentos.
La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos sanos y culturalmente apropiados, producidos a través de métodos ecológicos y sostenibles, con derecho a definir sus propios sistemas alimentarios y agrícolas.[10]
¿Cómo puedes liberarte de nuestro sistema alimentario actual y ser más soberano?
La ansiedad que muchos sentimos corriendo a las tiendas de mercado en busca de alimentos cuando los casos de COVID-19 se dispararon en Estados Unidos, presagia lo que está por venir si no empezamos a descentralizar nuestro sistema alimentario. Nuestras comunidades deben reclamar nuestros derechos a la tierra, las semillas y los alimentos. Como dijo Michael Brownlee, “[el] sistema alimentario mundial se ha convertido en la mayor amenaza para que la humanidad pueda alimentarse a sí misma”.[9]
Copyright 2024 Centro de Estudios en Nutrición. Todos los derechos reservados.