Temas » Temas sociales » ¿Qué alimentos ayudan a combatir la depresión y la ansiedad?
Centro de Estudios en Nutrición del Dr. T. Colin Campbell

¿Alguna vez ha estado tan estresado que sintió dolor de estómago? Quizás ha vomitado o sufrido diarrea en momentos de gran preocupación o ansiedad. De ser así, usted conoce personalmente la conexión entre la mente y el intestino. Lo que ocurre en la mente está estrechamente vinculado con lo que ocurre en el intestino. Incluso la sensación nerviosa de “mariposas en el estómago” que a veces sentimos está relacionada con la actividad de la microbiota intestinal.[1]

El término microbiota intestinal se refiere a los asombrosos 100 millones de millones de microorganismos buenos y malos que viven en el tubo gastrointestinal.[2] Las bacterias beneficiosas matan células que causan enfermedades, sintetizan vitaminas, afectan las actividades hormonales y ayudan a descomponer los alimentos. Pero la cantidad y la diversidad de estas bacterias beneficiosas en el intestino están sujetas a muchos factores, y podrían verse afectadas negativamente por el estrés, la ansiedad y la depresión.[3] Desde hace tiempo, los investigadores conocen de esta relación,[4] pero ¿pasa lo mismo al revés? ¿Puede el estado del intestino afectar la salud mental?

Investigaciones previas y actuales

En un estudio publicado en el British Journal of Nutrition en 2011, los sujetos informaron una disminución en la ansiedad y la depresión tras solo un mes de tratamiento con probióticos: organismos vivos que promueven el crecimiento de bacterias beneficiosas en el tubo gastrointestinal.[5] As Los autores resumieron que “estos resultados son prueba adicional de que la microflora intestinal se relaciona con el estrés, la ansiedad y la depresión […] Los probióticos podrían ofrecer un nuevo enfoque terapéutico útil en el tratamiento de trastornos neuropatológicos, o como terapias complementarias para tratar trastornos psiquiátricos”.

Quizás le sorprenda saber que esta línea de pensamiento no es nueva. Según presentado en un análisis histórico bien documentado publicado en 2018, la llamada teoría de la autointoxicación generó mucho interés a finales del siglo XIX.[6] Esta teoría fue promovida en Francia por Charles Bouchard, un médico que, en su libro de 1887 Lectures on Autointoxication in Disease [Conferencias sobre la autointoxicación en las enfermedades], articuló vagamente que los “organismos inferiores” en el tubo digestivo son la causa de numerosas enfermedades. Aunque la teoría era bien básica en comparación con nuestro entendimiento moderno del eje intestino-cerebro, el interés en la autointoxicación, que tuvo mayor alcance en Francia, Alemania y Estados Unidos, tiene muchos paralelismos con el interés actual en la salud intestinal.

Lamentablemente, “la investigación seria sobre el tema duró poco”. Como se le achacaba una amplia gama de enfermedades, muchos embaucadores se valieron de la teoría de la autointoxicación. Es una historia tan antigua como el tiempo:

Junto a los intereses científicos legítimos por los efectos de las bacterias intestinales en la salud, los médicos alternativos y personas fraudulentas vieron claramente las posibilidades económicas que ofrecía la idea de que las limpiezas de colon podrían favorecer el bienestar de forma inmediata. Empresarios oportunistas se apropiaron de la teoría para vender terapias cuestionables basadas en aseveraciones infundadas. Por ejemplo, “la cascada”, el enema con jeringuilla de Charles A. Tyrrell, presuntamente curaba una serie de males, los cuales Tyrrell atribuía al llamado envenenamiento intestinal.

La teoría de la autointoxicación también se asoció con algunos médicos ―particularmente con Sir William Arbuthnot Lane, Henry Cotton y John Draper― quienes practicaban colectomías radicales, es decir, extirpaban el colon de pacientes. Estas operaciones no solo eran arriesgadas y potencialmente mortales, sino que además daban una mala imagen de las ideas subyacentes más admisibles de la autointoxicación, como la teoría de que podría haber bacterias intestinales que influyen en la salud.

El interés por las bacterias intestinales decayó junto con estas operaciones radicales y la susceptibilidad de la teoría al engaño. En la década de los años treinta, la reputación de la autointoxicación estaba por el suelo. Pasó mucho tiempo antes de que el vínculo entre la salud intestinal y otros aspectos del bienestar físico, incluida la salud mental, se considerara respetable y relevante en la comunidad científica y médica.

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El eje intestino-cerebro

Un estudio de 2019 centrado en el eje intestino-cerebro ―la asociación entre el sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal) y el sistema nervioso entérico (las neuronas y células a lo largo del tubo gastrointestinal)― describe cómo el “sexto sentido” que se origina en los órganos viscerales [… puede] desempeñar una función importante en la regulación de las redes neuronales relacionadas con el estrés”.[7] Al igual que en el trabajo de 2011 citado anteriormente, este artículo concluye con una nota sobre la posible función de los probióticos en el tratamiento de trastornos y enfermedades de salud mental (se abundará sobre los probióticos más adelante).

Así se describe el sistema nervioso entérico (SNE) en un artículo de 2016:[8]

Es grande, complejo y excepcionalmente capaz de orquestar el comportamiento gastrointestinal independientemente del sistema nervioso central. Un sistema nervioso entérico intacto es esencial para la vida y su disfunción suele estar relacionada con trastornos digestivos. Por otra parte, cada vez es más evidente la función del SNE en trastornos neurológicos, ya sea como portal o participante.

El sistema nervioso entérico también suele denominarse como un segundo cerebro. Contiene entre 400 y 600 millones de neuronas, por lo que es “la unidad más grande y compleja del sistema nervioso periférico”.[9] Puede comunicarse con el sistema nervioso central, pero también funciona de forma independiente.

No se debe subestimar la complejidad de estos sistemas y sus interconexiones. Sin entrar en mucho detalle, la conclusión principal es que la comunicación entre el intestino y el resto del cuerpo se produce en ambas direcciones y depende de diversos mecanismos.[10] Esta complejidad hace posible que las bacterias del tubo digestivo modulen la liberación de cortisol, la principal hormona del estrés, y que aproximadamente el 90 % de la serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo, se produzca en el tubo digestivo.[10][11] Estos son solo dos de numerosos ejemplos.

Cómo nutrir el intestino

Después de leer todo esto, es posible que sienta la urgencia de ir a la tienda más cercana para abastecerse de suplementos probióticos. Y no sería la única persona. La industria de los suplementos probióticos es considerable y se prevé que seguirá creciendo.[12] Ya se ha escrito sobre la demanda de estos suplementos en el sitio web del Centro de Estudios en Nutrición: “Se prevé que el tamaño del mercado mundial de productos para la salud digestiva aumente de $51,700 millones en 2022 a $98,400 millones para finales de la década”. ((Obtenga más información).
.)

Sin embargo, las pruebas que apoyan el uso de suplementos probióticos son contradictorias en el mejor de los casos. Como en el mercado hay tantos productos diferentes con tantos organismos distintos, no se puede hacer una afirmación general, incluso si ciertos productos parecieran ser beneficiosos. Algunas bacterias se han estudiado y otras no, y la calidad de los estudios varía. Además, debido a que los probióticos se clasifican como suplementos dietéticos, no como medicamentos, no están regulados por la FDA, lo que supone muchas preocupaciones sobre el control de calidad. Una preocupación común es que “posiblemente los productos de menor calidad ni siquiera contengan las bacterias probióticas que figuran en la etiqueta”.[13]

Por todo esto y más, recomendamos la alternativa más fácil, económica, integral y holística de consumir alimentos que promuevan la salud intestinal. Los alimentos fermentados, como el tempeh y el kimchi, son fuentes de probióticos naturales. Los prebióticos, por su parte, se pueden obtener de una alimentación a base de plantas sin procesar. Los prebióticos no son bacterias vivas en sí, sino sustancias de las que se alimentan las bacterias del intestino. La mejor manera de obtener prebióticos es consumir cantidades adecuadas de fibra dietética, la parte no digerible de los alimentos vegetales. (Obtenga más información sobre la importancia de la fibra; conoce el efecto de las dietas ricas en grasas en la salud intestinal.)

Referencias

  1. Lai TT, Liou CW, Tsai YH, Lin YY, Wu WL. Butterflies in the gut: the interplay between intestinal microbiota and stress. J Biomed Sci. 2023;30(1):92. Published 2023 Nov 28. doi:10.1186/s12929-023-00984-6
  2. Harvard Health Publishing. Can gut bacteria improve your health? September 18, 2023. https://www.health.harvard.edu/staying-healthy/can-gut-bacteria-improve-your-health
  3. Kumar A, Pramanik J, Goyal N, et al. Gut Microbiota in Anxiety and Depression: Unveiling the Relationships and Management Options. Pharmaceuticals (Basel). 2023;16(4):565. Published 2023 Apr 9. doi:10.3390/ph16040565
  4. Miller I. The gut-brain axis: historical reflections. Microb Ecol Health Dis. 2018;29(1):1542921. Published 2018 Nov 8. doi:10.1080/16512235.2018.1542921
  5. Messaoudi M, Lalonde R, Violle N, et al. Assessment of psychotropic-like properties of a probiotic formulation (Lactobacillus helveticus R0052 and Bifidobacterium longum R0175) in rats and human subjects. Br J Nutr. 2011;105(5):755-764. doi:10.1017/S0007114510004319
  6. Mathias M. Autointoxication and historical precursors of the microbiome-gut-brain axis. Microb Ecol Health Dis. 2018;29(2):1548249. Published 2018 Nov 27. doi:10.1080/16512235.2018.1548249
  7. Sudo N. Role of gut microbiota in brain function and stress-related pathology. Biosci Microbiota Food Health. 2019;38(3):75-80. doi:10.12938/bmfh.19-006
  8. Rao M, Gershon M. The bowel and beyond: the enteric nervous system in neurological disorders. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2016;13:517–528. doi:10.1038/nrgastro.2016.107
  9. Fleming MA 2nd, Ehsan L, Moore SR, Levin DE. The Enteric Nervous System and Its Emerging Role as a Therapeutic Target. Gastroenterol Res Pract. 2020;2020:8024171. Published 2020 Sep 8. doi:10.1155/2020/8024171
  10. Carabotti M, Scirocco A, Maselli MA, Severi C. The gut-brain axis: interactions between enteric microbiota, central and enteric nervous systems. Ann Gastroenterol. 2015;28(2):203-209.
  11. Stoller-Contrad J. Microbes help produce serotonin in gut. Caltech News. April 9, 2015. https://www.caltech.edu/about/news/microbes-help-produce-serotonin-gut-46495
  12. Grand View Research. Probiotics dietary supplements market size, share & trends analysis report by form (chewables & gummies, capsules, powders, tablets & sofgels), by end-use, by application, by region, and segment forecasts, 2023 – 2030.
  13. Harvard Health Publishing. Should you take probiotics? February 2, 2022. https://www.health.harvard.edu/staying-healthy/should-you-take-probiotics

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