HAY UNA ESPERANZA GENUINA para quienes sufren de diabetes. En muchos casos el sufrimiento innecesario y la muerte prematura se pueden prevenir. Esta es una información especialmente importante porque la diabetes mellitus es la séptima causa de muerte en los Estados Unidos.
La diabetes es un trastorno del metabolismo de los carbohidratos. En términos simples, el cuerpo no puede manejar el azúcar de manera normal debido a la falta de insulina. La insulina es una hormona producida por el páncreas que permite a las células absorber el azúcar. Si no hay suficiente insulina, o si el cuerpo no responde a su insulina, el azúcar se acumula en la sangre. Esto se llama hiperglicemia, y puede causar grandes daños en muchas áreas del cuerpo, especialmente en los vasos sanguíneos y los nervios. Esto conduce a la ceguera, insuficiencia renal, disfunción sexual y un mayor riesgo de infarto cardíaco y accidente cerebrovascular, daño neurológico (neuropatía) y muchos otros problemas.
La diabetes tipo 1 es comúnmente llamada “diabetes juvenil” o “diabetes insulinodependiente” porque a menudo comienza cuando un individuo es un niño o un adulto joven y se requieren inyecciones de insulina para controlar los niveles de azúcar en la sangre. En los diabéticos tipo 1, las células del páncreas que producen insulina son destruidas, y el cuerpo produce poca o ninguna insulina. Estas personas deben recibir inyecciones de insulina para poder vivir. Alrededor del ocho por ciento de todos los diabéticos son de tipo 1.
El tipo 2 se llama “diabetes de aparición en adultos” o “diabetes no insulinodependiente” porque a menudo afecta a personas mayores de cuarenta años. Estas personas producen insulina, pero sus cuerpos no la utilizan correctamente. Aproximadamente el 90 por ciento de todos los diabéticos son de tipo 2.
Los síntomas más tempranos de la diabetes son generalmente sed excesiva y micción frecuente. La pérdida de peso, a pesar del aumento del hambre, es a menudo lo que sigue, y puede progresar a náuseas, vómitos y anorexia (pérdida de apetito). El inicio de la diabetes tiende a ser abrupto en los niños y mucho más gradual en las personas mayores. Cuando se sospecha que hay diabetes, se utilizan pruebas de laboratorio de orina y sangre para confirmar el diagnóstico.
El tratamiento médico de la diabetes es a menudo dirigido por médicos llamados diabetólogos; médicos que se especializan en ayudar a los diabéticos a controlar su azúcar en la sangre. La diabetes tipo I (diabetes juvenil o insulinodependiente: una combinación de dieta, ejercicio e insulina. La diabetes tipo 2 (de aparición en adultos o no insulinodependiente) puede ser controlada con medidas de alimentación, ejercicio y estilo de vida solamente. Por desgracia, en la práctica común muchos diabéticos no saben cómo (o simplemente no lo hacen) controlar su dieta, hacer ejercicio y tener un estilo de vida adecuado y los médicos habitualmente les prescriben medicamentos orales o insulina para regular los niveles de azúcar en la sangre.
Hay controversia con respecto a las recomendaciones alimentarias para los diabéticos. La Asociación Americana de la Diabetes recomienda una alimentación que permite hasta un 30 por ciento de las calorías que se derivan de la grasa. Evidencia experimental, sin embargo, sugiere que es preferible una alimentación baja en grasas (menos del 15 por ciento). Por ejemplo, el Dr. James Anderson, de la Universidad de Kentucky, colocó a 16 hombres diabéticos tratados con insulina en una alimentación especial de alta fibra vegetal, con solo el 11 por ciento de calorías de la grasa. Después de solo 16 días, estos pacientes fueron capaces de reducir el uso de insulina en un 58 por ciento. Ellos mostraron un mayor número de receptores de insulina, lo que significa que sus cuerpos se volvieron más sensibles a la insulina. Este es apenas uno de muchos estudios que se han publicado que respaldan una estrategia con alimentos naturales, bajos en grasas, en el tratamiento de la diabetes. A pesar de la evidencia científica, muy pocos médicos recomiendan esta estrategia.
Un problema importante para los diabéticos y también para los no diabéticos es el exceso de grasa y aceite en la dieta. La grasa y el aceite disminuyen la sensibilidad del cuerpo a la insulina, permitiendo que los niveles de azúcar en la sangre aumenten de manera peligrosa. En un estudio, el Dr. S. Sweeney alimentó a jóvenes y saludables estudiantes de medicina con una dieta muy alta en grasa durante dos días y luego les dio una prueba de tolerancia a la glucosa. Prácticamente todos los estudiantes mostraron niveles de azúcar en la sangre lo suficientemente altos como para clasificarlos como diabéticos. Algunos eran bastante severos. Todos los niveles de azúcar en la sangre de los estudiantes volvieron a la normalidad cuando se les asignó una alimentación baja en grasa.
Una alimentación derivada exclusivamente de alimentos naturales sin procesar tales como frutas frescas, vegetales, cereales de grano entero y legumbres, combinados con un programa de ejercicio aeróbico moderado pueden permitir a la mayoría de los diabéticos tipo 2 mantener niveles normales de azúcar en la sangre sin recurrir a medicamentos de ningún tipo. Los diabéticos tipo I a menudo podrán obtener niveles de azúcar en la sangre mucho más estables con niveles significativamente reducidos de insulina. La evidencia experimental sugiere que esta combinación de alimentación y ejercicio puede ralentizar o incluso detener los cambios degenerativos asociados con la diabetes.
En nuestro consultorio hemos tenido un tremendo éxito con el uso de cambios en la alimentación, tanto con los diabéticos de tipo 1 como con los de tipo 2.
Con los diabéticos tipo 2, a menudo se utiliza un período de ayuno para estabilizar los niveles de azúcar en la sangre y eliminar la necesidad de medicamentos. El ayuno parece facilitar la respuesta curativa del cuerpo. Los cambios que pueden tardar semanas o meses en producirse con una alimentación cuidadosa ocurren mucho más rápidamente cuando se utiliza el ayuno. Algunos diabéticos con niveles muy altos de azúcar en la sangre y muy resistentes no responderán adecuadamente sin ayuno. El monitoreo cuidadoso es absolutamente esencial en el ayuno para los diabéticos tipo 2, con el fin de asegurar que las cantidades adecuadas de insulina están presentes para prevenir cualquier problema asociado.
Aunque la mayoría de los diabéticos tipo 2 producen suficiente insulina para procesar los cuerpos cetónicos naturales producidos por el cuerpo durante el ayuno, los diabéticos tipo 1 (insulinodependientes) no producen insulina. El ayuno generalmente no se utiliza en el tratamiento de los diabéticos tipo 1. Sin embargo, la alimentación, el ejercicio y la modificación del estilo de vida son extremadamente beneficiosos.
Los siguientes ejemplos son típicos de los resultados que vemos con pacientes diabéticos en el Centro.
Recientemente, una mujer de 64 años de edad vino a nuestras instalaciones. Ella había estado teniendo problemas con micción frecuente y un hedor de acetona en su aliento. Cuando vio por primera vez a su médico general se notó azúcar en su orina y los análisis de sangre revelaron un azúcar en la sangre de más de 500 mg/dL (cinco veces lo normal). Su médico diagnosticó su condición de diabetes tipo 2 y la puso en una dieta para diabéticos y píldoras para la diabetes.
Esta estrategia no funcionó, y sus niveles de azúcar en la sangre se mantuvieron muy altos. Medicamentos adicionales fueron probados sin éxito. La semana antes de su llegada al Centro, sus niveles de azúcar en la sangre eran 258 mg/dL, a pesar de la dosis máxima de medicamentos orales. La mujer afirmó haber estado en una dieta vegetariana estricta y no tenía sobrepeso.
Después de revisar su historial médico, hacer un examen físico completo y pruebas de laboratorio, colocamos a esta mujer en un ayuno. Ella permaneció en el Centro y se le dio solo agua destilada. Sus actividades se limitaban a descansar, escuchar cintas educativas, participar en las actividades de nuestro grupo e interactuar en silencio con otros pacientes y el personal.
Durante su ayuno fue monitoreada cuidadosamente con exámen físico diario, y con análisis de sangre y orina, cuando fuera apropiado. Ella ayunó durante un total de nueve días y siguió con 12 días de alimentación cuidadosa derivada exclusivamente de alimentos naturales sin procesar. Durante el ayuno desarrolló varios síntomas comunes del ayuno incluyendo náuseas, períodos de debilidad, sabor repugnante en la boca, dolores de cabeza y algunos dolores en las articulaciones. Al final de su estancia su nivel de azúcar en la sangre estaba dentro de los límites normales, sus síntomas de fatiga se habían resuelto, y estaba libre de todos los medicamentos.
Una consulta de control, realizada un mes después, encontró que esta mujer tenía niveles normales de azúcar en la sangre sin el uso de medicamentos. Tenía una excelente energía y vitalidad y una nueva visión positiva de la vida. Una nota al margen interesante es que sus niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre se redujeron notablemente y ya no estaba presente la depresión crónica.
Algunos pacientes son capaces de superar la diabetes sin ayuno. Los problemas leves con niveles altos de azúcar en la sangre a menudo responden a un programa cuidadoso de modificación alimentaria y de estilo de vida. Una alimentación basada en vegetales y ejercicio adecuado, a menudo permitirán que el cuerpo se cure a sí mismo para que la necesidad de medicamentos y sus riesgos inherentes puedan ser eliminados. Un ejemplo es un hombre de 78 años que vino a nosotros por un dolor de espalda. Él había estado con píldoras para la diabetes durante varios años y todavía mantenía niveles excesivamente altos de azúcar de sangre. Estaba aterrorizado ante la idea de ayunar, pero aceptó seguir un programa de alimentación y ejercicio que diseñé para él. En unas tres semanas pudimos ayudarlo a eliminar la necesidad de medicación por completo. Han pasado varios años y está bastante bien. No usa ningún medicamento e informa que se siente mejor ahora que cuando tenía 60 años.
No todos los diabéticos responden tan fácilmente. En el Centro hemos visto muchos (especialmente en los diabéticos tipo 1) casos que presentaron un gran desafío. Los diabéticos tipo 1 no producen suficiente insulina. Por lo general, continuarán requiriendo algo de insulina indefinidamente. Con una cuidadosa atención a la alimentación y al estilo de vida es a menudo posible reducir en gran medida la cantidad de insulina necesaria y ayudar a estabilizar incluso a los diabéticos “frágiles”, aquellos que tienen dificultad para controlar sus niveles de azúcar.
Encontramos que trabajar con pacientes diabéticos es un reto muy gratificante. A menudo responden notablemente bien a pesar de años de frustrante e improductiva atención médica. Debido a que las consecuencias de la enfermedad son tan devastadoras, se puede derivar una verdadera satisfacción al ayudar a los diabéticos a evitar la ruta típica de la enfermedad y la degeneración.
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