¡Las personas de las culturas no occidentales que tienen una alimentación baja en proteína y grasa de origen animal tienen incidencias mucho más bajas de todos los tipos de artritis!
Mientras que a la mayoría de las personas que sufren de artritis se les dice que necesitarán “aprender a convivir con ella”, los doctores Goldhamer y Marano, del Centro de Salud TrueNorth in Penngrove, California, están ayudando a los pacientes a aprender a vivir sin ella.
La artritis es un término general que significa la inflamación de una de las articulaciones en el cuerpo. Todos hemos experimentado inflamación en un momento u otro. La causa más frecuente de inflamación es la lesión. Supongamos que pierdes tu equilibrio y te caes. Durante la caída te lastimas el tobillo al torcerlo. Como resultado, tu tobillo se inflama. El área lesionada se vuelve roja y caliente, se hincha, y experimentas dolor. Afortunadamente, los síntomas asociados con la inflamación aguda son parte del proceso de sanación. El flujo sanguíneo aumentado en el área trae con él células blancas adicionales, lo que resulta en inflamación y dolor y limita la movilidad, para prevenir más daño. Este proceso le permite a tu cuerpo sanarse a sí mismo rápidamente.
Debido a que hay muchas causas diferentes de inflamación, hay muchos tipos diferentes de artritis. La inflamación inicial que resulta de un trauma u otra lesión, como la que describimos anteriormente, no es un gran problema. La inflamación continua —aquella que se da por años— es la que lleva a los mismos problemas debilitantes de la artritis, y esto puede resultar en articulaciones permanentemente disfuncionales y deformadas.
La forma más común de artritis se llama osteoartritis. Esta es a la que la mayoría se refieren cuando dicen: “Mi artritis me está molestando”. El otro nombre para la osteoartritis es enfermedad articular degenerativa, la cual es una descripción muy buena de lo que pasa —las articulaciones se degeneran—.
La osteoartritis se ve más frecuentemente en las articulaciones que están más usadas y abusadas. Es considerada una enfermedad del “envejecimiento”, pero definitivamente no es causada por envejecer. Si desarrollas osteoartritis o no, depende en gran parte de cómo vives tu vida. De hecho, la osteoartritis no solo ocurre en las personas mayores. A los 30 años, el 35 % de las personas están comenzando a mostrar algunos signos de cambios osteoartriticos en sus rodillas y de los 70 a los 79, por lo menos el 85 % de las personas tienen una osteoartritis diagnosticada.
La osteoartritis puede ocurrir en cualquier articulación. Como es de esperar, los carpinteros tienden a desarrollar osteoartritis en sus muñecas, codos y hombros. Los sastres tienen a desarrollarla en sus manos y dedos. Las personas obesas tienden a tener inflamación en sus tobillos, rodillas y caderas.
Típicamente, la osteoartritis afecta a una sola articulación o solo a unas pocas articulaciones. Los estados tempranos del proceso no son dolorosos. Pero, con el tiempo, el dolor comienza a desarrollarse en una aflicción profunda. Muchas personas con osteoartritis sienten algo de rigidez después del descanso y al levantarse por la mañana. Pero esta rigidez usualmente disminuye después de que la persona ha tenido tiempo de moverse un poco.
La artritis reumatoide pertenece a un grupo de males que son llamados enfermedades antígeno/anticuerpo, o enfermedades de complejo inmune. En la artritis reumatoide el sistema inmune funciona mal y daña los tejidos articulares. La inflamación de las articulaciones lleva a la destrucción del cartílago. La artritis reumatoide se encuentra entre el 1 % y el 4 % de la población.
Todas tus articulaciones están cubiertas por una capa de cartílago suave que permite que estas se muevan fácilmente. Lo anterior permite que tu cuerpo se mueva y distribuya su peso de manera uniforme. El proceso de la artritis reumatoide causa la degeneración y la destrucción de este cartílago. Una vez esto sucede, el mismo hueso empieza a erosionarse y la articulación se deforma.
La artritis reumatoide usualmente se ve en las articulaciones periféricas —especialmente en las manos, los codos, las rodillas, e inclusive los pies, a veces— y, gracias a que es un problema sistémico, la distribución por lo general es simétrica. Si la tienes en tu lado derecho, usualmente la tendrás en el lado izquierdo también, en las mismas articulaciones. Has visto probablemente alguien que tenga articulaciones inflamadas y deformadas que no se doblan adecuadamente. Estos cambios severos son casi siempre el resultado de la artritis reumatoide.
La artritis reumatoide afecta aproximadamente tres veces más a las mujeres que a los hombres, y casi siempre aparece entre las edades de 35 a 50 años. El descanso, que es útil en la osteoartritis, parece no aliviar el dolor de la artritis reumatoide; el dolor persiste. Adicionalmente, la rigidez de la mañana es mucho más severa que en la osteoartritis y dura más tiempo. Como resultado, muchas personas recurren a tomar algún tipo de medicamento para sobrepasar la rigidez y el dolor, solo para poder abotonarse la ropa o amarrarse los zapatos.
La osteoartritis y la artritis reumatoide son los tipos más comunes de artritis. Pero hay otros tipos menos comunes como la gota, el lupus eritematoso, la artritis psoriásica, la espondilitis anquilosante, etc. Parece haber una predisposición genética a la artritis reumatoide, y los tipos menos comunes de artritis tienden a tener una predisposición genética fuerte asociada a ellos también.
Las personas que sufren de artritis usualmente buscan alguna forma de tratamiento para resolver su problema. Desafortunadamente, las artritis de todos los tipos tienen un pronóstico muy pobre bajo tratamiento médico. No hay cura para ninguno de los tipos de artritis, y el tratamiento médico consiste principalmente en tratar de aliviar el dolor.
Aunque el tratamiento médico no es una solución viable, hay esperanza para aquellos que estén dispuestos a desarrollar una nueva conciencia. Nuevas actitudes y comportamientos hacia la artritis pueden llevar a disminuir, y a veces eliminar, el dolor.
Algunos de los pasos que puedes tomar para aliviar el dolor de la osteoartritis son primordialmente mecánicos y relativamente fáciles de implementar.
La osteoartritis puede ser causada o agravada por movimientos mecánicos corporales malos, así que la corrección de una mala postura o entrenar para hacer un uso apropiado del cuerpo —como la técnica Alexander o técnicas similares para enseñar un uso corporal apropiado— puede ser benéfico para aliviar el dolor y detener la progresión de la osteoartritis.
No sobrecargues o exijas demasiado a tus articulaciones. Alterna tus actividades para usar diferentes partes de tu cuerpo y, si es posible, toma periodos frecuentes de descanso durante el día. Puedes aplicar bolsas calientes o frías tanto antes como después de una sesión de uso de la articulación inflamada. Esto puede ser muy útil para reducir el dolor y la rigidez. El hielo y el calor estimulan la circulación de sangre en el área, lo cual trae oxígeno y nutrientes adicionales.
El ejercicio de leve intensidad que mueve la articulación, pero no la empeora, puede ser muy beneficioso. El ejercicio previene la atrofia muscular alrededor de las articulaciones afectadas. Los músculos protegen las articulaciones, por lo cual es tan importante mantener la fuerza muscular alrededor de una articulación artrítica. El ejercicio también ayuda a que circulen los fluidos en la cápsula articular. No hay vasos sanguíneos que lleguen directamente a las superficies de las articulaciones, entonces el oxígeno y los nutrientes no pueden llegar directamente a la capa de cartílago alrededor de las articulaciones. Los nutrientes tienen que difundirse de los vasos sanguíneos más cercanos en el fluido que está en cada articulación. El ejercicio asegura que haya mucho rango de movimiento del fluido alrededor de las articulaciones, para que los nutrientes y el oxígeno puedan ser repartidos. Esto permite que las articulaciones se reparen a sí mismas y prevengan más deterioro.
Haz ejercicio solamente hasta el punto en el que el dolor no empeora. Algunas personas necesitan cambiar el tipo de ejercicio que hacen. Los corredores que empiezan a desarrollar rodilla y caderas artríticas necesitan cambiar a natación, lo cual quita el peso a la articulación, pero todavía permite un movimiento completo de la misma. Puede que sea necesario consultar con un quiropráctico o fisiólogo del ejercicio para determinar qué tipo de ejercicio puedes hacer para mantener la integridad del músculo y el movimiento articular, y no empeorar el deterioro.
Los problemas del pie pueden causar que la mecánica de todo el cuerpo inferior falle, lo cual puede colocar presión en los sitios equivocados y causar deterioro de las articulaciones de las extremidades inferiores. Calzar zapatos adecuados y posiblemente usar ortopédicos (aparatos que mantienen tu pie en una posición particular), puede ayudar a normalizar la mecánica del pie, lo que resulta en un menor dolor de rodilla y cadera.
El cuidado quiropráctico y la terapia física pueden ser beneficiosos. Los ajustes quiroprácticos pueden ayudar a las articulaciones artríticas a restaurar un rango completo de movimiento. El desgaste y el deterioro de una articulación a veces lleva a que la articulación se vuelva tiesa y restringida en sus movimientos. Cuando no se mueve en todo su rango de movimiento, un número de problemas puede ocurrir. La articulación no recibirá la circulación que necesita, y las articulaciones que están encima y debajo de ella tendrán que moverse más para compensar. Esto suma tensión adicional en estas otras articulaciones y, eventualmente, puede causar problemas. Al restaurar el rango completo de movimiento y el “juego” de la articulación, el cuidado quiropráctico puede aliviar el dolor y restaurar la función articular normal.
Cada día, prácticamente todas las personas inflaman sus articulaciones a través de sus actividades rutinarias. Por fortuna, si tienes suficiente reposo y sueño, tu cuerpo puede sanarse durante la noche. Si no obtienes suficiente sueño, la inflamación puede incrementar más rápido de lo que tu cuerpo puede sanar; esto puede llevar a problemas crónicos.
Las personas en otras culturas trabajan tan duro como los norteamericanos, y un cierto porcentaje de aquellas poblaciones probablemente tienen predisposiciones genéticas similares a aquellas de los estadounidenses. Pero las personas en esas culturas tienden a no desarrollar artritis, de ninguna manera, cerca de la misma tasa en los Estados Unidos. ¿Por qué? Parece que la alimentación es un factor importante.
En culturas donde las personas comen muy pocas cantidades de proteína y grasa de origen animal hay una incidencia mucho más baja de todos los tipos de artritis. Cuando estas personas se mudan a una ciudad o a un país donde las personas consumen el mismo tipo de dieta que la de Estados Unidos, su incidencia de artritis se incrementa dramáticamente. Esta es una clara indicación de que la dieta occidentalizada está involucrada en el desarrollo de la artritis. Los dos culpables más grandes parecen ser la grasa de origen animal y la proteína de origen animal.
En el Centro de Salud TrueNorth vemos a muchas personas que experimentan una disminución de su osteoartritis después de cambiar su alimentación. Los cambios alimenticios no revierten las deformidades articulares, las cuales permanecen sin cambios. Pero el dolor disminuye, porque la alimentación mejorada ayuda a reducir la inflamación en las articulaciones.
La artritis reumatoide es rara en sociedades donde los productos de origen animal se comen muy rara vez como en África, Japón y China. Y, cuando la artritis reumatoide se desarrolla, usualmente es más leve y está asociada con mucha menos discapacidad que en los Estados Unidos. Hay muchas teorías del por qué la alimentación influencia estas enfermedades del complejo anticuerpo/antígeno, y por qué los culpables son otra vez la proteína y la grasa.
Cualquier proteína extraña que entra a nuestro cuerpo es llamada un antígeno. Nuestro sistema inmune fabrica anticuerpos para combatir estas sustancias invasoras, y se forman complejos anticuerpo/antígeno.
Los invasores pueden ser virus, bacterias o proteínas de la comida. (La mayoría no piensa acerca de la proteína de la comida cuando ellos piensan de proteínas invasoras u otras proteínas extrañas). Los anticuerpos combaten a estos antígenos pegándose a ellos y aglomerándose con ellos para formar complejos (muchos anticuerpos y antígenos aglomerados juntos). Estos complejos son usualmente eliminados del cuerpo por el sistema inmune. Pero, en algunas personas, esto no funciona. En su lugar, los complejos se atascan en varios tejidos alrededor del cuerpo donde causan inflamación (así como una astilla la causa cuando se atasca). Cuando estos complejos se atascan en las articulaciones sientes dolor, inflamación y enrojecimiento.
La alimentación puede jugar un papel adicional en los problemas antígeno/anticuerpo si los intestinos de la persona permiten que proteínas grandes de la comida ingresen al cuerpo. Cuando comemos, nuestro sistema digestivo descompone la comida en partículas más y más pequeñas. En la mayoría de las personas las partículas tienen que ser muy, pero muy pequeñas —hasta sus componentes básicos—antes de que puedan pasar del tracto digestivo hacia el interior del cuerpo. Pero, en unas personas, las proteínas pueden atravesar en una fase más temprana, cuando todavía son grandes y complejas. Este proceso se llama “intestino permeable”.
Cuando estas proteínas más grandes entran al cuerpo, son percibidas como antígenos. El cuerpo empieza a atacarlas y trata de eliminarlas. El comer una dieta alta en proteínas, especialmente una que contenga productos de origen animal, puede hacer que las personas que tengan una tendencia genética a permitir partículas más grandes dentro de sus cuerpos sean más susceptibles a la artritis.
Un estudio que apoya la contienda que la alimentación juega un papel en la evolución de la artritis fue desarrollado por la Facultad de Medicina de la Universidad del Estado de Wayne. Los resultados fueron impresionantes. Los investigadores tomaron seis pacientes con artritis reumatoide y los alimentaron con una alimentación totalmente libre de grasa por siete semanas. Durante este tiempo, los seis pacientes experimentaron remisión completa del dolor. Los síntomas reaparecieron 72 horas después de que se hubiera incorporado a su alimentación tanto aceite vegetal como grasa de origen animal. Si comían pollo, carne, queso, aceite de coco, o aceite de cártamo, experimentaban dolor artrítico severo dentro de ese periodo.
Las reacciones de las personas a varios antígenos pueden ser muy diferentes. Los productos lácteos, los huevos, la carne, el trigo y el maíz son los culpables más frecuentes, pero hay muchos otros, algunos de ellos bastante desconocidos.
Si una persona que está sufriendo de artritis reumatoide quiere saber a qué comidas es sensible, la mejor forma de hacerlo es tener un periodo de ayuno (ingerir solo agua pura), seguido de un periodo de alimentación rotacional. Muchos pacientes artríticos han ayunado en el Centro de Salud TrueNorth. Durante el ayuno es común que el dolor articular y la inflamación desaparezcan totalmente.
Este periodo sin dolor proporciona un muy bienvenido alivio, pero una realimentación apropiada después del ayuno es crucial. De hecho, no tiene sentido hacer un ayuno si tu intención es volver a tu forma anterior de alimentarte, porque este comportamiento es parte del problema (posiblemente una gran parte).
Durante el periodo de realimentación podemos encontrar que comidas están contribuyendo al dolor articular. Incorporamos varios alimentos lentamente, uno a la vez, comenzando por aquellos que probablemente vayan a causar menos problemas. De manera ideal, cada paciente consumiría la alimentación que recomendamos en el Centro —una alimentación basada en plantas, de frutas frescas, vegetales, y una adición variable de nueces, cereales de grano entero y legumbres—. Esta alimentación es baja en grasa, baja en proteína, alta en fibra, y no contiene productos de origen animal. Pero los sistemas de algunas personas son intolerantes incluso a algunos de estos alimentos basados en plantas.
Los pacientes artríticos necesitan aprender cuáles alimentos pueden comer sin que induzcan síntomas, y cuánto pueden comer de estos alimentos aceptables. Algunas personas encuentran que no pueden tolerar mucha fruta; otras pueden tolerar algunos vegetales, pero no otros. Simplemente al eliminar a los peores agresores —carnes, productos lácteos, huevos, y trigo— puede que no sea lo adecuado para aliviar el dolor en un individuo particular.
La realimentación es un proceso de aprendizaje. Cada persona es diferente, y cada persona debe aprender cómo necesita alimentarse (y vivir) para mantenerse libre del dolor artrítico. Como resultado de su nueva conciencia, muchas personas consideran su artritis como un tipo de “bendición”, porque la recurrencia del dolor artrítico les recuerda su necesidad de adherirse a un estilo de vida que promueva su salud.
En el Centro de Salud TrueNorth hemos encontrado que la estrategia más efectiva para la artritis involucra un periodo apropiado de ayuno supervisado, seguido de una alimentación promotora de la salud, ejercicio apropiado, descanso y sueños adecuados, postura y mecánica corporal buena y, cuando sea apropiado, manipulación quiropráctica y terapia física. Nuestros pacientes están aprendiendo a vivir sin la artritis.
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