El eritritol se ha convertido en un endulzante artificial muy popular, con 6 % de las calorías y solo 60-80 % tan dulce como el azúcar. Se encuentra de forma natural en los champiñones, las peras, las uvas, la sandía, el miso, la salsa de soya, el queso y en las bebidas alcohólicas. También se produce de forma natural en el cuerpo humano a partir de la glucosa, e incluso puede mejorar la función de los vasos sanguíneos.[1][2] Se produce comercialmente usando una levadura que fermenta la glucosa del almidón de trigo o maíz.[3] Puede utilizarse como sustituto del azúcar o añadirse a otros endulzantes artificiales como los extractos de fruta del monje y estevia para minimizar su regusto desagradable; también se puede etiquetar comercialmente como “natural”. Además de estar presente en Truvia® y Splenda Naturals Stevia®, el eritritol se encuentra en muchos productos sin azúcar. Sin embargo, como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) no exige que los fabricantes de alimentos lo incluyan en las etiquetas nutricionales, es probable que la mayoría de los consumidores no sepan que lo están consumiendo. Hasta hace poco, han habido muy pocas preocupaciones sobre sus riesgos para la salud.[4][5]
En febrero del 2023, un artículo publicado en Nature demostró una asociación entre los niveles altos de alcoholes de azúcar, incluyendo el eritritol, que circulan en la sangre y un mayor riesgo de infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares en 2,149 pacientes estadounidenses y 833 europeos. En este estudio de varias etapas, los investigadores añadieron eritritol a la sangre y observaron un aumento de la actividad de plaquetas y mayor formación de coágulos. A continuación, los investigadores administraron la cantidad de eritritol contenida en un litro de helado keto a ocho participantes sanos y observaron que los niveles de eritritol en la sangre se elevaron 1,000 veces y se mantuvieron elevados durante días antes de volver al nivel basal, aproximadamente una semana después. Estos niveles en sangre estaban muy por encima de los observados para estimular la actividad de las plaquetas y la coagulación de la sangre.[6] Aún está por determinarse si este nivel de consumo de eritritol contribuye directamente al mayor número de infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Pero por ahora, parece que tras consumir eritritol hay un aumento en riesgo de coágulos sanguíneos en los días subsiguientes a la ingesta.
El estudio respalda investigaciones anteriores que demuestran que las personas que padecen de enfermedad cardiaca tienden a tener niveles más altos de eritritol en su organismo y sugiere además que el consumo de alimentos con eritritol como endulzante artificial puede aumentar el riesgo de coagulación de la sangre, lo cual podría provocar infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, discapacidades importantes o incluso la muerte. Quizá a niveles más bajos, cuando el eritritol se forma durante la digestión y se encuentra de forma natural en los alimentos sin procesar, puede desempeñar una función protectora y curativa en el organismo. Pero a niveles más altos, parece tener un efecto más desadaptativo.
Este tipo de estudios en humanos es necesario. El uso de animales como modelos puede crear confusión en materia de salud y seguridad. Los estudios de toxicidad con modelos de animales identifican motivos de precaución que solo son directamente aplicables a los animales y no a los seres humanos.[7]Los estudios con animales predicen lo que ocurrirá en los seres humanos en solo un 70 % de las ocasiones y, en ciertos modelos de animales, se reduce hasta el 43 %.[8] El valor de los estudios con animales reside en que nos ayudan a comprender los aspectos o mecanismos de los procesos de enfermedad.
De modo que, a la luz de las investigaciones sobre el eritritol, ¿qué se supone que debemos comer? ¡Una alimentación basada en plantas sin procesar! Los alimentos de origen vegetal, incluyendo los que contienen eritritol de forma natural, se han asociado repetidamente con la salud. Aunque las frutas contienen azúcares de forma natural, se asocian con una disminución de la diabetes tipo 2 y una mejora en la sensibilidad a la insulina.[9] El consumo de frutas y verduras también se asocia con menos riesgo cardiovascular, una presión arterial más baja[10][11] y menores tasas de obesidad [12][13][14], enfermedades mentales[15][16] cáncer y muerte por toda causa.[17] La soya fermentada tiene amplios beneficios para la salud, como son la reducción del colesterol sérico y la protección del sistema cardiovascular, con efectos contra la diabetes, la hipertensión, el cáncer y la inflamación perjudicial de los nervios y el cerebro.[18]
A diferencia , los endulzantes artificiales suelen potencialmente traer efectos secundarios, como por ejemplo un mayor riesgo de aumento de peso, ansias de antojos, distensión abdominal, resistencia a la insulina, cambios en la microbiota, cáncer y enfermedad cardiovascular.[19][20][21][22][23] Más concretamente, los niveles circulantes elevados de eritritol en el cuerpo humano se asocian a infartos cardiacos, accidentes cerebrovasculares, diabetes y aumento de peso. Este estudio reciente sugiere que el consumo de eritritol fuera de una alimentación sin procesar da lugar a niveles sanguíneos asociados con un aumento potencial de coagulación de la sangre peligroso, que se mantiene durante días.
El eritritol puede ser beneficioso en situaciones concretas. Por ejemplo, puede ayudar a bajar de peso a corto plazo y tener menos efectos secundarios que otros sustitutos del azúcar. Pero a la luz de esta nueva información, hasta que sepamos más, parece prudente seguir con los alimentos que sí sabemos que favorecen nuestra salud y que podemos seguir disfrutando sin preocupaciones.
Las personas acostumbradas a una mayor ingesta de dulce aún pueden tener esperanza. No es necesario depender de azúcares añadidos o sustitutos del azúcar para disfrutar de la comida, porque la sensibilidad al dulce puede recuperarse fácilmente. La sensibilidad de las papilas gustativas al dulce puede mejorar drásticamente y los antojos pueden disminuir de forma significativa tras evitar solo dos semanas.[24] Los azúcares añadidos y los endulzantes artificiales. Y dado que el consumo de grasas en la alimentación disminuye la sensibilidad al dulce y aumenta los antojos, comer principalmente alimentos basados en plantas sin procesar, que naturalmente tienen muchas menos calorías procedentes de las grasas, puede ser parte de la solución.[25] El consumo de una alimentación abundante en plantas mínimamente procesadas también puede favorecer un microbioma oral compuesto por bacterias que optimizan la sensibilidad al sabor.[26]
Imagina disfrutar de los complejos sabores de alimentos como las papas y el brócoli y encontrarlos dulces. O utilizar fruta, batatas o zanahorias para añadir el toque perfecto de dulzor a un plato. Las especias son maravillosas para añadir sabor, complejidad, interés y profundidad a los alimentos como complemento del dulzor.
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