Hoy, Susan y Sandra tienen 57 años y están más saludables que nunca. Ambas redujeron su colesterol, se mantuvieron en forma, y eliminaron el uso de medicamentos recetados. Las mellizas saben que la trayectoria basada en plantas de cada persona es única y que a veces es difícil renunciar a los alimentos reconfortantes tradicionales de la niñez, incluso si hacerlo trae la promesa de una mejor salud.
Sandra Sellani: Al crecer en una familia italiana, comí mi porción de platos de carne y queso, pero equilibrados con cereales de grano entero, frutas y vegetales. Sin embargo, después de ir a la universidad, mis hábitos alimenticios se sumergieron en una espiral de comida chatarra. Trasnochar, comer refrigerios azucarados, hamburguesas de comida rápida y bebidas gaseosas para mantenerme despierta y embutirme algo para salir a la escuela era solamente una parte. También trabajé medio tiempo en una tienda de mercado durante mis años universitarios, consumiendo dos barras de dulce y una lata de bebida gaseosa todos los días en mi descanso. Era alta y delgada con 5’10” (1,77 m) y 125 libras (56 kg) y nunca pensé en cómo mi dieta estaba afectando mi salud.
Luego, a los 22 años, vino el diagnóstico: colitis ulcerativa; yo era la única persona en mi familia con la enfermedad. Cuando mi médico me dijo que esta aflicción triplicaría mi riesgo de cáncer de colon, yo no estaba demasiado preocupada —todavía tenía la determinación que viene con la invencibilidad de mi juventud—. Lo que sí me sorprendió fue su recomendación: ¡me dijo que dejara de comer frutas y vegetales frescos! Incluso en mi estupor inducido por la comida chatarra, sonaba como un mal consejo por parte de un médico. ¡También me envió a casa con cuatro prescripciones! No fue sino hasta que me volví vegetariana, a los 25 años, que mis síntomas comenzaron a disminuir. Cuando me volví vegana a los 50 años, mis síntomas desaparecieron por completo. Irónicamente, no comencé una alimentación basada en plantas para mi salud; lo hice porque ya no quería participar en lastimar a los animales. La sorpresa fue que mi salud mejoró repentinamente, los cuatro medicamentos fueron suspendidos y mi colesterol cayó de 260 a 160. (También comencé a correr y atribuyo parte de la disminución de mi colesterol a eso).
Cuando mi médica me preguntó cómo reduje mi colesterol de forma tan significativa, le conté sobre la alimentación vegana y le recomendé que leyera ‘El Estudio de China’. Anotó ansiosamente el nombre del libro y dijo que lo compartiría con sus pacientes. Me divirtió un poco que mi médica me pidiera consejo, pero destacó el hecho de que no podemos confiar en nuestros médicos cuando se trata de nuestra nutrición. Tenemos que tomar el control de nuestra salud, especialmente después de los 40 años, si hemos pasado la primera mitad de nuestras vidas haciendo malas elecciones de alimentos.
Susan Sellani: Después de luchar contra el colesterol alto durante años, alcancé un máximo histórico de 287 en 2016. Mi médico me había recomendado medicación en cada cita anual, pero después de que mi madre desarrolló diabetes a los 59 años, solo dos semanas después de empezar un medicamento de estatinas, me prometí a mí misma que nunca lo haría. Leí el libro ‘The Cholesterol Myth’ (El mito del colesterol, en español), que advirtió enérgicamente en contra de que las mujeres usaran estatinas por muchas razones, incluida la aparición de la diabetes. Nadie en nuestra familia tiene sobrepeso ni antecedentes de diabetes. En el momento del diagnóstico de mi madre, su médico pensó que no había conexión, pero a día de hoy sabemos más.
Según lo recomendado por mi médico, traté de aumentar mi ingesta de omega-3, al comer pequeñas porciones de nueces de nogal todos los días, pero mi HDL permaneció bajo y mi LDL estaba aumentando. Después de las malas noticias sobre mi nuevo número, le supliqué que me dejara intentar cambiar mi alimentación. Básicamente, me dijo que podría morir de hambre y que no marcaría una gran diferencia. Mi familia tiene colesterol alto hereditario.
Estaba decidida a dar lo mejor de mí con mi nueva alimentación autoimpuesta, así que, con excepción de una pequeña cantidad de productos lácteos, comí en su mayoría ensaladas con aguacate, pasta y cereales con alto contenido de proteína. Intenté alejarme de los azúcares procesados y comí más fruta y batidos a base de frutas. En menos de tres meses, disminuí mi colesterol total en 35 puntos; también perdí cerca de ocho libras (tres kilogramos). Incluso, mi doctor estaba conmocionado. Aceptó dejarme seguir tratando de reducir el colesterol con la alimentación. Sin embargo, me pidió que no perdiera más peso, porque con 5’10” (1,77 m) y 133 libras (60 kg), sintió que me estaría embarcando en otros problemas relacionados con la salud.
Hasta el día de hoy, soy más consciente de lo que pongo en mi sistema. Estoy feliz de poder mostrar una reducción tan significativa en mi colesterol al avanzar hacia la dirección de una alimentación basada en plantas.
Recientemente, las dos escribieron un libro de cocina The Forty-Year-Vegan Cookbook (El libro de cocina de la vegana de 40 años, en español), además de sus recetas favoritas basadas en plantas, el libro se enfoca en la transición de alimentos reconfortantes tradicionales al veganismo. Incluye un plan de 52 semanas para ayudar a las personas a sustituir una comida tradicional basada en carne o productos lácteos por una opción basada en plantas cada semana, ayudándoles a “inclinarse” hacia un estilo de vida vegano. También, comparten historias de personas inspiradoras, que se volvieron veganas después de los 40 años y nunca miraron atrás: estas personas previnieron o eliminaron con éxito el uso de medicamentos con prescripción, mejoraron su salud y transformaron sus vidas, simplemente al cambiar su alimentación.
Al seguir el plan del libro y sus numerosos consejos sobre cómo hacer el cambio, los lectores se sorprenderán de lo fácil que es hacerse vegano. Lo que podría ser más sorprendente es el hecho de que comenzarán a cosechar los beneficios de esta forma de comer, como Susan, incluso antes de volverse completamente basados en plantas.
Una de sus recetas favoritas es el emparedado de atún al estilo delicatessen, que sabe igual a los que disfrutaban cuando eran niñas. La mayonesa cremosa se hace con marañones y se puede batir en minutos. La primera reacción de sus amigos a esta receta es: “¡Esto sabe exactamente como la ensalada de atún!”, seguido de la constatación de que hacerse vegano puede no ser tan difícil, después de todo. Los pequeños pasos pueden producir grandes resultados a lo largo del tiempo y, en la segunda mitad de la vida, estos resultados pueden ayudar a las personas a pasar lentamente de lo tradicional a lo transformativo.
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