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Centro de Estudios en Nutrición del Dr. T. Colin Campbell

Como indicador de salud, la esperanza de vida es limitada. Es posible vivir más años sin vivir necesariamente mejor o de forma más saludable y nadie quiere pasar sus últimos años — o décadas — sufriendo enfermedades incapacitantes o dolorosas. Por eso, una estadística más útil es la esperanza de vida ajustada a la salud (EVAS), la cual toma en cuenta los años vividos con una salud inferior a la plena.[1]

No obstante, los cambios en la esperanza de vida pueden ayudarnos a evaluar nuestra historia colectiva de salud. Y hay algunas lecciones que podemos extraer de las tendencias a largo plazo.

Siglos de progreso… ¿Por qué?

La esperanza de vida ha aumentado considerablemente en la mayoría de los países ricos desde al menos antes de mediados del siglo XIX. A partir de 1840, la esperanza de vida al nacer aumentó unos tres meses por año.[2] , aunque la mayor parte de ese aumento se debió a la reducción de la mortalidad infantil y en la niñez. No fue hasta casi 1960 cuando el aumento de la esperanza de vida frenó y: “vino a depender de la supervivencia entre los adultos mayores”. En EE.UU., por ejemplo, “la probabilidad de que una persona de 65 años sobreviva hasta los 85 se duplicó entre 1970 y 2005”.

En el siglo XIX el aumento de la esperanza de vida se debió a la reducción de las enfermedades infecciosas infantiles; aún la mayoría de las muertes a principios del siglo XX eran a consecuencia de infecciones, de modo que la reducción de los peligros de infección aumentó nuestras posibilidades de supervivencia. En cambio, “cuando son las enfermedades crónicas las que dominan las muertes”, como ha ocurrido en las últimas décadas, “la gente suele vivir durante largos periodos con la enfermedad diagnosticada y sus tratamientos”.

Nuestro sistema médico se ha destacado en eso: el manejo de las enfermedades crónicas para que vivamos más tiempo. (No necesariamente reduciendo la incidencia o revirtiendo las condiciones de la enfermedad, sino prolongando la vida). La enfermedad cardiovascular (ECV) es probablemente el ejemplo más obvio: en más de cinco décadas, las probabilidades de sobrevivir un infarto de miocardio han aumentado consistentemente. ¡De hecho, la capacidad de reducir las tasas de mortalidad por ECV de nuestro sistema médico, representa aproximadamente el 60 % del aumento de la esperanza de vida entre 1970 y 2000!

Aquí algunas estadísticas que ilustran estas tendencias (véanse las fuentes en los gráficos siguientes):

  1. De 1880 a 2014, la esperanza de vida en EE.UU. se ha más que duplicado, aumentando de 39,4 años a 79 años (Gráfico 1).
  2. En el mismo periodo de 134 años, la esperanza de vida de una mujer de 45 años en EE.UU. aumentó poco menos de 13 años; para un hombre de 45 años en EE.UU., el aumento fue de menos de diez años (gráfico 2). En otras palabras, las mejoras en la esperanza de vida se han distorsionado debido a la reducción en las tasas de mortalidad entre la población más joven.
  3. La reducción de la mortalidad infantil sigue contribuyendo al aumento de la esperanza de vida. El número de muertes entre menores de 5 años en EE.UU. ha disminuido un 80 % desde 1960 (Gráfico 3). Sin embargo, la mortalidad infantil se redujo mucho más en el siglo anterior: a mediados del siglo XIX, era común que más de la cuarta parte de los niños murieran antes de cumplir los cinco años, frente a solo el 3 % en EE.UU. en 1960 (Gráfico 4).
  4. En los Estados Unidos se sobrevive con enfermedades, pero nuestro gasto de cuido de “salud” per cápita supera con creces al del resto del mundo (gráfico 5).

Chart 1

Chart 2

Chart 3

Chart 4

Chart 5

Este último punto demuestra por qué la hipótesis de la compresión de la morbilidad es tan atractiva. Se trata de una idea de salud pública desarrollada hace décadas por el profesor de medicina de Stanford, James Fries, que sugiere que la carga de la enfermedad a lo largo de la vida podría comprimirse en un periodo más corto antes de la muerte[3]. Por desgracia, desde entonces los investigadores han demostrado empíricamente lo contrario.[2] Concluyen: “Cuando la morbilidad se define como enfermedad grave y pérdida del funcionamiento de la movilidad [. . .] la compresión de la morbilidad puede ser tan ilusoria como la inmortalidad”.

Tendencias más recientes

Puede que la teoría de la compresión de la morbilidad suscite preocupaciones válidas, pero en general hemos disfrutado de avances significativos en los dos últimos siglos. ¿Qué hay en lo más reciente?

La pandemia de COVID — y esto no sorprenderá a nadie — afectó gravemente a la esperanza de vida. Lo que sí te podría sorprender es que aún antes de la pandemia, la esperanza de vida en los Estados Unidos ya estaba presentando dificultades. De 2013 a 2017, la esperanza de vida cayó (gráfico 6), por detrás de la mayoría de los otros países de ingresos altos. Y esta brecha o espacio se amplió durante la pandemia,[4][5] algo que los investigadores han atribuido a la coincidencia con la epidemia de opioides y el aumento en “muertes por desesperación”: sobredosis, suicidios, enfermedades hepáticas alcohólicas, etc.

Chart 6

Este declive también puede vincularse, al menos en parte, a enfermedades prevenibles relacionadas con el estilo de vida, que aportan profundo malestar físico, psicológico y económico.

Para responder a la pregunta planteada en el título de este artículo, existen un sinnúmero de razones por las cuales estamos viviendo menos. Esto sugiere que la mejor manera de volvernos a encauzar y seguir ampliando la esperanza de vida podría ser con un abordaje por muchos ángulos.

Soluciones

Un artículo publicado en 2021 en Annual Review of Public Health criticaba la narrativa de las “muertes por desesperación” y sugería un enfoque más centrado en los principales impulsores del declive de la esperanza de vida, entre ellos:

  1. políticas que reduzcan las sobredosis de drogas;
  2. comprender y mitigar las causas de la reducción en las tasas de mortalidad por enfermedad cardiaca; y
  3. reducir el acceso a los medios para llevar a cabo o completar suicidios y homicidios, incluyendo modificación de las leyes sobre armas de fuego.[6]

Como ellos concluyen: “Las grandes narrativas suelen ser convincentes por su simplicidad y capacidad para explicarlo todo, pero corren el riesgo de ver los árboles e ignorar el bosque”. Si la nutrición puede desempeñar un papel en la poda de algunos de esos árboles, puede ayudar a revertir las preocupantes tendencias de los últimos años. Aunque “se han logrado avances apreciables en el tratamiento de las consecuencias de las enfermedades”, aún nos queda mucho camino por recorrer para evitar, retrasar o eliminar las enfermedades crónicas. La incidencia de un primer infarto de miocardio no cambió mucho de los años 60 a los 90, a pesar de haber mejorado mucho nuestra capacidad para responder a esa crisis.[2] El siguiente paso es evitarla por completo. Y ahí es donde la nutrición puede desempeñar un papel importante.

Referencias

  1. World Health Organization (WHO). Healthy life expectancy (HALE) at birth. Accessed December 28, 2022. https://www.who.int/data/gho/indicator-metadata-registry/imr-details/66.
  2. Crimmins, E. M. & Beltran-Sanchez, H. Mortality and morbidity trends: is there compression of morbidity? J Gerontol B Psychol Sci Soc Sci 66, 75–86, doi:10.1093/geronb/gbq088 (2011).
  3. Fries, James F. (1980). “Aging, Natural Death, and the Compression of Morbidity” (PDF). New England Journal of Medicine. 303 (3): 130–5. doi:10.1056/NEJM198007173030304. PMC 2567746. PMID 7383070. Archived from the original (PDF) on 2011-08-11. Retrieved 2011-03-31.
  4. Lewis, T. Why life expectancy keeps dropping in the u.s. as other countries bounce back. Scientific American. November 21, 2022. Accessed December 28, 2022. https://www.scientificamerican.com/article/why-life-expectancy-keeps-dropping-in-the-u-s-as-other-countries-bounce-back1/.
  5. Rakshit S, McGough M, Amin K, and Cox C. How does u.s. life expectancy compare to other countries? Peterson-KFF Health System Tracker. December 6, 2022. Accesssed December 28, 2022.https://www.healthsystemtracker.org/chart-collection/u-s-life-expectancy-compare-countries/#Life%20expectancy%20at%20birth%20in%20years,%201980-2021
  6. Harper S, Riddell CA, King, NB. Declining life expectancy in the united states: missing the trees for the forest. Annual Review of Public Health 42, 381–403 (2021). https://doi.org/10.1146/annurev-publhealth-082619-104231

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