Para esta serie de artículos de OGM, entrevisté al biólogo molecular y científico de plantas Jonathan R. Latham, PhD, cofundador y director ejecutivo del Proyecto de Bioscience Resource y director de Poison Papers Project, para obtener respuestas a las preguntas que realmente deberíamos estar haciendo sobre los OGM.
Desde la invención de los OGM, la seguridad ha sido una preocupación dominante. A pesar de que muchas instituciones de buena reputación —como la Asociación Médica Americana (AMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS)— respaldan la seguridad comprobada de los OGM, y que según una encuesta de 2014 casi el 90% de los científicos miembros de AAAS (Asociación Americana para el Avance de la Ciencia), creen que es “generalmente seguro” comer OGM, sigue habiendo escepticismo.[5,10]
Después de todo, una cosa es creer y respaldar la seguridad de un nuevo producto y otra es probarlo realmente. Entonces, ¿cómo sabemos si los OGM son seguros? ¿Y quién está a cargo de asegurarse de ello?
Como ciudadanos, muchos de nosotros confiamos en que existen leyes e instituciones para regular el mercado y proteger nuestra salud y seguridad. Especialmente cuando se trata de artículos controversiales como los OGM, estamos seguros de que están sujetos a riguroso escrutinio y pruebas antes de ser aprobados para su venta. Sin embargo, por reconfortante que suenen, estas afirmaciones tienen una letra pequeña oculta.
En primer lugar, aunque los OGM pueden haber tenido muchas pruebas, ninguna de estas pruebas explora los impactos de los OGM en la salud a largo plazo . De hecho, las empresas ni siquiera están obligadas a probar la seguridad de nuevos OGM si los componentes añadidos son “generalmente reconocidos como seguros”, una afirmación que se basa en la suposición a menudo no probada de que los cultivos genéticamente modificados “son en gran medida los mismos que sus contrapartes convencionales”.[4] Si una empresa decide realizar cualquier tipo de prueba de seguridad, por lo general es un ensayo de alimentación de ratas a corto plazo.[3,4,8] La duración de estas pruebas es tan corta que no pueden descartar el desarrollo lento de problemas de salud como el daño a órganos y el cáncer.[3] Lo peor de todo es que el marco regulatorio por el cual evaluamos el valor de estas pruebas inadecuadas y a menudo opcionales, es inconsistente e incompleto.[4]
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Infografía de lo que debes saber sobre la regulación de OGM
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Las organizaciones responsables de regular la producción y venta de OGM no son las que estudian sus efectos. Los estudios de “seguridad” a corto plazo son realizados por las mismas empresas biotecnológicas, cuyo interés particular es vender un producto que costó cientos de millones de dólares crear. Sería sorprendente ignorar este interés de hacer dinero y esperar que las corporaciones que buscan ganancias financieras sean confiables, sin embargo, esto es exactamente lo que hacen nuestras instituciones reguladoras.
“¿Las empresas de OGM van a publicar un estudio si muestra que son dañinos? Esa es la pregunta que tienes que hacerte a ti mismo.”
Para ilustrar, repasemos cada uno de los tres obstáculos “regulatorios” a los que se enfrentan los desarrolladores de OGM en los Estados Unidos —la FDA, la EPA y el USDA— a lo que el Dr. Latham se refiere como una “estructura pseudo regulatoria.”[9] A pesar de que cada una de estas organizaciones se especializa en un elemento diferente de la seguridad de los OGM, todos ellos operan de tal manera que su papel en la regulación de los OGM en el mejor de los casos es mínimo y, en el peor de los casos, totalmente un reflejo automático ó performativo.
“A menudo se afirma que la FDA regula los OGM”, dice Latham, “pero en realidad un OGM se puede lanzar al mercado sin siquiera informar a la [FDA]”.[9] La FDA se limita a llevar a cabo consultas voluntarias en las que los desarrolladores presentan un resumen que describe los resultados de las evaluaciones de seguridad.[3] Este resumen, que está sujeto a la omisión de detalles y procedimientos experimentales vagos, es todo lo que se requiere para obtener la aprobación de la FDA.[3,9] Como dice el Dr. Latham, “las empresas ventean estas aprobaciones de la FDA delante de los periodistas y el público y dicen ‘la FDA nos regula’, pero eso es sólo una ilusión”.[9] Además, no se requieren evaluaciones de seguridad posteriores al mercado de estudios epidemiológicos, por lo que en realidad no tenemos ninguna información sobre los posibles impactos de seguridad a largo plazo de los OGM luego de su introducción en el mercado.[3]
Según el Dr. Latham, “la EPA sólo tiene jurisdicción si el [OGM] es un pesticida”. Pero hay una trampa – la empresa puede determinar lo que constituye un pesticida.[9] En otras palabras, cada empresa puede definir “pesticida” de cualquier manera que sea más favorable para ellos. “Hay casos, por ejemplo, en los que yo diría que algo es un pesticida, pero la compañía [dice] que no lo es… Eso significa que ni la EPA ni la FDA están regulando la seguridad de los OGM”.[9] En caso de que una empresa determine que su producto es un pesticida, la EPA está legalmente obligada a evaluar los datos, “pero los datos se basan totalmente en la información sometida por la empresa”.[9] Esta investigación de la empresa se somete a la EPA para su evaluación sin revisión por pares ni confirmación de los resultados a menos que la EPA lo solicite. Pero, como señala el Dr. Latham, “la EPA no está en condiciones de resistir a la industria de los OGM”. Si la EPA encuentra un problema con respecto a la seguridad, no pueden actuar sin la aprobación de la Casa Blanca.[9]
“[Digamos que la EPA] va a la Casa Blanca y [dice] ‘tenemos que quitar el maíz transgénico del mercado porque descubrimos que tiene un peligro oculto’. Lo que va a pasar… es que la Casa Blanca les dirá que se larguen “. [9] Ya que las empresas de OGM son a menudo constituyentes importantes y donantes de campaña, el presidente no tiene ningún interés de aprobar investigaciones que pudieran afectar las ganancias de la industria. “Así que incluso cuando hay peligros completamente obvios… encontrados por el sistema científico… la EPA no hace nada.”[9]
La última etapa de la pseudo regulación de los OGM es el USDA, con jurisdicción sobre la cuestión de que si un OGM es o no un peligro agrícola que podría causar problemas a los agricultores; por ejemplo, si se escapa a la naturaleza.[9] Pero al igual que la EPA, el USDA tiene poco o ningún poder para regular los OGM, aún cuando establece la presencia de un peligro. Los ejemplos anteriores demuestran esta impotencia (o desinterés). Consideremos la yerba Bentgrass rastrero genéticamente modificada: “[una] compañía de campos de golf decidió probar este pasto OGM… en un campo de prueba. El pasto escapó [polinizando hierbas cercanas]… [y] ahora está en todo el estado de Washington y Oregón.”[1,9] El pasto, resistente al herbicida Roundup, ya había demostrado ser una plaga agrícola y ya había causado problemas a los agricultores, pero aun así el USDA lo aprobó. [1,9]
Desafortunadamente, no estamos más cerca de responder a esta pregunta que al principio de este artículo. Tenemos una mejor idea de qué tipo de pruebas se hacen, por quién y qué papel desempeñan las agencias reguladoras, pero con respecto a la seguridad de los OGM, la única respuesta honesta es que no sabemos, porque los que están en el poder o a cargo de estas industrias, no quieren que sepamos. Como señala Latham, “no se puede generalizar”, porque cada OGM es diferente; “pero [hay] ciertos métodos de fabricación en común… Si estos [métodos] introducen riesgos de seguridad [por daños en el ADN o mutaciones impredecibles], se puede decir que todos los OGM [pueden tener riesgos similares]… y todavía no existe un veredicto final. [9]
Más allá de los estudios de seguridad realizados por las empresas de OGM, hay múltiples estudios no financiados por la industria in vivo e in vitro que contienen evidencia de que algunos OGM pueden no ser tan inofensivos como sugiere el principal establecimiento científico.[2,6,7,8]
“¿Las empresas de OGM van a publicar un estudio si los resultados demuestran que son dañinos? Esa es la pregunta que tienes que hacerte a ti mismo. Van a tirarlo a la basura.”[9]
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