Los trastornos autoinmunes, como la enfermedad de Crohn, la diabetes de tipo 1, la esclerosis múltiple, y la artritis reumatoide afectan a entre 14,7 y 23,5 millones de personas en EE. UU., y su incidencia parece ir en aumento.[1]
Según investigaciones recientes, los indicadores de autoinmunidad han aumentado considerablemente desde el 1988, sobre todo entre jóvenes.[2] Las mujeres tienen tres veces más probabilidades de verse afectadas que los hombres, y la enfermedad autoinmune es la octava causa de muerte entre las mujeres estadounidenses de 15 a 64 años.[3]
A pesar de su prevalencia, se desconocen las causas exactas de la autoinmunidad. Sin embargo, lo que los científicos y los médicos entienden sobre los factores que afectan a la respuesta inmune puede proporcionar esperanza y señalar el camino hacia el alivio de los enfermos.
¿Qué es la autoinmunidad?
El sistema inmunitario está diseñado para reconocer las células del propio cuerpo como “propias” y los patógenos, como los virus y las bacterias, como “no propios”. Las células inmunitarias son capaces de hacer la distinción gracias a una proteína llamada antígeno leucocitario humano, que aparece en la superficie de cada célula “propia”.
Este sistema falla en las enfermedades autoinmunes. En lugar de dejar en paz a las células “propias”, el organismo crea autoanticuerpos que señalan a las células nativas como invasoras. Los autoanticuerpos también pueden unirse a los antígenos para crear complejos inmunitarios, que pueden desencadenar una cascada de inflamación que provoca daños y síntomas.[4]
Se supone que las células inmunitarias reguladoras, llamadas T-regs, mantienen estas respuestas bajo control, pero no lo consiguen en los casos de autoinmunidad.[5]
Posibles causas de la enfermedad autoinmune
No se conoce una causa única para la desregulación inmunológica asociada a más de 80 enfermedades autoinmunes diferentes, pero entre los posibles detonantes están:[6]
- La genética.
- Antígenos ambientales.
- Mala salud intestinal o intestino permeable.
- Una infección que confunde o altera el sistema inmunitario, haciendo que el cuerpo se ataque a sí mismo.[7]
- Disfunción en la glándula del timo, que impide la destrucción de las células inmunitarias autorreactivas.[8]
- Exceso de factores de estrés procedentes de la alimentación, el entorno y/o las cargas físicas y emocionales.
Desencadenantes autoinmunes en la alimentación
Otra teoría, conocida como “mimetismo molecular”, puede explicar por qué algunos alimentos parecen desencadenar o empeorar las enfermedades autoinmunes.
Por ejemplo, se han descubierto niveles elevados de células inmunitarias específicas para una proteína concreta de la leche de vaca en personas con diabetes de tipo 1.[9] La teoría del mimetismo molecular sugiere que estas proteínas son similares a las del páncreas, lo que provoca una reacción inmunitaria que se dirige no solo a las proteínas de la leche, sino también a las células “propias” del páncreas.
Otros desencadenantes alimenticios pueden estar relacionados con los efectos de los alimentos en la salud intestinal. Según un estudio, los aditivos de las comidas altamente procesadas pueden aumentar la permeabilidad intestinal. Esto puede permitir que los antígenos y los patógenos salgan del intestino y entren al torrente sanguíneo, donde las células inmunitarias los atacan posteriormente.[10] Muchos de estos mismos alimentos también afectan a la producción de ácidos grasos de cadena corta en el intestino, lo que contribuye aún más a la permeabilidad y puede impedir que las células T-reg maduren adecuadamente.[11]
Las dietas ricas en sodio también pueden desempeñar un papel. La sal parece aumentar los niveles de las células inmunitarias implicadas en la inflamación y la autoinmunidad, lo que supone otro argumento para evitar las comidas altamente procesadas.[12] El consumo de otras comidas proinflamatorias[13] como la carne, los productos lácteos, y los aceites vegetales procesados supone un estrés adicional para el sistema inmunitario y puede empeorar las enfermedades autoinmunes.
¿“Reajustar” el sistema inmunitario?
Los tratamientos autoinmunes típicos para reducir la inflamación, con el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos o corticoides, están dirigidos a tratar los síntomas.
¿Pero qué pasa al hacer cambios en la alimentación?
Ya que la alimentación puede tener un efecto negativo en el riesgo y los síntomas de las enfermedades autoinmunes, ¿sería posible evitar o controlar la autoinmunidad adoptando patrones de alimentación más saludables?
Las investigaciones sugieren varias razones por las que puede valer la pena probar un enfoque alimenticio:
- Los alimentos basados en plantas sin procesar contienen fitonutrientes que pueden actuar como antioxidantes y ejercer efectos antiinflamatorios, lo que puede reducir los síntomas autoinmunes.[14]
- El uso de cúrcuma y jengibre para aromatizar las comidas puede ofrecer una actividad antiinflamatoria adicional.[15]
- Las dietas que imitan el ayuno mostraron ser prometedoras para suprimir las respuestas autoinmunes[16,17] y combatir la inflamación.
- Asegurar una ingesta adecuada de vitamina D y omega-3 se equipara con un menor riesgo de enfermedad autoinmune y menos síntomas.[18]
- Promover la salud intestinal con alimentos vegetales ricos en fibra y probióticos puede reducir la inflamación en el intestino, prevenir la permeabilidad, y aumentar la producción de ácidos grasos de cadena corta para apoyar respuestas inmunes más saludables.
Las plantas son naturalmente antiinflamatorias y ricas en fibra, y no contienen ninguno de los aditivos que se encuentran en las comidas altamente procesadas..
Los alimentos basados en plantas sin procesar son la clave para maximizar estos beneficios. Las plantas son naturalmente antiinflamatorias y ricas en fibra, y no contienen ninguno de los aditivos que se encuentran en las comidas altamente procesadas. Es posible que haya que hacer ajustes para eliminar alérgenos conocidos o comidas desencadenantes, pero la alimentación es lo suficientemente flexible y diversa como para ofrecerle opciones a la mayoría de las personas.
Aunque todavía no hay pruebas que demuestren que la alimentación puede “restablecer” un sistema inmunitario desregulado, comer más alimentos basados en plantas se asocia a niveles más bajos de inflamación[19] y a una respuesta inmunitaria intestinal más equilibrada.[20]
Estos factores hacen que una alimentación basada en plantas sea una opción viable como parte de un protocolo para reducir los síntomas autoinmunes y mejorar potencialmente la función inmunitaria.
Referencias
- The Autoimmune Diseases Coordinating Committee. Progress in autoimmune diseases research. U.S. Department of Health and Human Services (2005).
- Dinse, G. E., Parks, C. G., Weinberg, C. R., Co, C. A. Wilkerson, J., Zeldin, D. C., Chan, E. K. L. & Miller, F. W. “Increasing prevalence of antinuclear antibodies in the United States.” Arthritis Rheumatol 72, no. 6 (2020): 1026–1035. doi:10.1002/art.41214.
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