Los atletas, generalmente tenemos que lidiar con inflamación — ya sea con una bolsa de hielo en un músculo adolorido o usando prendas de compresión para mejorar el proceso de recuperación. La inflamación es algo que ocurre con la práctica de la actividad física, y cada atleta aprende a manejarla a su manera. Si bien el ejercicio puede inducir una inflamación aguda, todo el mundo — no solo los atletas — se ve afectado por la inflamación, y aunque en parte es beneficiosa y curativa (como aquella inducida por el ejercicio), otros tipos de inflamación son perjudiciales, graves y ponen en riesgo la vida. Lo que comemos y bebemos puede causar inflamación en el cuerpo y esto puede conducir a enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, la artritis y las enfermedades autoinmunes.
“La inflamación es una espada de doble filo”, dijo la Dra. Vivian Chen, una médica alopática retirada que ahora enseña y capacita a individuos a hacerse cargo de su propia salud y curación a través de Plateful Health (un plato lleno de salud, en español). “En la situación aguda o repentina, como por ejemplo si te cortas o te quemas, la inflamación aguda lleva las células necesarias a la herida para ayudar al cuerpo a repararse y regenerarse. En una situación ideal, una vez que el cuerpo se ha curado, la inflamación se calma y el cuerpo vuelve a la armonía. A veces, sin embargo, la inflamación no desaparece y se convierte en un problema crónico, en el que el cuerpo piensa que todavía hay trabajo (curativo) por hacer y sigue enviándoles células inflamatorias a los tejidos. Es entonces cuando las enfermedades crónicas y el dolor pueden ocurrir, porque los mensajeros inflamatorios siguen reclutando células que causan daño a los tejidos, interrumpen la señalización hormonal y desencadenan toda una serie de síntomas como eczema, fatiga y artritis”.
Cada día durante el entrenamiento y la competencia, un atleta rompe fibras musculares e intenta repararlas lo más rápido posible a través de la nutrición y descanso para poder entrenar o competir de nuevo al día siguiente. Si los alimentos que comemos están creando y/o aumentando la inflamación en el cuerpo, están retrasando su capacidad para curarse y recuperarse, afectando negativamente el rendimiento atlético, además de dañando la salud general del cuerpo.
A pesar de lo que hemos aprendido a través de nuestros padres y de las campañas publicitarias, los productos lácteos se encuentran entre los más dañinos e inflamatorios, en especial para aquel 65 por ciento de la población humana intolerante a la lactosa. “Nuestros cuerpos son muy inteligentes y siempre están tratando de protegernos. Si hay inflamación crónica, significa que hay algo acechando a tu cuerpo. Tu sistema inmune está en alerta máxima cuando se encuentra con cosas que no deberían de estar en tu cuerpo y, por lo tanto, desencadena una respuesta inflamatoria crónica de bajo grado para tratar de contrarrestarlas y eliminarlas”, explicó la Dra. Chen.
“Con el tiempo, las células inflamatorias y las citoquinas que se liberan en realidad pueden dañar tejidos como los vasos sanguíneos, causando que se obstruyan y se vuelvan permeables. Esto, cómo te imaginarás, puede entonces perjudicar el flujo sanguíneo, afectar el rendimiento atlético y la recuperación, ya que tiene un efecto adverso en la oxigenación de las células. Además, la inflamación en el cuerpo significa que las células que normalmente se emplearían en regenerar el tejido dañado durante el ejercicio se desvían, haciendo que el cuerpo se tarde más tiempo en repararse a sí mismo después del entrenamiento. Las citoquinas inflamatorias, que son los mensajeros químicos con los que el cuerpo se comunica, también pueden causar fatiga, algo que además interferirá con el rendimiento atlético”.
Muchas personas ni siquiera están conscientes de que son intolerantes a los productos lácteos y a los huevos hasta que los eliminan de su alimentación y “milagrosamente” descubren que los síntomas con los que han lidiado o que han aceptado durante años desaparecen “repentinamente”. Según la doctora Chen, comer productos de origen animal también puede ser una fuente de toxinas ambientales. “La investigación ha demostrado que a las toxinas les gusta esconderse en los tejidos grasos. Los productos lácteos y de origen animal tienen un alto contenido en grasa y, por lo tanto, contienen altos niveles de toxinas. Éstas también desencadenan la inflamación en el cuerpo, ya que ponen al sistema inmunológico en alerta máxima”, advirtió.
Para minimizar la inflamación, hay otros tipos de comidas que se deben evitar además de los lácteos y los productos de origen animal. La doctora Chen sugirió: “Eliminar las comidas que causan inflamación como el azúcar, la harina refinada y los aceites refinados con alto contenido de omega 6 como el aceite vegetal o de girasol, y los alimentos que comúnmente causan intolerancias y alergias como lácteos y huevos”. Hizo énfasis en lo siguiente: “Cíñete a una dieta que esté llena de alimentos sin procesar, de la forma más cercana a como salieron de la tierra”.
Algunas personas piensan que necesitan consumir productos lácteos para obtener calcio, pero pueden obtenerlo de fuentes vegetales como col rizada (“kale”), col china, naranjas, tofu, edamame, brócoli, almendras y quimbombó.
Ya que los productos lácteos y los huevos son los principales culpables de que disminuya el rendimiento atlético y se afecte la recuperación, ¿entonces qué tipo de alimentos son antiinflamatorios y beneficiosos para el rendimiento y también fomentan la recuperación? “Añade alimentos ricos en antioxidantes que ayudan a combatir la inflamación. Los más ricos en antioxidantes son las plantas porque contienen fitoquímicos con un conjunto de nutrientes diferentes que ayudan a nuestro cuerpo a desintoxicarse, a contrarrestar los radicales libres y a combatir la inflamación”, aconsejó la Dra. Chen. Algunas fuentes excelentes de antioxidantes son el chocolate negro, las pecanas, los arándanos rojos, los frijoles rojos, los tomates, las zanahorias, las semillas de calabaza, las batatas, las fresas, las uvas y la calabaza. La doctora Chen recomienda “consumir el arcoíris”, lo cual se traduce a consumir una amplia variedad de frutas y verduras de muchos colores. Ella explicó: “Cada color representa diferentes fitonutrientes que realizan una variedad de funciones. Los alimentos que ayudan a aumentar el flujo sanguíneo a los tejidos pueden contribuir a la recuperación. Algunos ejemplos son la rúgula, el cacao, la remolacha, los arándanos y las semillas de granada”.
La conclusión de la doctora Chen sobre la inflamación es simple. “No solo mejorará tu rendimiento al reducir la inflamación, sino que también reducirás tus posibilidades de desarrollar enfermedades crónicas” — un sabio consejo que nos aplica a todos nosotros, seamos o no atletas.
*Este artículo de Rick Scott (#veganhockeyplayer) se reedita con autorización de Switch4Good.
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