Los efectos nocivos de ciertas comidas y bebidas están bien documentados. Al escribir este artículo, Halloween está a la vuelta de la esquina, por lo que estoy seguro de que el daño causado por la comida chatarra, especialmente los dulces azucarados, estará en la mente de muchos padres. Sin embargo, estas mismas preocupaciones son válidas durante todo el año. Pero, ¿qué más debemos tener en cuenta cuando se trata de la salud bucodental? Además de evitar los culpables más obvios de daños dentales, ¿qué más podemos hacer para protegernos?
Nuestros dientes están sostenidos por una compleja estructura de tejidos, huesos y ligamentos conocida como periodonto. Mantener la salud periodontal es, por tanto, esencial para conservar la salud dental. Comúnmente, no lo hacemos. Si no tenemos cuidado, esto acaba provocando gingivitis (una fase temprana de la enfermedad de las encías); si no se trata o se maneja mal, puede convertirse en periodontitis, una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las estructuras de soporte. Esta es una causa común de la pérdida de dientes en adultos, sobre todo de edad avanzada. Los síntomas incluyen recesión de las encías, mal aliento persistente y dolor al masticar.
Como la periodontitis se inicia por bacterias orales que se acumulan en la placa dental, esta suele describirse como consecuencia de una higiene bucal deficiente (así como del tabaquismo). En el pasado, no se pensaba que la periodontitis estuviera relacionada a la alimentación [1] y, sin embargo, las investigaciones de los últimos años sugieren que sí lo está. En el primer estudio que documentó una asociación entre los patrones generales de alimentación y la pérdida de dientes relacionada con la periodontitis, que incluyó un análisis estadístico de 6,887 participantes, los investigadores descubrieron que “acatarse a una alimentación antiinflamatoria se asocia con menos dientes perdidos”.
Dado que se centraron en la periodontitis y la pérdida de dientes, los investigadores excluyeron del estudio a las personas con alto riesgo de caries. En la medida posible, ajustaron los factores de confusión conocidos y también analizaron específicamente un subgrupo de población de mayor edad, lo cual es acertado pues la edad avanzada es un factor de riesgo para la periodontitis.
También destacaron la fuerte plausibilidad biológica de la asociación. Aunque se inicia por bacterias orales, el desarrollo de la periodontitis está mediado por el sistema inmune, lo que significa que es probable que se vea afectado por factores que contribuyen a la inflamación sistémica: los factores proinflamatorios nos convierten en huéspedes más susceptibles, y los factores antiinflamatorios tienen el efecto contrario. Citan el “aumento constante de la prevalencia de periodontitis entre los pacientes diabéticos en comparación con los controles normoglucémicos” como evidencia del efecto de la inflamación sistémica en nuestra susceptibilidad a las bacterias orales.
El estudio presenta algunas lagunas. En particular, estar consciente de la higiene bucal puede ser un factor de confusión importante o distorsionante, y los investigadores pueden no haber ajustado adecuadamente para el consumo de tabaco. No obstante, el estudio demuestra de forma convincente los posibles beneficios de una alimentación antiinflamatoria para la salud bucodental. Considerando los múltiples otros beneficios de una alimentación antiinflamatoria en relación con las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la mortalidad general, esto es pan comido.
Se citan dos estudios que sugieren un posible beneficio de la suplementación con ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (PUFA por sus siglas en inglés) antiinflamatorios.[2][3] El primero es un estudio de seguimiento de tres años en el que participaron 235 adultos japoneses de edad avanzada, y en el que se descubrió que una mayor proporción de PUFA omega-6:omega-3 se asociaba con más casos de enfermedad periodontal. Pero esto sólo confirma lo que ya sabemos: una dieta inflamatoria (caracterizada por una mayor proporción omega-6:omega-3[4]) hace que una persona sea más susceptible a la enfermedad periodontal. Además, este estudio japonés midió los PUFA dietéticos, no los suplementos.
El segundo estudio, realizado en Egipto, fue un estudio clínico doble ciego en el que el grupo experimental recibió suplementos de aceite de pescado y dosis bajas de aspirina. Los resultados fueron prometedores, por lo cual se concluyó: “El uso de suplementos [. . .] puede proporcionar una intervención sostenible y de bajo costo para intensificar la terapia periodontal”.
Pero, de nuevo, dados los numerosos beneficios de una alimentación antiinflamatoria, en su conjunto, sería mejor evitar un enfoque miope centrado únicamente en los beneficios potenciales de los PUFA omega-3 de forma aislada. Aún cuando quisiéramos enfocarnos sólo en este nutriente, es cuestionable pensar que la suplementación sea una estrategia más eficaz que centrarse en la dieta en su totalidad.
Por último, aunque es importante evitar las comidas y bebidas que obviamente contribuyen a una mala salud bucodental, sería mejor motivación a nivel psicológico centrarse en el mensaje positivo; es decir, enfocarnos en los alimentos que deberíamos comer. Numerosos estudios han demostrado que existe una estrecha relación entre la ingesta de frutas y verduras y una mejor salud bucodental. [5][6][7][8] Cuando se trata de reducir la inflamación, no hay nada mejor que una alimentación basada en plantas sin procesar.
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