El sistema agrícola está diseñado para proporcionar dietas ricas en productos de animales. Nueve de cada diez estadounidenses consumen carne con regularidad y tres de cada cinco afirman que comer carne roja forma parte del estilo de vida estadounidense.[1] Esta actitud y esta práctica van contra la ciencia de la nutrición, que demuestra que las dietas ricas en frutas, verduras y cereales sin procesar, libres de producto animal, azúcar ó aceites añadidos, son las mejores para la salud personal en general.
Esta desconexión entre nuestro estilo de vida alimentario y la realidad en nutrición pone en peligro la salud personal y amenaza el planeta. A medida que más gente ha ido tomando conciencia de los efectos perjudiciales que presenta la industria ganadera y de producto animal para el medio ambiente, ha habido un esfuerzo coordinado para etiquetar los productos ganaderos criados en campo abierto como más saludables y sostenibles.
¿Estamos revistiendo de verde a la industria ganadera, o sería mejor incorporar la ganadería a las estrategias de mitigación del cambio climático? ¿Cuál es el costo asociado a la oportunidad en relación a otras estrategias de mitigación?
Cuando tomamos en consideración los efectos que tiene la ganadería sobre la salud personal, el uso de la tierra y los recursos, y las oportunidades perdidas, la idea de usar la ganadería en campo libre como solución climática parece dudosa. El siguiente video producido por Table (antes FCRN) resume las conclusiones de un estudio emblemático realizado en colaboración con la Universidad de Oxford y muchas otras organizaciones.[2]
En resumen: aunque hay evidencia de que las prácticas holísticas de pastoreo en campo abierto pueden reducir las emisiones netas de carbono de la ganadería , esa reducción es marginal en comparación con la contribución global de gases de efecto invernadero del sector ganadero. Incluso usando estas prácticas, la contribución desmesurada de la ganadería a las emisiones de gases de efecto invernadero y al cambio climático continuaría.
Además, la reducción de las emisiones es relativamente pequeña comparada con el potencial de otras soluciones que proponen secuestrar carbono. Por ejemplo, la restauración de tierras agrícolas hacia un entorno forestal más natural devolvería los gases de efecto invernadero a los bosques y suelos a un ritmo mucho mayor. Es más, las tierras agrícolas restauradas podrían servir de sumidero de carbono, absorbiendo la inmensa mayoría de los gases de efecto invernadero emitidos hasta ahora.
El secuestro de carbono por el suelo puede ser una de las estrategias más impactantes para mitigar el cambio climático. Se necesitan soluciones que simultáneamente reduzcan las necesidades de tierras agrícolas y minimicen las emisiones en la medida posible. Se requiere reducir la cantidad de tierra utilizada para pastoreo y alimentación de ganado, que actualmente es el 41 % de la tierra contigua en los EE.UU., y que contribuye desproporcionadamente al uso agrícola de la tierra. En cuanto a los requisitos de tierra, usar la ganadería de campo abierto sería dar un paso atrás. Se calcula que para alcanzar la cantidad actual de proteína animal usando la ganadería de campo abierto se necesitan 2.5 veces la superficie terrestre que se utiliza actualmente para ganado.[3] Aún si esta expansión de terreno agrícola fuera posible, agravaría nuestro impacto sobre el medio ambiente y el clima. De todos modos, resulta que esta expansión es imposible: no hay masa terrestre suficiente para mantener el nivel actual de consumo de productos animales si hiciéramos la transición hacia productos criados en campo abierto. Esta opción “sostenible” es incompatible con la realidad de los patrones alimentarios actuales.
En cambio una transición en el uso de la tierra hacia alternativas basadas en plantas podría alimentar a 4.000 millones de personas más, solo con la tierra que actualmente se destina a la ganadería. A continuación tenemos una visualización de cómo se usa actualmente la tierra en Estados Unidos y en el mundo.[4][5] Nota cuánta tierra se utiliza para pastoreo y siembra de alimento para ganado y los beneficios nutricionales de utilizar una masa de tierra tan grande. Observa las diferencias entre el número de personas que se alimentan de fuentes ganaderas frente a sus homólogos basados en plantas y su uso relativo de la tierra.
Aunque la transición hacia la cría de ganado en campo abierto puede tener beneficios medioambientales, estos son limitados y sólo aparentes en comparación con las actuales operaciones industrializadas de animales. Comparados con los beneficios de los alimentos basados en plantas o la reforestación los beneficios de la ganadería al aire libre son escasos . Además, esta “solución” seguiría fomentando siete de las diez principales causas de muerte en el mundo. En cambio, si superamos el sistema impulsado por la ganadería, es posible mantener a una población creciente, utilizando menos tierra para la agricultura y permitiendo la restauración y reforestación para combatir el cambio climático, a la vez que se proporciona una mejor nutrición.
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