El siguiente artículo es de un beneficiario de una subvención comunitaria.
Solar One maneja Parque Stuy Cove, un bosque de alimentos nativos de dos acres, diseñado por un arquitecto gestionado de forma sostenible, en un terreno que antes era un lote industrial abandonado en el Bajo Manhattan. Nuestra misión es mejorar la alfabetización, la capacidad de acción, y la competencia de la comunidad y a la vez aumentar el acceso a soluciones reales relacionadas con la justicia climática, social, y alimentaria. Nuestro trabajo se centra en las prácticas indígenas y campesinas de manejo de la tierra, y el Parque Stuy Cove sirve como un laboratorio viviente donde estudiamos soluciones de permacultura urbana regenerativa tanto para nuestro desordenado pasado como para nuestro precario futuro.
Creemos que todo el mundo debería saber de dónde proceden sus alimentos, pero por desgracia, la mayoría de las comunidades urbanas carecen de acceso tanto al mundo natural como al sistema alimentario en general. A medida que salimos de nuestras cuevas de la era COVID y nos enfrentamos a las realidades de un clima en transición, las experiencias inmersivas que se presentan en Stuy Cove ofrecen a la comunidad una alternativa radical a esa alienación de la naturaleza: oportunidades prácticas para ver, probar, oler, y sentir los muchos regalos que la Tierra todavía nos puede ofrecer , y un espacio para imaginar un futuro más justo y sostenible para las próximas generaciones.
Gracias a nuestra subvención comunitaria del Centro de Estudios en Nutrición, el mes pasado iniciamos una ambiciosa serie de talleres. La primera sesión trató sobre “Los Microvegetales como Micromodelo (urbano)” e incluyó una sesión de Zoom de una hora de duración. Esta sesión estuvo centrada en los microvegetales como plataforma de lanzamiento para explorar los fundamentos de la ciencia del suelo, el cultivo de alimentos caseros, la resiliencia urbana, y la reparación de la tierra. El evento fue organizado en conjunto por Nathan Hunter del Bronx River Foodway y reunió a la Dra. Anna Paltseva, científica del suelo, y a Journei Bimwala y Charles Reynoso, cultivadores de microvegetales.
Cada uno de estos participantes aportó profundidad y una perspectiva única al tema. Charles Reynoso, director de cine, explicó que su interés por los microvegetales se debió inicialmente a su deseo de evitar los precios excesivos de las verduras de su supermercado local, pero que rápidamente se convirtió en una parte integral de su régimen de salud mental, especialmente cuando se produjo la crisis del COVID. Para la herborista y forrajera Journei Bimwala, el cultivo de microvegetales desempeña un importante papel médico en su práctica de gemoterapia. Hablamos de los medios que cada uno de ellos utiliza para cultivar —Charles utiliza la fibra del coco y Journei una mezcla de tierra para macetas y suelo de un parque cercano—, lo que llevó a una conversación sobre las diferencias entre la tierra y los medios de cultivo sin tierra. A continuación, la Dra. Paltseva nos explicó los fundamentos de la ciencia del suelo para los jardineros, incluyendo la forma de analizar los nutrientes y los contaminantes en los suelos urbanos.
A medida que salimos de nuestras cuevas de la era COVID y nos enfrentamos a las realidades de un clima en transición, las experiencias inmersivas ofrecidas en Stuy Cove proporcionan a la comunidad una alternativa radical a esa alienación de la naturaleza: oportunidades prácticas para ver, probar, oler, y sentir los muchos regalos que la Tierra todavía tiene por ofrecernos.
Este taller demuestra que, incluso después de una breve sesión de una hora, la gente puede salir con una mejor comprensión de temas de importancia crítica— a lo que nos referimos cuando decimos “suelo” y qué alternativas existen para los aspirantes al cultivo urbano. Además, la sesión coincidió perfectamente con algunos eventos de análisis de suelos que el Bronx Foodway organizará a finales de la primavera y fue estupendo poder impulsar ese trabajo y darlo a conocer a la comunidad neoyorquina en general. Animar a los habitantes de la ciudad a que aprovechen la oportunidad de cultivar alimentos en el espacio urbano es fundamental, pero tan solo es una parte del reto. También tenemos que asegurarnos de que la gente esté informada sobre los posibles riesgos que conlleva trabajar con suelos contaminados. Talleres como este abordan ambas necesidades.
Además de los esfuerzos de educación comunitaria, estamos haciendo algunos de nuestros propios experimentos urbanos en Stuy Cove. Actualmente tenemos, bajo las lámparas de cultivo de nuestra oficina, algunos microvegetales de Chenopodium album (también conocido como quelite, huazontle o espinaca salvaje) cuyas semillas fueron recogidas de una planta en la acera de la ciudad el verano pasado. Esta especie dominante es un comestible delicioso, nutritivo, tolerante a la sequía y abundante, ¡pero las semillas de esta planta en particular regresaron del Laboratorio de Análisis de Nutrientes de Cornell demostrando contaminación con 1,67mg/kg de plomo y 0,09mg/kg de cadmio! Ahora las estamos cultivando en una mezcla de fibra de coco y compost y analizaremos los microvegetales resultantes para ver si también están contaminados o si la contaminación puede reducirse mediante el proceso de germinación. Estamos realizando experimentos similares con otras dos especies, Alliaria petiolata (hierba del ajo) y Rumex crispus (romaza), ambas comúnmente denominadas “maleza invasora” en el noreste, pero que también son alimentos maravillosos y nutritivos cuando se cultivan en suelo limpio.
A medida que amenaza la crisis climática y cambian los patrones meteorológicos, las plantas que sobreviven y prosperan en nuestros entornos urbanos más hostiles pueden resultar nuestros mejores aliados para construir un futuro alimentario sostenible. Estos experimentos de ciencia ciudadana y nuestros talleres en curso plantean preguntas sobre cómo podemos hacer que nuestras calles estén “lo suficientemente limpias para comer de ellas” en el futuro, a la vez que construimos un sistema alimentario justo y resiliente para todos.
El Centro de Estudios en Nutrición de T. Colin Campbell (CNS) se ha comprometido a aumentar la conciencia sobre el extraordinario impacto que tiene la alimentación en la salud de nuestros cuerpos, nuestras comunidades y nuestro planeta. En apoyo a este compromiso, el Centro de Estudios en Nutrición ha creado una iniciativa de subvenciones comunitarias para potenciar las iniciativas sostenibles de alimentación en todo el mundo, proporcionando subvenciones para permitir la creación de empresas innovadoras e impulsar el crecimiento de las iniciativas existentes. Por favor, considera hacer una donación a esta gran causa. El 100 % de tu donación se destinará a apoyar iniciativas como la que acabas de leer en este artículo.
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