Temas » Ciencia de la nutrición » Los aditivos alimentarios aumentan la incidencia de obesidad, las enfermedades crónicas y las ganancias corporativas
Centro de Estudios en Nutrición del Dr. T. Colin Campbell

Los productos alimenticios de los Estados Unidos contienen más de 3.000 y posiblemente hasta 14.000 aditivos.[1] Estos facilitan la producción centralizada e industrial de alimentos y aumentan las ganancias de las empresas de alimentos, por ejemplo, al extender la vida útil y mejorar el sabor y la apariencia de los alimentos. Pero también suelen degradar la salud humana. Muchos aditivos alimentarios de los Estados Unidos son dañinos y están prohibidos en otros países. Además, los aditivos facilitan la producción de alimentos procesados. Estos a menudo contienen productos animales, carbohidratos refinados y altos niveles de grasa, sal y azúcar. Promueven fuertemente la obesidad y las enfermedades crónicas.

Este artículo resume cómo las débiles regulaciones estadounidenses permiten el uso extensivo de aditivos y da algunos ejemplos de aditivos ampliamente utilizados, pero dañinos. La adopción de una alimentación basada en plantas sin procesar protege y mejora la salud al minimizar el consumo de alimentos procesados y aditivos. Este artículo está basado en el libro Sustainable Food Production and Diet de Frank Dixon.

Los aditivos alimentarios incluyen muchos tipos de sabores artificiales y naturales, colorantes artificiales, potenciadores del sabor, conservantes, fungicidas, recubrimientos de frutas y verduras, endulzantes, estabilizadores, solventes, agentes dispersantes y nutrientes. Los productos químicos sintéticos y otras sustancias añadidas a los alimentos pueden causar muchos impactos negativos en la salud humana. En Europa, los aditivos alimentarios deben demostrar ser seguros antes de ser utilizados en los alimentos. Pero este, con frecuencia, no es el caso en los Estados Unidos.

Un informe de la Oficina de Responsabilidad del gobierno de los Estados Unidos (GAO, por sus siglas en inglés) analizó varias formas en que las regulaciones de aditivos alimentarios de la FDA no protegen adecuadamente la salud pública.[2] Bajo las regulaciones de la FDA, las compañías de alimentos pueden asignar unilateralmente el estado de “generalmente reconocido como seguro” (GRAS) a muchos tipos de aditivos. Una vez que una empresa decide que sus aditivos son seguros, puede usarlos libremente sin regulación. Las empresas a menudo no están obligadas a informar a la FDA que desarrollaron nuevos aditivos alimentarios y les asignaron el estado GRAS.[2]

La FDA no supervisa si las empresas están asignando adecuadamente el estado GRAS. Se supone que debe enmendar o revocar el estado si la ciencia emergente muestra que los aditivos son dañinos. Pero esto es difícil de hacer cuando las empresas no informan a la FDA que se están utilizando nuevos aditivos alimentarios. Además, el informe de la GAO señaló que la FDA no ha utilizado nueva información científica para reconsiderar sistemáticamente el estado GRAS desde la década de los 1980s.

La situación con las regulaciones de aditivos alimentarios muestra una vez más hasta qué punto las empresas controlan el gobierno en los Estados Unidos. A muchos ciudadanos les parecería increíble que a las empresas se les permita declarar unilateralmente que los aditivos alimentarios son seguros sin supervisión regulatoria. Esto sería como implementar la autorregulación de las leyes de tránsito. Por ejemplo, es como si un ciudadano notase que él mismo está manejando muy rápido, se detenga para darse una multa, envíe el pago y solicite que se agreguen puntos a su licencia de conducir. Obviamente, no se escribirían muchas multas por exceso de velocidad bajo tal sistema.

Aún cuando se requieren pruebas para investigar la seguridad de los aditivos alimentarios, la FDA a menudo se basa en pruebas que fueron realizadas, financiadas o influenciadas por las compañías que fabricaron los aditivos. Como se discutió en el libro Sustainable Food Production and Diet,este tipo de pruebas no deben usarse para determinar si son seguros o no para el consumo humano. La investigación de una empresa de sus propios productos no es confiable. Es inherentemente sesgado porque las empresas tienen grandes incentivos económicos para encontrar que sus productos son seguros cuando no hay impactos negativos inmediatos y obvios, y no hay alternativas rentables disponibles.

Más allá de confiar en pruebas sesgadas de la empresa, las pruebas para verificar su inocuidad no protegen la seguridad pública de varias otras maneras. Por ejemplo, los aditivos a menudo no se prueban para detectar reacciones alérgicas, trastornos hormonales e impactos en los niños. Quizás lo más importante es que los aditivos alimentarios prácticamente siempre se prueban de forma aislada. Pero los ciudadanos rara vez están expuestos a un solo aditivo alimentario a la vez. Varios estudios han demostrado que los aditivos alimentarios que causan poco o ningún daño de forma aislada pueden causar un daño sustancial cuando se combinan con otros aditivos.[3] La dieta típica de los Estados Unidos puede exponer a las personas a 40 o más aditivos alimentarios por día en múltiples combinaciones diferentes. Prácticamente, la seguridad de ninguna de estas combinaciones ha sido probada. En efecto, los ciudadanos estadounidenses están siendo utilizados como animales de laboratorio para determinar los efectos nocivos de miles de aditivos.

Food additives

Algunos aditivos alimentarios ampliamente utilizados, pero a menudo dañinos, se resumen a continuación:

Aspartamo. El aspartamo es un endulzante artificial ampliamente utilizado que se vende bajo nombres como NutraSweet, Equal y Canderel. Se utiliza en más de 6.000 productos, incluyendo refrescos, goma de mascar y alimentos dietéticos. La aprobación del aspartamo ilustra una vez más la influencia comercial inapropiada en el gobierno. Durante la década de 1970, la FDA no aprobó el aspartamo porque muchos estudios mostraron que causaba convulsiones y tumores cerebrales en animales de laboratorio.[4] En 1980, una junta pública de investigación designada por la FDA concluyó que el aspartamo podría causar tumores cerebrales y, por lo tanto, no debería ser aprobado. En 1981, un nuevo comisionado de la FDA invalidó a los expertos de la FDA y aprobó el aspartamo. El Comisionado dejó la FDA poco después y tomó un trabajo con la principal empresa de relaciones públicas que presta servicios al fabricante de aspartamo.

Jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF). El JMAF como aditivo alimentario y endulzante es ampliamente utilizado. Más allá de los alimentos dulces como galletas y refrescos, se utiliza en muchos otros alimentos, incluyendo panes, condimentos y salsas para pasta. Los ciudadanos estadounidenses consumen un promedio de aproximadamente 45 a 60 libras de JMAF por persona por año.[5] Varios estudios encontraron que el JMAF contribuye considerablemente más a la obesidad y la diabetes tipo 2 que el azúcar regular. Como alimento altamente procesado y no natural, el JMAF puede causar cambios metabólicos que impiden que el cuerpo queme grasa de forma normal.[6]

Nitrato de sodio. El nitrato de sodio se agrega a la mayoría de los productos cárnicos envasados en los Estados Unidos, incluyendo tocino, jamón, pepperoni, perros calientes y carnes frías. La carne a menudo se torna gris rápidamente. El nitrato de sodio agrega color rojo. Puede mantener las carnes envasadas con un aspecto fresco y apetitoso durante meses. Cuando el nitrato de sodio se mezcla con la saliva y las enzimas digestivas en el cuerpo humano, se forman compuestos causantes de cáncer llamados nitrosaminas. Estos a veces se usan para causar cáncer en ratas de laboratorio. En los seres humanos, el consumo de nitrato de sodio se ha relacionado íntimamente con tumores cerebrales, leucemia y cánceres del tracto digestivo.[7]

Conservantes. Los conservantes, como el BHA (hidroxianisol butilado), se utilizan para conservar alimentos como carnes, grasas, nueces, alimentos deshidratados, saborizantes, postres, cerveza y bebidas. Los conservantes impiden el moho y otros organismos que resultan de la descomposición natural de los alimentos. Son tóxicos para muchas formas de vida, incluyendo a veces a los humanos. Por ejemplo, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos clasifica el BHA como un probable carcinógeno humano.[8]

Food Additives

Sabores naturales y artificiales. Los alimentos procesados representan alrededor del 70 por ciento de la dieta estadounidense.[9] El procesamiento de alimentos, por ejemplo, a través de la deshidratación, la congelación y el enlatado, a menudo destruye gran parte del sabor natural de los alimentos. Como resultado, con frecuencia se utilizan químicos para agregar sabor. Gran parte del “sabor” de los alimentos lo percibimos a través del sentido del olfato. Los sabores naturales y artificiales con frecuencia combinan productos químicos volátiles (es decir, que liberan gases) de manera que imitan el sabor y el olor natural de los alimentos.

Los términos “sabores naturales” y “saborizantes naturales” son altamente engañosos. Por ejemplo, un producto con sabor a fresa puede contener el ingrediente “sabores naturales”. Esto podría llevar a muchos clientes a creer que el producto en realidad está aromatizado con fresas y que contiene fresas. Sin embargo, esto a menudo no es el caso. Los productos químicos son los que liberan gases que imitan el sabor a fresa. Como dijo Eric Schlosser en su excelente libro Fast Food Nation,, los alimentos procesados sin saborizantes naturales y artificiales, pueden saber a cartón triturado.

Aditivos prohibidos en otros países, pero permitidos en los Estados Unidos La influencia comercial sobre las entidades estadounidenses reguladoras de alimentos se indica en el libro llamado Rich Food, Poor Food. El libro enumera muchos ingredientes alimenticios que están prohibidos en otros países pero permitidos en los Estados Unidos. Alrededor del 80 por ciento de todos los alimentos de conveniencia vendidos en los Estados Unidos (es decir, alimentos envasados que se pueden preparar rápidamente) contienen ingredientes que están prohibidos en otros países.[11] Por ejemplo, el aceite vegetal bromado está prohibido en más de 100 países. Está fuertemente relacionado con muchas enfermedades de la tiroides, incluyendo el cáncer y las enfermedades autoinmunes. Pero el aceite vegetal bromado se usa en muchos refrescos y bebidas deportivas en los Estados Unidos.[10]

La Azodicarbonamida puede inducir asma y causar otros problemas de salud. Está prohibido en la mayoría de los países europeos, pero está incluido en muchos productos alimenticios congelados en los Estados Unidos. Los colorantes alimentarios amarillo # 5 y amarillo # 6 están hechos de alquitrán de hulla (brea líquida). Están asociados a alergias, TDAH y cáncer. Estos tintes están prohibidos en gran parte de Europa, pero son ampliamente utilizados en los macarrones con queso envasados y muchos otros productos en los Estados Unidos. Como se señaló, el conservante BHA es un probable carcinógeno. Otro conservante, BHT, también es un carcinógeno conocido o probable. El BHA y el BHT están hechos de petróleo. Están prohibidos en Inglaterra y Japón. Pero los conservantes son ampliamente utilizados en cereales y muchos otros productos en los Estados Unidos.[10]

Ingeniería de Nanomateriales (ENMs, por sus siglas en inglés). Los ENM son partículas extremadamente pequeñas creadas por humanos, que no existen de forma natural en la Tierra. Se ha realizado poca investigación independiente para determinar los impactos de estos materiales en la salud humana. En Europa y Canadá, los ENM deben tener aprobación regulatoria antes de que puedan usarse en alimentos. Pero en los Estados Unidos, a las compañías de alimentos a menudo se les permite asignar unilateralmente el estado GRAS a los ENM, y luego usarlos en alimentos sin informar a los reguladores o consumidores. Por ejemplo, el nano dióxido de titanio se utiliza en muchas vitaminas, suplementos y otros productos alimenticios. Un estudio de UCLA encontró que causa daño genético en ratones y promueve el desarrollo del cáncer. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer enumera la sustancia como un posible carcinógeno para los seres humanos.[11] Las débiles regulaciones GRAS dificultan la determinación del volumen de nano dióxido de titanio y otros ENM potencialmente dañinos utilizados en la provisión de alimentos de los Estados Unidos.

Reducir el consumo de aditivos y alimentos procesados es otro de los muchos beneficios de la alimentación basada en plantaReducir el consumo de aditivos y alimentos procesados es otro de los múltiples beneficios de la alimentación basada en plantas sin procesar.

Referencias

  1. Laura Weldon, Common Additives in Your Food Contain Shocking Dangers, Part I, www.NaturalNews.com, February 18, 2010.
  2. Food Safety: FDA Should Strengthen Its Oversight of Food Ingredients Determined to Be Generally Recognized as Safe (GRAS), U.S. Government Accountability Office, February 2010.
  3. Kristen Wartman, Are you Enjoying your daily chemical cocktail?, www.Grist.org, April 27, 2011.
  4. Mark Gold, Aspartame… the BAD news!, www.Dorway.com, October 2003.
  5. Vanessa Barrington, High Fructose Corn Syrup Proven to Cause Human Obesity, www.AlterNet.org,
    December 30, 2009.
  6. Vanessa Barrington, High Fructose Corn Syrup Proven to Cause Human Obesity, www.AlterNet.org,
    December 30, 2009.
  7. Mike Adams, Food manufacturers hide dangerous ingredients in everyday foods by using confusing terms on the label, www.NaturalNews.com, July 27, 2004.
  8. Laura Weldon, Common Additives in Your Food Contain Shocking Dangers, Part I, www. NaturalNews.com, February 18, 2010.
  9. 5 Hard-To-Swallow Statistics About The Standard American Diet, https://blog.standardprocess.com/5-hard-to-swallow-statistics-about-the-standard-american-diet, accessed August 10, 2022.
  10. 80 percent of Pre-Packaged Foods in America Are Banned in Other Countries, www.Yahoo.com, June 24, 2013.
  11. Titanium dioxide nanoparticles cause systemic genetic damage in mice, say researchers, www.News-Medical.net, November 17, 2009.

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