En diciembre del 2020 me diagnosticaron artritis reumatoide. Antes de eso, había pasado muchos años lidiando con dolor crónico y fatiga. No fue hasta que me vi incapaz de caminar y usar mis manos que decidí consultar a un médico. Mi médico de cabecera me remitió a una reumatóloga , que al principio tuvo dificultades para diagnosticarme, porque mis marcadores de inflamación eran bajos. Tras una serie de pruebas, finalmente me diagnosticaron artritis reumatoide (AR) seronegativa.
La mayoría de las personas con AR tienen AR seropositiva—quiere decir, tienen una sustancia conocida como anticuerpos anti-péptido citrulinado cíclico (anti-CCP) o factor reumatoideo en la sangre. Cuando una persona tiene AR sin tener estos anticuerpos, la enfermedad se conoce como AR seronegativa.
Los síntomas de la AR seronegativa son similares a los de la AR seropositiva.
Estos incluyen:
En las primeras etapas de la enfermedad, estos síntomas tienden a afectar las manos y los pies. Sin embargo, con el tiempo pueden empezar a afectar otras articulaciones. La progresión puede conducir en ocasiones al diagnóstico de una enfermedad diferente, como la artrosis o la artritis psoriásica.
¿Qué se podría hacer para frenar la progresión? Mi reumatólogo sugirió que, antes de probar la medicación tradicional para la AR, exploráramos cambios en el estilo de vida. Me sugirió que adoptara una alimentación basada en plantas sin gluten. ¡Fantástico…! Sin embargo, yo ya seguía una alimentación de este estilo y seguía sintiéndome fatal cada día. En ese momento, me sentí derrotada y me pregunté si estaba condenada por mi genética. He sido vegana desde 2010, consumo una alimentación basada en plantas sin procesar desde 2012, y no consumo gluten desde 2018. Durante años, consumí una alimentación variada basada en plantas, hice ejercicio seis días a la semana, dormía de siete a ocho horas la mayoría de las noches, y —aun así— estaba llena de dolor articular diario y fatiga crónica. ¡Todas las mañanas, cuando me despertaba, me sentía como si me hubiera atropellado un autobús!
Aunque es importante reconocer que la alimentación puede desempeñar un papel muy importante en la salud, es crucial admitir que una alimentación basada en plantas sin procesar no es la solución milagrosa para todo problema de salud.
Mi médica dijo que mi alimentación basada en plantas sin gluten había sido un comienzo fantástico y la razón para que mis marcadores inflamatorios fueran tan bajos. Me aconsejó que aún alimentos saludables basados en plantas (además de la falta de sueño, el estrés, y las hormonas) podrían contribuir a desencadenar la AR.
Mi médico dijo que mi alimentación basada en plantas sin gluten había sido un comienzo fantástico y la razón para que mis marcadores inflamatorios fueran tan bajos. Me aconsejó que aún alimentos saludables basados en plantas (además de la falta de sueño, el estrés, y las hormonas) podrían contribuir a desencadenar la AR. Me sugirió que profundizáramos en lo que estaba consumiendo y me aconsejó que llevara un diario de comidas y bebidas durante 10 días. En ese tiempo registré todo lo que consumía y anoté mis niveles de dolor y fatiga.
Para mi sorpresa, rápidamente pude ver los patrones de ciertos alimentos que desencadenaban el dolor articular y la fatiga. Mis mayores desencadenantes: la avena y la harina de cereal. La avena, en cualquiera de sus formas—en hojuelas, cortada (steel cut oats), en harina—me provocaba una hinchazón instantánea, seguida de dolor articular unas horas más tarde. Me di cuenta de que podía comer arroz integral sin problemas; sin embargo, la harina de arroz integral en el pan sin gluten hacía que mi dolor se disparara. Me sentí muy bien después de comer mazorca de maíz, pero los fideos de harina de maíz me dejaban sin poder usar las manos. Otros alimentos/bebidas que me desencadenan el dolor son los vegetales que crecen en la sombra (papas blancas, tomates, berenjenas, pimientos) y la cafeína (incluso el té negro descafeinado). También noté que me sentía mejor cuando hacía ayuno intermitente (16 horas) y comía un 50% de alimentos crudos.
Al eliminar la avena, la harina de cereal, los vegetales que crecen en la sombra, y la cafeína, y al implementar el ayuno intermitente y más alimentos crudos, mi condición mejoró significativamente. Actualmente estoy utilizando la alimentación como mi única “medicina” para controlar mi AR. Confío en que los efectos a largo plazo de mi nueva alimentación basada en plantas sin procesar modificada podría ayudar a reducir la actividad de mi enfermedad de AR y a retrasar su progresión. Comparto mi historia con la esperanza de ayudar a otros a crear su propia historia de éxito con la nutrición. Aunque una alimentación variada basada en plantas sin procesar es ventajosa para la salud en general, pueden ser necesarias algunas modificaciones a ésta para lograr una salud óptima individual.
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