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Centro de Estudios en Nutrición del Dr. T. Colin Campbell
Noticias sobre la demencia y la diabetes: (in)fortunios en la nutrición en la medicina

Recientemente, un grupo de 11 médicos de alto nivel en Reino Unido han pedido públicamente un enfoque alimentario para combatir la demencia. El grupo, formado por una combinación de especialistas y médicos de atención primaria, escribió una carta y la envió al primer ministro británico David Cameron y al secretario de salud Jeremy Hunt, sugiriendo que el arma más poderosa para combatir los efectos devastadores de la demencia es una alimentación rica en plantas y baja en comidas de origen animal. Como se citó en el National Post (enlace), los médicos afirman que “no vamos a superar la creciente carga de enfermedades crónicas mediante la prescripción de más píldoras”. Ellos abogan por una dieta mediterránea en lugar de confiar en el “beneficio dudoso de la mayoría de los medicamentos”. (enlace)

Un análisis reciente encontró un creciente cuerpo de literatura que muestra un menor riesgo de deterioro cognitivo y demencia de Alzheimer con mayor adherencia a las dietas basadas en plantas[1]. Es bueno ver a los mejores médicos sugiriendo los alimentos sobre las pastillas y llevando esto a la prensa.

Por otro lado, un correo electrónico denominado “POEM Research Summary” (“Resumen de la investigación POEM”, en español) me inquietó hace poco al aparecer en mi bandeja de entrada. POEM significa Patient-Oriented Evidence that Matters (Evidencia que importa orientada al paciente). El correo electrónico de POEM suele ser un título descriptivo con un breve párrafo de información que resume un artículo de revista reciente para el ocupado médico en ejercicio. Para muchos médicos en ejercicio, los correos diarios de POEM son una buena manera de estar alertados sobre artículos importantes o cambios más grandes en el pensamiento con respecto a ciertos tratamientos, herramientas de diagnóstico, etc… Teóricamente, destacan los hallazgos más relevantes y más importantes de la literatura médica.

Imagina mi sorpresa cuando recibí un mensaje de correo electrónico de POEM con el título: “Los cambios en el estilo de vida no afectan los resultados en pacientes con prediabetes o diabetes”. Darse cuenta de que cualquier cosa que diga alguien después de este titular nunca podrá deshacer su daño. Enormes volúmenes de información y tareas bombardean diariamente a los médicos en ejercicio y yo adivinaría que la gran mayoría de los médicos que vieron este titular dejaron que el titular los influenciara y siguieron adelante sin más reflexión. Solo puedo adivinar a cuántos médicos alcanzó. ¿Decenas de miles? ¿Cada uno de quienes pueden proporcionar el cuidado para un par de miles de pacientes? Probablemente reforzó cualquier sesgo que existe contra el tratamiento con estilo de vida y nutrición o al menos amortiguó el entusiasmo de los médicos.

El titular hace referencia a un metaanálisis reciente publicado en Annals of Internal Medicine[2]. El documento solo incluyó en su consideración estudios que fueron ensayos controlados aleatorizados de intervenciones multifacéticas, incluyendo ejercicio, alimentación y al menos otro componente. En total, se incluyeron nueve estudios de personas con riesgo de diabetes y 11 estudios de diabéticos. De estos, solo dos ensayos controlados aleatorizados reportaron estadísticas sobre la mortalidad por todas las causas en pacientes diabéticos que participaban en intervenciones de estilo de vida, por lo que la cantidad de estadísticas utilizadas para responder sus preguntas fue sorprendentemente limitada cuando se considera en el contexto de toda la investigación sobre alimentación y diabetes. Todo este ejercicio es un ejemplo perfecto de cómo una buena y rigurosa técnica científica a menudo se traduce en ser tan miope como sea posible. El riesgo de muerte entre los pacientes diabéticos en los grupos de estilo de vida se orientó en la dirección correcta (tenían un 25 % menor posibilidad de muerte), pero el resultado fue escaso en significancia estadística.

La conclusión en el resumen del artículo[2] fue: “Intervenciones de estilo de vida completas efectivamente disminuyen la incidencia de la diabetes tipo 2 en pacientes de alto riesgo. En pacientes que ya tienen diabetes tipo 2, no hay evidencia de reducción de la mortalidad por todas las causas y evidencia insuficiente para sugerir beneficio en los resultados cardiovasculares y microvasculares (mi énfasis)”. En otras palabras, la alimentación y el estilo de vida no importan para los diabéticos con respecto a los resultados como enfermedad cardiaca, enfermedad renal y salud ocular. Utilizando esta conclusión, varios “revisores” y “resumidores” de trabajos de investigación, como el servicio de correo electrónico diario de POEM, lanzaron los resultados de los titulares a los profesionales médicos de todo el país.

Qué vergüenza que ahora tengamos una manera de hacer investigación que puede ignorar efectivamente 80 años de estadísticas observacionales que muestran un profundo impacto de la alimentación en la diabetes, la enfermedad cardíaca y la obesidad. Qué vergüenza que podamos ignorar, efectivamente, toda la información de la investigación de intervención no aleatorizada que muestra la reversión de la diabetes y la enfermedad cardíaca y sus factores de riesgo, incluyendo el colesterol alto y la hipertensión, simplemente porque no se ajusta a los criterios de inclusión. Qué vergüenza que podamos ignorar los estudios en animales que muestran mecanismos biológicos de acción por los cuales las comidas afectan dramáticamente nuestra salud metabólica. Ahora podemos publicar investigaciones que proclaman exageradas y sonoras conclusiones basadas en una cantidad extremadamente limitada de estadísticas de ensayos clínicos aleatorizados; los ensayos clínicos aleatorizados que nunca pusieron a prueba de forma efectiva algo remotamente similar a una alimentación basada en plantas sin procesar. Este enfoque casi se ha convertido en la regla de oro de la revisión científica.

Por desgracia, a los doctores alrededor del país que trabajan con muchos millares de pacientes diabéticos se les está diciendo colectivamente que la alimentación y el ejercicio no importan. Soy optimista de que esto es solo un obstáculo en el camino, pero es un buen ejemplo de confusión entre los profesionales científicos y médicos que hará daño a los pacientes.

Referencias

  1. Lourida I, Soni M, Thompson-Coon J, et al. Mediterranean diet, cognitive function, and dementia: a systematic review. Epidemiology 2013;24:479-89.
  2. Schellenberg ES, Dryden DM, Vandermeer B, Ha C, Korownyk C. Lifestyle interventions for patients with and at risk for type 2 diabetes: a systematic review and meta-analysis. Annals of internal medicine 2013;159:543-51.

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