Este artículo contiene material relacionado a trastornos alimentarios, y puede servir de precipitante para algunos lectores.
Según la Asociación Americana de Psiquiatría, los trastornos alimentarios son enfermedades con graves alteraciones en el comportamiento alimentario, en los pensamientos, y en emociones relacionados con este. Las personas con trastornos alimentarios suelen preocuparse por la comida y por su peso corporal. Un trastorno alimentario se apodera de los pensamientos, del cuerpo, y de la vida; lo digo por experiencia.
Empezaré dejándote saber que la recuperación es posible. Como alguien que se ha recuperado de la anorexia y la bulimia, hay esperanza y quiero compartirlo contigo.
Pasé años de mi vida en el círculo vicioso de un trastorno alimentario. Mi relación malsana con la comida comenzó cuando tenía 12 años y acabó convirtiéndose en anorexia. Me miraba en el espejo y no tenía ni idea en dónde había desaparecido o en quién me había convertido. Nunca estaba presente. No me reía ni conectaba con nadie porque vivía como una completa prisionera del trastorno alimentario y de los pensamientos invasivos. Estaba aterrorizada. Me encontraba en un estado de frío constante, tanto físico como mental, y en el fondo, con un dolor terrible.
A finales de mis veinte años, mi batalla contra la anorexia alcanzó su punto más peligroso. Años de esta batalla me habían llevado a la sala de urgencias muchas veces y a graves enfermedades como pancreatitis, cálculos renales, e innumerables problemas digestivos. Me encontraba en un estado muy frágil—me costaba, incluso, levantarme de la cama.
Sabía que tenía que hacer cambios, pero no tenía ni idea de por dónde empezar. Lo único que reconocí fue que, básicamente, mi relación con la comida tenía que cambiar para poder empezar el proceso de recuperación.
Con el apoyo de mi ahora esposo, la supervisión de un médico, y la ayuda de un dietista, empecé a centrarme en los alimentos basados en plantas sin procesar. Esta transición realmente cambió mi forma de ver la comida.
Según la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación (NEDA, por sus siglas en inglés) la recuperación consiste de cinco etapas: precontemplación, contemplación, preparación, acción, y mantenimiento. Para mí, la precontemplación fue en mi adolescencia y mi juventud. Pasé años como vegetariana por razones éticas, sin conocer los hechos ni ser capaz de identificar realmente que los productos lácteos tenían un gran potencial para ir en contra de mi salud general. Durante esa época tampoco conocía los devastadores impactos medioambientales de la industria láctea. Cuando empecé a leer más por mi cuenta y a hacer estas conexiones, entré en la etapa de contemplación, con el nuevo estímulo de lo que me ofrecería una alimentación basada en plantas.
Sabía que quería hacer un cambio. Sabía que tenía que sanar mi relación con la comida. También sabía que el trastorno alimentario me había aislado y que necesitaba el apoyo de otras personas para embarcarme realmente en el proceso de recuperación. Le dediqué mucho tiempo a encontrar un dietista basado en plantas, así como un terapeuta que me apoyara. También me uní a un grupo de apoyo virtual. Esta fue mi etapa de preparación.
Me sentía más animada y esperanzada de lo que había estado en años. Pero el trabajo no terminó ahí— tuve que estar muy dedicada a asistir a las citas con el dietista, a las sesiones de terapia, y a mi grupo de apoyo. Llegó entonces el momento de acción. Tenía que hacer el trabajo. Asistí a todas las sesiones, escribí un diario, eliminé los detonantes de mi entorno, y finalmente tuve la confianza necesaria para hacerlo. Cuando empecé a recuperarme, la energía y la salud renovada que encontré fueron increíbles. Lo que más deseaba era seguir adelante y eso fue exactamente lo que hice.
Así que, poniendo un pie delante del otro, comencé la trayectoria hacia mi sanación. Con la motivación de mi ahora esposo, la supervisión de un médico, y el apoyo de un dietista, empecé a enfocarme en la alimentación basada en plantas sin procesar. No fue de la noche a la mañana, por supuesto, pero una vez que me comprometí con una alimentación totalmente basada en plantas, vi mejoras a diario. Esta transición cambió realmente mi forma de ver la alimentación. Ya hacía muchos años que no comía carne, pero mi nueva dedicación sería omitir también todos los productos lácteos y sustituirlos por alternativas más saludables. El no volver a consumir lácteos era más congruente con mis creencias éticas. Este cambio también me llevó a mejorar mi dolor de estómago, mi energía, y mi ansiedad. Poco a poco empecé a ser capaz de digerir verduras crudas y comer ensaladas de nuevo. Mi forma de pensar y mi ansiedad mejoraron mucho con este cambio a una alimentación totalmente basada en plantas—encontré el eslabón que me faltó por años.
También reduje mi consumo de comidas procesadas y empecé a comer muchos más alimentos basados en plantas sin procesar. Sentí que tenía libertad para comer más, ya que mis opciones parecían abundantes y saludables. Mi forma de pensar cambió a nutrir y cuidar mi cuerpo a través de una alimentación basada en plantas sin procesar. ¡Fue, y sigue siendo, una experiencia estimulante!
Después de años de lucha contra la infertilidad y que me dijeran que no podía tener hijos, estoy muy contenta de compartir que logré un embarazo muy saludable basado en plantas. ¡Ahora tenemos un hermoso niño! Una alimentación sana y equilibrada basada en plantas me restauró a mi salud y a mi vida. Mi trayecto basado en plantas sigue proporcionando beneficios para la salud que nunca pensé que fueran posibles.
Ahora me siento mejor que nunca; mi familia y yo mantenemos un estilo de vida totalmente basado en plantas. Estoy eternamente agradecida con quienes me apoyaron en esta jornada , y a los que siguen compartiendo el conocimiento del poder curativo que ofrece una alimentación basada en plantas sin procesar.
Espero que esta historia te inspire y te dé fuerzas o a alguien que conozcas que lucha contra un trastorno alimentario. Por favor, recuerda que no estás solo en tu camino hacia la recuperación. Tener un sistema de apoyo fuerte fue esencial para mi progreso. No dudes en acudir a un profesional, a tus amigos, o a tu familia para buscar ayuda. Nunca es demasiado tarde para empezar a vivir.
Todas las dietas, incluso las basadas en plantas sin procesar, requieren diversidad en los alimentos ingeridos y la seguridad de que satisfacen las necesidades del cuerpo en cuanto a niveles adecuados de vitaminas y minerales esenciales, proteínas, fibra, y demás. Sin embargo, también es importante recordar los principios del Dr. T. Colin Campbell sobre el holismo (‘wholism’ en inglés). Los puntos de vista reduccionistas tienden a pintar los alimentos solo como los nutrientes serviciales, y si bien es cierto que nuestra salud refleja directamente lo que le damos a nuestros cuerpos, debemos recordar la importancia de cuidar de nosotros mismos como un todo, incluyendo nuestra salud mental y la relación emocional que tenemos con la comida.
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