Sabes cómo es porque lo vives todos los días. Trabajo, niños, comidas, tareas, labores domésticas, y es un ciclo repetitivo de estar “ocupado” hasta el fin de semana. Los fines de semana están igual de atareados hasta que se descontinúan por los lunes, y el ciclo de actividad de los días de la semana comienza de nuevo.
La vida está muy llena con tres niños que atraviesan los tiempos difíciles de la escuela primaria, secundaria y preparatoria, cada uno necesita atención para cualquier número de crisis de preadolescentes y adolescentes. Luego están las exigencias de nutrir una carrera. Mi trabajo como gerente y supervisora clínica de servicios gratuitos de asesoramiento a domicilio para niños desde jardín infantil hasta el grado doce en una división escolar rural implica lidiar con problemas todos los días, cada hora de cada día. Esa es la realidad del trabajo. Mi alegría es tener el privilegio de conocer y trabajar con personas —personas con enorme coraje, que están tratando de encontrar formas de resolver sus problemas—.
Como puedes imaginar, no tenía mucho tiempo libre para mí. Aun así, amaba cada minuto de mi vida agitada. Saltaba de la cama todas las mañanas en espera de los desafíos de cada nuevo día. ¡Mi esposo, Andrew, se referiría con cariño a mí como la “conejita de Energizer” cuando salía disparada por la puerta, lista para enfrentarme al mundo!
En el otoño de 2006, comencé a notar algo que se hacía cada vez más alarmante a medida que pasaban los meses y el año escolar llegaba a su fin. Me encontré lidiando con una tos seca persistente y sintiéndome cada vez más fatigada. Esta fatiga podría describirse mejor como tener que andar cuando tienes el agua hasta la rodilla.
Necesitaba volver a casa y dormir una siesta antes de hacer el “segundo turno” en la casa. Entonces comencé a faltar a mis sesiones regulares de ejercicio en el gimnasio local. Luego, otro cambio: una especie de hinchazón insidiosa en la parte inferior de la pierna y abdominal (retención de líquidos) que al principio atribuí al clima más caluroso del verano.
En septiembre de 2007, mi nivel de agotamiento aumentaba constantemente. Todavía lograba cumplir con mis obligaciones laborales, pero el ámbito en la casa era diferente. Llegaba a casa y me ponía mi pijama. Estaba lista para irme a la cama antes que mis hijos. La hinchazón en mis extremidades inferiores y abdomen era aún más pronunciada. Esto llevó a una visita una noche a nuestra unidad local de atención de urgencias donde se determinó que tenía un nivel de glucosa en la sangre A1c del 15,2 por ciento (el rango normal es de cuatro a seis por ciento). El médico me dio una incapacidad médica de dos semanas para hacer frente a un nuevo diagnóstico de diabetes tipo 2, y se me programó una prueba adicional para detectar anomalías cardíacas sospechosas.
Meses de pruebas adicionales revelaron un diagnóstico de insuficiencia cardíaca derecha y apnea del sueño grave. Mi especialista en sueño me informó que tenía hipertensión arterial pulmonar idiopática (IPAH, por sus siglas en inglés). Después de un cateterismo cardiaco derecho, fui clasificada como un nivel tres de cuatro de la OMS y me dijeron que esta era una enfermedad rara (dos a cuatro en un millón), caracterizada por presión arterial alta en las arterias pulmonares sin causa aparente. Tampoco tiene cura y viene con un pronóstico terminal: dos años de vida sin tratamiento y cinco años de vida con tratamiento.
Mi enfermedad progresó hasta el punto en que me pusieron en una lista de espera para un trasplante de pulmón.
De repente, mi vida como la conocía fue arruinada. Tuve que dejar de trabajar de inmediato, y en cuestión de meses necesité una cánula nasal y tuve que transportar un pesado tanque de oxígeno, ¡como si fuera una buceadora en tierra! El deterioro continuó rápidamente con la pérdida de mi vista, que fue causada por una combinación de falta de oxígeno en mis ojos, retinopatía diabética y los medicamentos prescritos para la hipertensión arterial pulmonar idiopática. Mi lista de medicamentos era de una página y me quedaba en casa, excepto cuando asistía a hasta tres citas médicas por semana, manteniendo ocupados a más de cinco especialistas. Mi enfermedad progresó hasta el punto de que me pusieron en una lista de espera para un trasplante de pulmón. Continué con una variedad de combinaciones de medicamentos que variaban en costo desde 36 000 hasta 100 000 dólares por año. Estas drogas potentes también tuvieron un costo físico. Sentía que tenía gripa todos los días y gastroenteritis todas las noches y despertaba cada mañana con incontinencia. ¡Esto se prolongó durante más de cinco largos años desafiantes!
Entonces, una noche, encendí la televisión. El presentador de CBC, George Stroumboulopoulos estaba explicando que el documental Forks Over Knives había cambiado su vida y podría hacer lo mismo por los espectadores. Mi esposo y yo fuimos a ver esta película, mirando desde la primera fila del teatro —el único lugar donde podía verla con mi visión limitada— y estábamos de acuerdo con los cambios alimenticios recomendados. En noviembre de 2012, después de un año de prueba y error, me acerqué a uno de los médicos destacados en Forks Over Knives: el Dr. Caldwell Esselstyn Jr., MD, un cirujano retirado que actualmente dirige el Programa de Prevención y Reversión Cardiovascular en el Instituto de Bienestar de la Clínica de Cleveland y es profesor del Certificado de Nutrición Basada en Plantas. Esta consulta telefónica cambió mi vida.
Con el generoso apoyo de amigos y miembros de la iglesia, asistí a un programa intensivo de cinco días en el Centro Médico y de Salud del Dr. McDougall, fundado por el colega de Esselstyn, John McDougall, MD, otro médico destacado en Forks Over Knives. Allí fue donde obtuve las herramientas y el conocimiento para adoptar un estilo de vida basado en plantas sin procesar, haciendo de la comida mi primera medicina.
Aprendí a cocinar por mí misma mientras estaba legalmente ciega y demasiado débil para pararme. Comencé eligiendo comidas que me encantan: versiones sanas y deliciosas de cocinas internacionales, como la chana masala india (garbanzos cocidos con tomate y cebolla) y vegetales chinos salteados en caldo de verduras sin sal o agua. Seguí la investigación basada en la evidencia del Dr. Esselstyn, y me comía un puñado de verduras al vapor seis veces al día con una pizca de vinagre con sabor.
¡Mi endocrinólogo ahora me considera como una persona no diabética!
Quince meses después, mi vista se recuperó por completo, estaba fuera de la lista de espera para trasplantes de pulmón, necesitaba oxígeno solo por la noche y ya no necesitaba insulina. Mi insuficiencia cardíaca del lado derecho se había ido, y también síntomas como neuropatía, mareos y desmayos. Para junio de 2013, había perdido más de 110 libras (49,8 kilogramos). Mi respirólogo bajó mi IPAH de nivel tres a uno y me retiró los medicamentos para esta condición. ¡Mi endocrinólogo ahora me considera como una persona no diabética!
Hoy, protejo mi salud y mantengo mi pérdida de peso al consumir una alimentación basada en plantas sin procesar y hacer ejercicio a diario. Estas son todas las actividades que saco adelante en mi próximo reto. Mis riñones se vieron comprometidos (fui diagnosticada con insuficiencia renal terminal) debido a mi historial pasado conjunto de diabetes y los efectos secundarios de terapias farmacológicas potentes, que incluyeron una reacción alérgica a una dosis pediátrica de un antibiótico intravenoso en 2013. La ciencia nutricional basada en evidencia indica que estoy con la alimentación más saludable posible para mis riñones y mi salud en general. Estoy muy agradecida.
He puesto esta gratitud en acción al encontrar formas de ayudar a otros también a obtener los beneficios de prevenir y revertir enfermedades degenerativas del estilo de vida como diabetes, enfermedades cardíacas, enfermedades autoinmunes e incluso algunas formas de cáncer (seno, próstata, colon). Para difundir el mensaje, Andrew y yo organizamos dos reuniones mensuales. La cena compartida en la comunidad ofrece una deliciosa variedad de comida y una lección de “vega-educación” con cada reunión y un intercambio de platos. El segundo evento mensual es “Staying Power” (manteniéndote poderoso, en español), un grupo de apoyo del estilo de vida basado en plantas sin procesar para ayudar a otros a generar un menú de soluciones para enfrentar los desafíos de seguir un estilo de vida diferente.
Todos los años en Calgary, celebramos la Cumbre de Fork Smart (tenedor inteligente, en español). Cuenta con médicos y oradores reconocidos por su trabajo en el campo de la prevención y la reversión de enfermedades crónicas del estilo de vida. Déjate inspirar, motivar e informar por este programa que demuestra por qué y cómo una mejor salud es posible con los alimentos simples de la tienda de mercado. Los boletos están disponibles en línea en forksmartsummit.com.
Pese a que otros me empoderaron con conocimiento y apoyo, el cambio se produjo porque yo lo decidí, ¡y por lo que escogí poner al final de mi tenedor! Es el mejor proyecto “hazlo tú mismo” que emprenderé, ¡porque una mejor salud es el trayecto más maravilloso en el que se pueda estar y que nunca se acaba!
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