El Centro de Estudios en Nutrición (CNS, por sus siglas en inglés) ha lanzado recientemente Whole Communities, una plataforma en línea en la cual puedes conectar con otras personas; inspirarte en el trabajo de los defensores de la alimentación basada en plantas sin procesar (WFPB, por sus siglas en inglés) de todo el mundo; obtener apoyo al participar en grupos de discusión activos; y unirte a talleres gratuitos cada mes, todo con el objetivo de construir comunidades de salud resilientes a través de la nutrición basada en plantas sin procesar.
En el más reciente de nuestros talleres mensuales, “Desmantelando el culto a la proteína animal”, el Dr. T. Colin Campbell presentó el tema de la proteína de origen animal. Si aún no has visto el taller y quieres hacerlo, es fácil acceder a él. Lo único que tienes que hacer es abrir una cuenta gratuita en Whole Communities.
Él exploró los fundamentos históricos de la obsesión de nuestra sociedad con la proteína y especialmente nuestra obsesión con la proteína de las comidas de origen animal, describiendo la proteína como el “principal motor de la producción y la selección de alimentos” desde que se descubrió en la década del 1830.
Esta obsesión está tan arraigada en nuestro pensamiento que la mayoría de la gente ni siquiera es consciente de ella. Por eso, a las personas que siguen una alimentación basada en plantas sin procesar se les pregunta con tanta frecuencia: ¿de dónde obtienes tu proteína? El Dr. Campbell nos muestra los defectos y consecuencias de esta forma de pensar, que han tenido un efecto perjudicial para nuestra salud durante demasiado tiempo.
Su propia historia personal y profesional también fue muy influenciada por nuestra fascinación por las proteínas de origen animal (se crió en una granja lechera, entró en el campo de la nutrición con grandes preconcepciones sobre la importancia de las proteínas de origen animal y finalmente descubrió y replicó la investigación que socavó toda esa visión del mundo) y estas experiencias, evidentemente, han informado su perspectiva. Habla de la noción de proteína de “alta calidad” en comparación con la de “baja calidad”, de dónde viene y qué significa, y también de la relación que tiene la proteína de origen animal con las etapas de desarrollo del cáncer, un tema que pasó décadas investigando.
Lamentablemente, el culto a la proteína de origen animal persiste hoy en día. Sigue condicionando las decisiones en materia de salud pública, la investigación nutricional y la política alimentaria en general. La buena noticia es que ya existe la alternativa de la alimentación basada en plantas sin procesar, que puede deshacer muchas de las epidemias que ha promovido nuestro consumo de comidas de origen animal. Para saber más sobre la perspectiva del Dr. Campbell sobre esta alternativa y la esperanzadora investigación que vincula una mejor nutrición con la prevención y reversión de nuestros asesinos más comunes, disfruta de la grabación del taller inscribiéndote en Whole Communities.
¿Qué piensas sobre este tema? ¿Tienes preguntas o preocupaciones? ¿Soluciones que estás deseando poner en práctica en tu propia familia o comunidad? ¡Nos encantaría que te unieras a nuestras Whole Communities y que nos contaras lo que piensas!
Si eres una persona que ha decidido no comer carne, probablemente te hayan preguntado más veces de las que recuerdas: “¿Pero, de dónde sacas las proteínas?”.
Es posible que muchos de nosotros hayamos consumido comidas de origen animal durante años, pensando que las necesitábamos para obtener suficiente proteína.
Como parte de Whole Communities Membership Program, el Dr. T. Colin Campbell presentó un taller sobre la obsesión que existe en torno a las proteínas de origen animal. Explica por qué, en lugar de preguntarnos “¿Cómo vamos a satisfacer la necesidad de producir más comidas de origen animal?”, el enfoque debería de estar en cómo podemos comer de forma diferente para beneficiar a nuestro planeta y nuestra salud.
El Dr. Campbell sostiene que nuestra fascinación por las proteínas de origen animal de alta calidad es el “principal motor de la producción y selección de alimentos y sus consecuencias”.
Las proteínas se descubrieron por primera vez en la década del 1830, por Gerhard Mulder, un químico holandés que observó a un perro comiendo carne y concluyó que si no lo hacía, moriría. Buscó algo que pudiera aislar en la carne y descubrió un compuesto al que llamó “proteios”, palabra griega que significa “de primera importancia”.
Su influyente colega, Justus von Liebig, también consideró a las proteínas como “la materia de la vida misma”.
No fue sino hasta la década del 1900 cuando se descubrió que las plantas contienen proteínas. Hasta ese momento solo se pensaba que se encontraban en la carne.
Existe la idea de que la carne proporciona proteína de alta calidad. ¿Pero qué significa esto? El Dr. Campbell lo explica:
Alta calidad = más proteína de los alimentos retenida en el cuerpo (también conocido como valor biológico).
Está ampliamente aceptado que la proteína de alta calidad procede de los animales y la de baja calidad de las plantas. Los orígenes de esto se remontan a la década del 1920, cuando se analizó el valor biológico de la proteína con relación a la agricultura animal. ¿Por qué es importante? Más proteína retenida significa mayor aumento de peso corporal y, por lo tanto, más beneficios para, en este caso, la agricultura basada en la ganadería.
La retención de proteína conlleva muchas complicaciones perjudiciales para la salud: aumento de la hormona del crecimiento, también de los radicales libres que aceleran el envejecimiento, de las mutaciones cancerígenas, del colesterol LDL y del aumento del azúcar en sangre. Al mismo tiempo, disminuye nuestras células asesinas naturales y la reparación del ADN, lo cual conduce a un aumento del cáncer, la enfermedad cardíaca y la diabetes.
El Dr. Campbell aboga por una alimentación basada en plantas sin procesar, pero esto no siempre fue así. Su doctorado, en la década del 1960 se centró en fomentar el consumo de proteína de origen animal. Al estudiar la malnutrición en los niños, se suponía que ésta se debía a la falta de proteína. Sólo que, cuando empezó a investigar, descubrió que habían niños muy pequeños recibiendo tratamiento para el cáncer de hígado. Los niños que consumían los niveles más altos de proteína eran los más propensos a padecer cáncer de hígado.
Durante muchos años, el Dr. Campbell analizó si las proteínas de origen animal podían causar cáncer.
Es importante señalar que, aunque el Dr. Campbell inicialmente dudaba de que la proteína de origen animal pudiera causar cáncer, pasó muchos años estudiando la correlación entre ambos. Su trabajo, que se publicó por primera vez en la década del 1980, demostró que una alimentación con un 5 % de proteína de origen animal no provoca la mutación de los genes y, por lo tanto, un probable aumento del cáncer, pero el consumo de un 20 % de proteína de origen animal sí lo provocaba. El desarrollo del cáncer también podía controlarse cambiando el porcentaje de ingesta de proteína, lo cual llevó a los investigadores a concluir que “la nutrición, más que los genes, controla el desarrollo del cáncer”.
El Dr. Campbell continuó muchos años de investigación buscando el mecanismo para explicar el efecto de la proteína de origen animal y si la intervención farmacológica era la respuesta. Llegó a la conclusión de que no había un único mecanismo que causara el cáncer y, por lo tanto, no era posible que un fármaco contrarrestara lo que ocurre con una dieta alta en proteína de origen animal.
Muchos estudios de otros investigadores concluyeron que todos los tipos de proteína de origen animal, incluyendo la leche baja en grasa y en grasa saturada, causan un aumento del cáncer y de la enfermedad coronaria.
El Dr. Campbell describe detalladamente en este taller cómo la proteína de origen animal aumenta los mecanismos de promoción del cáncer, al tiempo que disminuye las formas en que nuestro cuerpo intenta protegernos durante las tres etapas del cáncer: iniciación, promoción y progresión.
La cantidad mínima de proteína que necesitamos es cerca del 5 % de las calorías totales. Para garantizar que todo el mundo reciba suficientes proteínas, la cantidad diaria recomendada es del 9 %. Sin embargo, en EE. UU. y otros países occidentales, la ingesta puede llegar al 24 % y aproximadamente el 75-80 % de esta cantidad se compone de proteína de origen animal. Con esta ingesta podemos esperar un aumento del riesgo de enfermedad crónica.
A diferencia de la creencia popular, una alimentación basada en plantas sin procesar proporciona suficiente proteína y no hay razón para esforzarse en obtener esta proteína de alta calidad de fuentes animales. Sorprendentemente, en el 2002 se estableció un nivel máximo de 35 %. La prensa ampliamente cubrió el tema e incluso se adoptó en los programas de comidas escolares. Ganó popularidad gracias a lo que el Dr. Campbell denomina “poder de la multitud” y llevó a la gente a pensar que podía consumir tanta proteína de origen animal como fuera posible.
No es sorprendente, pero sí importante saber que el apoyo financiero para esto procede de varias organizaciones con intereses creados, a saber, empresas farmacéuticas e instituciones que representan a la industria alimentaria.
Además de ayudar a protegernos de los cánceres, la enfermedad cardíaca y la diabetes, el Dr. Campbell habla de múltiples estudios revisados por expertos que cubren una amplia gama de condiciones en las que una alimentación basada en plantas sin procesar puede prevenir, detener la progresión o curar. Entre ellas se encuentran enfermedades debilitantes como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple y la enfermedad de Alzheimer. Los efectos nutricionales de la alimentación basada en plantas sin procesar son amplios y también pueden ser rápidos. En 24 horas se pueden empezar a notar los beneficios. Lo más importante es que no hay efectos secundarios negativos.
El trabajo del Dr. Campbell para el Estudio de China analizó otro virus, el de la hepatitis B. Concluyó que el consumo, incluso de pequeñas cantidades, de comidas de origen animal disminuye nuestras células asesinas naturales y aumenta la prevalencia del cáncer de hígado y, en última instancia, la muerte.
Por el contrario, las personas que consumen alimentos vegetales producen anticuerpos, haciendo que el virus permanezca inactivo y, en la mayoría de los casos, no se llegue a desarrollar cáncer de hígado.
El Dr. Campbell sugiere que lo mismo podría ocurrir con el COVID-19. Las personas más susceptibles a padecer COVID grave tienen más de 60 años y padecen de una enfermedad degenerativa, como cáncer o enfermedad cardíaca. El Dr. Campbell señala que una alimentación basada en plantas sin procesar reduce el riesgo de estas enfermedades y también el riesgo de COVID grave al reforzar el sistema inmunitario.
Entonces, ¿qué podemos hacer? El mensaje es sencillo: consumir una alimentación basada en plantas en su forma entera, sin procesar en la medida que sea posible.
Para obtener más información y ver el video completo del Dr. Campbell, “Desmantelando el culto a la proteína animal”, únete a Whole Communities. Este es el lugar donde puedes conectar con otros, inspirarte, obtener apoyo, participar en talleres cada mes, todo con el objetivo de construir comunidades resilientes de salud a través de la nutrición basada en plantas sin procesar.
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