Las propiedades de prevención de cáncer de la fibra en los alimentos son difícilmente un secreto para todos. De hecho, en los tiempos modernos, el difunto Dr. Denis Burkitt (del famoso Linfoma de Burkitt) hizo reconocida la llamada “historia de la fibra” en su trabajo entre africanos nativos. Este investigador británico con sus colegas, Alan Walker y Hugh Trowell, pasó muchos años en África trabajando incansablemente para comprender mejor por qué las enfermedades típicas de los países occidentales eran raras en África. Lo que descubrió hizo noticias mundiales. Las dietas altas en fibra parecían estar asociadas con la reducción de la incidencia de cáncer del intestino grueso, así como la incidencia de muchas otras enfermedades comunes en los países occidentales.
En las zonas rurales de China tomamos esta iniciativa para seguir explorando la asociación del cáncer y la fibra entre las personas que consumían grandes cantidades de fibra en comparación con los estadounidenses. Al hacerlo, incorporamos otras dos interpretaciones. En primer lugar, la fibra alimentaria no es una sola entidad química. Hay una variedad casi ilimitada de fibras en los alimentos. En segundo lugar, nuestro conocimiento sobre los efectos únicos de fibras específicas fue, y sigue siendo, muy escaso. Por lo tanto, para obtener una mejor idea del panorama general, medimos el consumo de 14 tipos diferentes de fibras en los alimentos.
Como se esperaba, primero se observó que la ingesta promedio de fibra alimentaria fue al menos el doble, quizás incluso el triple, de la ingesta en los Estados Unidos. En segundo lugar, las tasas de cáncer de colon y recto en China eran solo la mitad de las tasas en los Estados Unidos, aunque en algunas áreas este cáncer era casi inexistente.
También, como se esperaba, no vimos ninguna diferencia especial en los efectos relacionados con el cáncer de estas fibras diferentes. Para cada uno de los 14 tipos de fibras diferentes, hubo una correlación inversa. Es decir, cuanto mayor sea la ingesta de fibra, menores serán las tasas de cáncer de colon y recto (aunque casi todas estas correlaciones fueron algo menos que estadísticamente significativas).
Finalmente, encontramos una asociación muy fuerte entre el cáncer de colon y la presencia del parásito acuático que causa la esquistosomiasis. Esta pequeña criatura es llevada por los caracoles y ha causado enormes epidemias en algunos países tropicales. En conclusión, nuestra opinión es que la teoría de la fibra dietética de Burkitt permanece intacta y que vale la pena consumir una alimentación rica en fibra, no solo para prevenir el cáncer de intestino grueso, sino también para promover una variedad de otras condiciones de salud positivas. Y, por último, recuerda que la fibra en los alimentos solo se puede encontrar en los alimentos de origen vegetal, lo que una vez más señala el valor de consumir una alimentación a base de plantas.
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