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La dieta según el grupo sanguíneo: ¿ciencia o ficción?

Si has estado interesado en el campo de la nutrición durante algún tiempo, es probable que hayas encontrado la idea de una dieta según el grupo sanguíneo. La filosofía detrás de esto es que aquellos con ciertos tipos de sangre obtienen mejores resultados de salud en dietas específicas, y esta idea fue popularizada en 1996 por el libro más vendido del Dr. Peter D’Adamo, Eat Right 4 Your Type (come correctamente según tu grupo sanguíneo, en español). Si bien hay más subgrupos, existen cuatro tipos de sangre principales en las que se enfoca el libro y se clasifican de la siguiente manera[1]:

Tipo A: este es el tipo de sangre más basado en plantas, conocido como agrario. Las personas con sangre tipo A deben consumir una alimentación centrada en plantas y sin carne roja, que se considera tóxica para ellos.

Tipo B: conocidos como los nómadas, deben evitar el pollo, el cerdo, el trigo, el maíz, las lentejas y los tomates, pero consumir la mayoría de las otras plantas y carnes, así como algunos productos lácteos.

Tipo AB: este tipo de sangre es una mezcla entre los tipos A y B y se conoce como el enigma. Pueden comer mariscos, soya, productos lácteos, frijoles (excepto rojos) y cereales (excepto maíz), mientras evitan la carne de res y el pollo.

Tipo O: estos son conocidos como los cazadores que están destinados a comer una dieta alta en proteínas y carne, similar a una dieta paleo moderna. También comen pescado y ciertas frutas y verduras; sin embargo, deben mantenerse libres de lácteos, cereales y legumbres.

Si estás cuestionando la validez de esta teoría después de leer las descripciones anteriores, no estás solo. Para evaluar la idea, voy a darle un vistazo sensato a la historia y la ciencia detrás de la teoría de la dieta según el grupo sanguíneo.

Consumo de proteínas y tipo de sangre

Una de las afirmaciones subyacentes a esta teoría es que ciertas proteínas en los alimentos causan la aglutinación o agrupamiento de las células sanguíneas que dependen del tipo de sangre[1]. Las lectinas son proteínas que se encuentran en el reino vegetal, se concentran en las legumbres, y se ha encontrado que unos pocos tipos selectos de lectinas causan reacciones con ciertos tipos de sangre. Por ejemplo, en una placa de Petri, se observa que las lectinas específicamente de habas crudas reaccionan con sangre tipo A[2]. La mayoría de las lectinas, sin embargo, reaccionan con todos los tipos de sangre, lo que evidenció un problema en esta teoría[3]. Además, las lectinas solo se encuentran en cantidades significativas en las legumbres crudas. Solo se requiere una cantidad mínima de cocción para destruir completamente las lectinas, lo que arroja más dudas sobre esta teoría[4].

Una de las afirmaciones más graciosas hechas por el Dr. D’Adamo a favor de la dieta según el grupo sanguíneo es que las personas con sangre tipo O deben seguir una dieta de hombre de las cavernas, ya que el tipo O es el más antiguo de los tipos de sangre. Incluso si esto fuera cierto, difícilmente sería suficiente como una razón sólida para adoptar un patrón de alimentación específico. Sin embargo, eso no es cierto. ¡El tipo O es realmente el tipo de sangre más nuevo![5] El hecho de que el tipo O sea el más simple de los grupos sanguíneos no significa que sea el más antiguo, como afirma el Dr. D’Adamo. Además de estas afirmaciones, también se dice que las personas con sangre tipo O producen más ácido estomacal que otros tipos de sangre. Si bien un estudio encontró que había un poco más de ácido estomacal en las personas con sangre tipo O, no fue en un grado significativo, que sugiriera que deberían comer más alimentos ricos en proteínas[6]. Incluso si ese fuera el caso, también obtendrían la capacidad de digerir mayores cantidades de legumbres, lo que significa que su alimentación no necesitaría centrarse en la carne.

Investigación faltante

Como puedes imaginar, el Dr. D’Adamo estuvo bajo un poco de escrutinio de la comunidad científica con el lanzamiento de su primer libro, pero tenía respuestas para los escépticos. Les dijo a los críticos que actualmente estaba en el año ocho de un estudio de 10 años sobre dietas según el grupo sanguíneo y cánceres reproductivos con la promesa de excelentes resultados[1]. Sin embargo, el mundo ha estado esperando desde 1998 que se publique ese estudio. Cuando lanzó su libro, Arthritis: Fight it with the Blood Type Diet (artritis: lucha contra esta con la dieta según el grupo sanguíneo, en español), hizo más promesas de investigaciones futuras[7]. Esa vez dijo que estaba llevando a cabo un ensayo aleatorizado y controlado de 12 semanas sobre dietas según el grupo sanguíneo y artritis reumatoide, nuevamente prometiendo excelentes resultados. Ese supuesto estudio nunca vio la luz tampoco, lo que me hizo sospechar o bien que los resultados de estos estudios no mostraban lo que su autor quería que mostraran, o que nunca se realizaron, en primer lugar.

Como el Dr. D’Adamo no parecía estar produciendo sus propias investigaciones, investigadores independientes decidieron encargarse de evaluar la dieta. ¡Una revisión sistemática de 2013, que analizó 1415 estudios, determinó que ni siquiera hay un estudio creíble que establezca los beneficios de una dieta según el grupo sanguíneo![8] En 2014, un estudio que evaluó a casi 1500 personas encontró que, independientemente del grupo sanguíneo, seguir una dieta de tipo A (predominantemente de origen vegetal) fue asociado con una mejor salud cardiometabólica general[9].

Según la Norway´s Quack Act (ley contra práctica médica falsa en Noruega, en español), ¡sería ilegal incluso promover la dieta según el grupo sanguíneo allá!

¡Los investigadores noruegos se interesaron particularmente en la teoría de la dieta según el grupo sanguíneo desde que Eat Right 4 Your Type vendió 40 000 copias en Noruega! Ellos llegaron a la conclusión de que es probable que cualquier cambio en la alimentación que se distancie de una dieta estadounidense estándar produzca resultados de salud positivos; sin embargo, muchas de las afirmaciones hechas por el libro deberían ser “consideradas basura y sin fundamento científico” [10][11]. Algunos incluso llegan a llamarlo “fraude grosero”[10]. Eso puede parecer duro, pero según la Norway´s Quack Act (ley contra práctica médica falsa en Noruega, en español), ¡sería ilegal incluso promover la dieta según el grupo sanguíneo allá![11]

Después de revisar la literatura, o la falta de literatura, es bastante claro que no hay validación científica para la dieta según el grupo sanguíneo. En el mejor de los casos, puede otorgar algún beneficio mediante la eliminación de muchos alimentos procesados ​​que prevalecen en una dieta estadounidense estándar, pero ciertamente hay mejores opciones disponibles[10]. Tenemos montañas de evidencia que respaldan una alimentación basada en plantas para la mayoría de la especie humana, incluyendo la investigación que fue diseñada para evaluar específicamente los efectos de la dieta según el grupo sanguíneo[9]. Creo que el Dr. Hans Diehl, director del programa CHIP (Complete Health Improvement Program o programa de mejora completa de la salud), resume perfectamente la legitimidad científica de Eat Right 4 Your Type cuando dice: “Hace años, cuando salió este libro, pensé que podría escribir un libro llamado: Eat Right For Your Shoe Size (come correctamente según el tamaño de tu zapato, en español)”.

Referencias

  1. D’Adamo, P. & Whitney, C. Eat Right 4 Your Type. G.P. Putnam’s Sons, New York, 1996.
  2. Sharon, N. & Lis, H. History of lectins: from hemagglutinins to biological recognition molecules. Glycobiology. 2004;14(11):53R-62R.
  3. Nachbar, M.S. & Oppenheim, J.D. Lectins in the United States diet: a survey of lectins in commonly consumed foods and a review of the literature. Am J Clin Nutr. 1980;33(11):2338-45.
  4. Thompson, L.U. et al. Effect of Heat Processing on Hemagglutinin Activity in Red Kidney Beans. Journal of Food Science. 1983;48(1):235-236.
  5. Damian, M. Is it true that in earlier times humans were all O blood type (in ABO blood group) and that A, B and AB blood type occurred later by mutation of the O blood type gene? Evolution. 2010.
  6. Sievers, M.L. Hereditary aspects of gastric secretory function: Race and ABO blood groups in relationship to acid and pepsin production. The American Journal of Medicine. 1959;27(2):246-255.
  7. D’Adamo, P. Arthritis: Fight It with the Blood Type Diet. G.P. Putnam’s Sons, New York, 2004.
  8. Cusack, L. et al. Blood type diets lacking supporting evidence: a systematic review. The American Journal of Clinical Nutrition. 2013;98(1):99-104.
  9. Wang, J. ABO Genotype, ‘Blood-Type’ Diet and Cardiometabolic Risk Factors. PLoS ONE. 2014;9(1):e84749.
  10. Melter, H.M. et al. Blodtypedietten – visjonaer vitenskap eller tull? Tidsskrift for Den norselegeforening. 2002;14(122):1402-5.
  11. Moen, T. Blood Type Diet – Science or Fantasy? Tidsskrift for Den Norske legeforening. 2011;3(121):355-8.

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