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Centro de Estudios en Nutrición del Dr. T. Colin Campbell
La nutrición es un tema democrático en esta clase de escritura que cambia vidas

En la universidad abarrotada suburbanas donde enseño, en Queens, Nueva York, una “comida balanceada” consiste en cualquier concesión que los estudiantes puedan balancear con la carga que ya llevan (no solo una maleta pesada, sino a menudo la crianza de los hijos y trabajos de tiempo completo). Nuestras concurridas instalaciones se encuentran en un ecléctico paisaje urbano donde trenes, rascacielos, museos y residencias convergen con restaurantes, mataderos, fábricas y embotelladoras de productos lácteos. El área pretende ofrecer un todo integrado, con algunas excentricidades curiosas. Las bodegas industriales se transforman rápidamente en restaurantes de moda. Una fábrica centenaria de leche cierra sus puertas, dejando desempleados a los trabajadores. De forma periódica, los bovinos de corral escapan a las concurridas calles del distrito. La imagen incongruente de la “vaca en la urbe” justificó una o dos discusiones en el aula, y me hizo pensar: si una vaca puede liberarse de los confines de un matadero urbano, yo también podría romper los límites de mi disciplina para traer un invitado insólito –el tema de la nutrición– al aula de redacción.

Tanto dentro como fuera del campus, la “comida” en Queens puede significar productos procesados, producidos en masa o una variedad de cocinas culturales que tradicionalmente ofrecen productos de origen animal. Irónicamente, fue viviendo y trabajando contra tal contexto, que me convertí en una comensal basada en plantas sin procesar devota. Mis ojos fueron abiertos, primero, por El Estudio de China y la avalancha de estudios publicados y documentales que inspiró. Como profesora de escritura, me maravillé por lo poderosa que era esta investigación, y me pregunté cómo alguien podría optar por no consumir una alimentación basada en plantas frente a tal evidencia incontrovertible. No solo dejé de comer chatarra después de obtener una comprensión profunda sobre lo que es la verdadera alimentación, sino que los alimentos sin procesar, ricos en nutrientes, realmente se volvieron más atractivos; sí, una vez que mi cuerpo y mi mente estuvieron sincronizados, una alimentación basada en plantas realmente sabía mejor. Quizás el cambio de apetito más significativo no comienza en el comedor, ¡sino en la biblioteca!

Dado que un objetivo clave en la escritura universitaria es aprender a defender un argumento de tesis convincente en respuesta a un discurso controvertido, consideré cómo el creciente cuerpo de evidencia que compara la dieta americana estándar con una alimentación basada en plantas podría servir como un recurso modelo para aprender habilidades argumentativas básicas. Al principio, me sentí incómoda con la enseñanza de literatura asociada a la ciencia, un tema habitualmente separado de las humanidades. Sin embargo, el Certificado de Nutrición Basada en Plantas complementó mis credenciales académicas existentes y me dio la confianza y la credibilidad que necesitaba para seguir adelante.

Ahora que he integrado la nutrición en múltiples clases de escritura, durante varios semestres exitosos, puedo ofrecer las siguientes observaciones como fruto de este esfuerzo. Esto es lo que se puede esperar cuando la redacción y la nutrición se unen en el aula:

  1. Los estudiantes reflexionan profundamente sobre algo que anteriormente daban por hecho. Consideran cómo llegaron a definir “comida”, qué está excluido o incluido en sus definiciones y por qué. Estas definiciones varían de un estudiante a otro y pueden servir para discusiones animadas en clase y oportunidades de revisión por expertos.
  2. Los debates entusiastas están asegurados. Las costumbres culturales, las conveniencias comerciales y los hechos nutricionales pueden servir como forraje sin fin para desafiar las cambiantes definiciones de “comida”. El desafío se convierte en apoyar afirmaciones con evidencia en lugar de creencias arraigadas, impresiones condicionadas u opiniones desinformadas.
  3. Los vocabularios se enriquecen con términos que todos los consumidores deberían saber. Términos como “monocultivo”, “holismo” (wholism, en inglés), “diabetes tipo 2” y “sirope de maíz con alto contenido de fructosa” llegan a las lenguas de los estudiantes a medida que adquieren conciencia de lo que consumen todos los días. Aprenden a distinguir entre “vegano” y “basado en plantas” y se divierten con la precisión con que el acrónimo “SAD (Standard American Diet), que traduce triste en español” resume la dieta estadounidense estándar.
  4. Los estudiantes exigen saber por qué no han escuchado esto antes, una pregunta que puede responderse fácilmente en la sección cuatro del Estudio de China: “¿Por qué no has escuchado esto antes?”. Los estudiantes simplemente quedan estupefactos por la abundancia de evidencia contra el consumo de comidas de origen animal y que apoya la alimentación basada en plantas.
  5. La nutrición es uno de los temas más democráticos con los que puedes lidiar en el aula. Todo el mundo come y viene con una perspectiva de lo que eso significa. O justo acaban de comer, comerán después de clase, o están comiendo clandestinamente algo que han pasado por contrabando al salón de clases. (La información nutricional impresa en el contrabando de máquinas expendedoras es un gran recurso espontáneo, y gracias a mi capacitación con el Centro de Estudios en Nutrición puedo ayudar a otros a calcular los hechos detrás de la “información nutricional”). Los estudiantes tienen la libertad de personalizar su propio enfoque a este tema hiperaccesible; es inmediatamente aplicable, interactivo y relevante.
  6. El arte de formular argumentos y contraargumentos emerge naturalmente. Cuando los escritores intentan defender el consumo de proteína de origen animal, no obstante, a menudo descubren que se aferran a la paja. Los investigadores entusiastas se dan cuenta de la falta de evidencia confiable e imparcial contra la nutrición basada en plantas. Incluso, los devotos conservadores de las comidas procesadas, la carne y los productos lácteos, por lo general se dan por vencidos y escriben artículos que abogan por una alimentación basada en plantas sin procesar. En realidad, todo se trata de la evidencia.
  7. Los estudiantes aprenden a discernir la verdad de la tradición, el hábito o la convención. Deben considerar la confiabilidad de las fuentes y la forma en que las partes ubicuas y lucrativas (incluso el Gobierno y la atención en salud) influyen en nuestra percepción de lo que es real. Esta no es solo una habilidad de investigación valiosa, sino una lección que potencialmente puede salvar vidas.
  8. Escribir acerca de la nutrición tiende a inspirar reflexiones metacognitivas más profundas, como: “¿Por qué muchos de nosotros creemos en la evidencia, pero aún no la practicamos?”. Los estudiantes de psicología disfrutan de una aplicación rápida las teorías de The Pleasure Trap (La trampa del placer, en español) de Doug Lisle y The Cheese Trap (La trampa del queso) de Neal Barnard (ambos autores cuyo trabajo conocí a través del programa del Centro de Estudios en Nutrición).
  9. Los recursos multimedia abundan y hacen que sea fácil conectar la nutrición basada en plantas con discursos complementarios. Documentales como PlantPure Nation (Nación de plantas puras, en español), King Corn (El rey maíz, en español), Forks Over Knives (Tenedores sobre cuchillos, en español), Cowspiracy (Vaca-conspiración, en español), Earthlings (Terrícolas, en español) y What the Health (Qué pasa con la salud, en español) exponen a los estudiantes a granjas industriales reales, laboratorios de sabor, mataderos, plantas de procesamiento, centros de atención en salud, oficinas gubernamentales y mesas de comedor en toda la nación. La nutrición basada en plantas se combina fácilmente con temas como la crueldad animal, el cambio climático, la conservación y la legislación y regulación. El Estudio de China enseña muy bien junto con Eating Animals (Consumiendo animales, en español) de Jonathan Safran Foer; Why We Love Dogs, Eat Pigs and Wear Cows (¿Por qué amamos a los perros, comemos cerdos y vestimos vacas?, en español) de Melanie Joy; Fast Food Nation (Nación de comida rápida, en español), de Eric Schlosser, y An Inconvenient Truth (Una verdad inconveniente, en español), de Al Gore, por ejemplo.
  10. Promueve el aprendizaje permanente (¡y vidas más largas!). Aunque no busco activamente cambiar los hábitos alimenticios de los estudiantes como profesora de escritura, trabajar con la investigación en nutrición basada en plantas se convierten en algo que cambia la vida de muchos estudiantes. Algunos alteran la forma en que comen y comparten sus conocimientos recién descubiertos con sus familias. He tenido estudiantes que reportaron cómo su salud o la salud de sus padres o abuelos mejoraron después de adoptar una alimentación basada en plantas. Este puede ser un efecto secundario emocionante de la escritura e investigación basada en plantas.

Para el final del semestre, escribir sobre nutrición en el aula de redacción no parece tan incómodo como una vaca corriendo por una calle de la ciudad. Hay otros signos de progreso e integración comunitaria. Una fugitiva de un matadero urbano fue rescatada y retirada a un santuario agrícola de Nueva Jersey. La difunta embotelladora láctea resurgió exitosamente bajo una etiqueta de leche de nueces basada en plantas. Al otro lado de la calle de nuestras instalaciones, un matadero convertido cuenta con una enorme cocina acristalada que prepara comida para más de 60 sedes de una popular cadena de restaurantes basados en plantas.

Queens, a menudo apodado “el barrio del mundo”, está cambiando. Los estudiantes de todo el mundo están aprovechando nuevas oportunidades a través de organizaciones de extensión educativa dedicadas al confort y bienestar basados en plantas. Están plantando jardines en la azotea, ‘veganizando’ cafeterías, utilizando tecnologías virtuales interactivas para experimentar la realidad del matadero, y organizando proyecciones de películas que promueven la salud en todo el planeta.

A medida que inspiro a los estudiantes a reflexionar, investigar y escribir sobre comidas procesadas, productos de origen animal y nutrición basada en plantas sin procesar, no estoy enseñando dietética, sino argumentación. No me propongo cambiar las dietas de los estudiantes ni convertirlos en dietistas, sino hacer que mejoren cuando están informando y defendiendo sus propias convicciones. Estudiar la nutrición a través de las disciplinas o entre ellas puede brindar una conciencia vital y una salud mejorada a todas las comunidades en las que aprendemos y vivimos. Puede vincular una clase, o un campus entero, a través de iniciativas interdisciplinarias. Tiene un enorme potencial para la interacción social dinámica. Con la nutrición en todo el plan de estudios, ganamos matemáticos que saben analizar datos nutricionales, psicólogos que analizan hábitos alimenticios adictivos, trabajadores de atención en salud que emplean soluciones nutricionales (no solo procedimentales y farmacéuticas), empresarios que examinan atentamente la ética de la producción y comercialización de alimentos, y demás. Puede que no todos aspiremos a ser nutricionistas, pero fundamentalmente buscamos la nutrición, y esto se relaciona con todas las especialidades y todas las profesiones que existen. Esta podría ser la forma más poderosa en que las personas pueden conectarse y cooperar para nutrir a cualquier comunidad como un todo integrado.

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