Me gustaría presentarte a mi amigo, el Dr. Caldwell Esselstyn, Jr., un hombre acerca del que vas a escuchar mucho más en los próximos años.
Después de haber ganado una medalla de oro (equipo Yale Crew) en los Juegos Olímpicos de 1956, el Dr. Esselstyn rápidamente avanzó a una distinguida carrera en cirugía en la renombrada Cleveland Clinic Foundation. En 1985, cuando las drogas se consideraban el tratamiento de elección para los pacientes cardíacos (como todavía sucede en su mayoría), el Dr. Esselstyn emprendió un curso de acción revolucionario. Los resultados de su investigación están siendo puestos a disposición aquí por primera vez para el público en general, gracias a la gentil divulgación del Dr. Esselstyn de sus hallazgos de investigación previa a la publicación.
Su historia es más bien como la del profesor Dean Ornish, que está en nuestro Consejo Asesor, y quien demostró de manera convincente que la enfermedad cardíaca podría revertirse en pacientes con enfermedades cardíacas graves cuando utilizaban una alimentación baja en grasa, se ejercitaban y controlaban su estrés. Los hallazgos del Dr. Esselstyn aportan alguna nueva información importante al estudio de Ornish.
Antes de llegar a los resultados de la investigación, sin embargo, es importante recordar dónde estábamos hace 10 años. Los médicos creían, para ese entonces, que los dolores en el pecho o un ataque al corazón se producían debido al bloqueo de los vasos sanguíneos vitales por los depósitos de colesterol; los pacientes no tenían absolutamente ninguna esperanza de volver a tener un corazón sano. Sus opciones: cirugía de corazón abierto, una vida de medicamentos para reducir el colesterol o la muerte. El consenso científico sostenía que la alimentación podría, en el mejor de los casos, disminuir el colesterol en la sangre en solo alrededor del 10 % al 20 %, un efecto que no se consideraba suficientemente sustancial para la prevención de la enfermedad.
Fue en este preciso momento, extremadamente crítico en la ciencia y la medicina, cuando los Doctores Esselstyn y Ornish, en los extremos opuestos del país, intervinieron y mostraron una valentía considerable. No solo preguntaron si los ataques cardíacos podrían prevenirse con dietas basadas en plantas, bajas en grasa, sino también si esta enfermedad podría, de hecho, ser revertida.
Donde el Dr. Esselstyn se aparta del trabajo de Ornish es en su enfoque. Como me dijo el Dr. Esselstyn, él simplemente quería ver si podía “entrar en la cabeza de sus pacientes”. Para hacer esto, primero estaba dispuesto a meterse en su propia cabeza al adoptar una alimentación basada en plantas. Hoy en día, es “vegano” puro, que no come productos lácteos. Su objetivo era dejar que sus pacientes supieran que, si podían reducir sus niveles de colesterol en la sangre, también podrían reducir sus problemas cardíacos. Él guardó expedientes detallados de sus pacientes durante estos últimos 10 años y acaba de divulgar sus resultados. A diferencia del Dr. Ornish, que combinó la meditación y el ejercicio con sus restricciones alimentarias, el Dr. Esselstyn puso más énfasis en los efectos de una alimentación basada en plantas.
Veamos los principales resultados. Inscribió a 21 pacientes en su estudio entre 1985 y 1988, un número similar al del grupo experimental de Ornish. A estos pacientes se les pidió que consumieran de forma regular una alimentación basada en plantas muy baja en grasa mientras mantenían su uso de fármacos que reducen el colesterol. Se creyó necesario un modesto régimen de medicamentos para reducir el colesterol, porque estos eran pacientes de riesgo y el Dr. Esselstyn quería estar seguro de reducir sus niveles de colesterol por debajo de 150 mg/dL. Cinco pacientes abandonaron el estudio, 17 mantuvieron la alimentación, y 11 de ellos tuvieron frecuentes mediciones de colesterol y un angiograma de seguimiento. La edad promedio de estos 11 pacientes fue de 56 años.
Todos los pacientes presentaban enfermedad coronaria de tres vasos progresiva, tal como se documentó mediante angiografía. Para la mayoría de los médicos, estas serían consideradas personas muy enfermas. Durante los ocho años anteriores, a pesar de haber recibido tratamiento “de vanguardia”, estos 11 pacientes habían experimentado un total de 39 trastornos cardiovasculares. Ninguno era diabético, tenían presión arterial normal y no fumaban.
Con la mayoría de los pacientes que completaron una década de exámenes de seguimiento, la progresión de la enfermedad se detuvo en todos aquellos que se mantuvieron en la alimentación. Significativamente, la enfermedad no solo se detuvo sino que se revirtió en aproximadamente el 70 % de los que tenían angiogramas de seguimiento. La angina fue mejorada o eliminada en cada paciente que había experimentado este problema. Y mira esto: ¡no se presentaron nuevos trastornos cardíacos u otra evidencia de progresión de la enfermedad durante el estudio, en comparación con 37 incidentes antes del estudio! De los cinco pacientes que abandonaron el programa de alimentación y volvieron a su dieta regular, hubo 10 nuevos incidentes cardíacos, incluyendo una muerte. ¡Son hallazgos realmente extraordinarios!
El colesterol en la sangre se midió cada dos semanas, lo que resultó en un total de 126 veces por paciente (¡qué registro!). Al inicio del estudio, el colesterol total promedio fue de 246 mg/dL; en el seguimiento, el nivel medio cayó a 132 mg/dL (cada paciente estaba por debajo de 150 mg/dL). Esta es una notable caída de 46 %. El colesterol “malo” o LDL se redujo en un 58 %. Se trata de reducciones del colesterol sin precedentes.
Entonces, ¿cómo lo hizo el Dr. Esselstyn? —Lo más importante fue que dio ejemplo al seguir él mismo la alimentación. También mostró un interés real por sus pacientes; él fue un modelo muy positivo—. Después de explicar la evidencia científica a los cónyuges de los pacientes, se reunió con cada paciente bimestralmente para su revisión, y el grupo entero se reunió trimestralmente sobre una base más social para intercambiar recetas favoritas. Su presencia era autoritaria, pero cariñosa e inflexible.
Veo varios hallazgos muy significativos en el estudio del Dr. Esselstyn. En primer lugar, recuerda que estos pacientes consumieron una alimentación muy baja en grasa de manera muy cómoda durante un período muy largo. ¿Cómo lo hicieron? Principalmente, al cambiar sus preferencias gustativas. Este es un punto muy importante que raramente se menciona al hablar de este tipo de alimentación. Es decir, si cambias de una dieta alta en grasa a una alimentación baja en grasa, tu respuesta inicial puede ser al principio: “¡Ugh!”. Sin embargo, si practicas un poco de paciencia, tal vez durante tres o cuatro meses, tus preferencias gustativas cambiarán. Entonces, preferirás tu nueva alimentación baja en grasas a tu antigua dieta alta en grasa. Cuando, además, tu salud mejora y comienzas a sentirte mejor, estás en camino a una vida de hábitos alimenticios más saludables. Si eres como la mayoría de la gente, empezarás a preguntarte cómo podrías haber comido esas cosas grasosas en el pasado. El Dr. Esselstyn informó que sus pacientes perdieron su antojo de carne y grasa, y que “ahora pueden viajar lejos de su casa durante semanas a la vez mientras siguen adhiriéndose a la alimentación”.
El Dr. Esselstyn dice que el uso de los fármacos que reducen el colesterol en este estudio puede no haber sido necesario para lograr los resultados, porque lo más probable es que la misma reversión de la enfermedad se hubiera logrado solo con la alimentación y sin efectos secundarios. Pero, si hubiese habido muertes entre sus pacientes por la progresión de la enfermedad, los resultados habrían sido devastadores.
El estudio de Esselstyn suma al trabajo del Dr. Ornish en varias maneras importantes. En primer lugar, fue capaz de demostrar que si la enfermedad va a revertirse por la terapia de alimentación, la grasa debe ser inferior al 10 % de calorías en lugar del actual 30 %, defendido por la Asociación Estadounidense del Corazón (American Heart Association en inglés). En segundo lugar, estos resultados se lograron sin asesoramiento sobre la meditación y el ejercicio. Permíteme señalar, sin embargo, que ni el Dr. Esselstyn ni yo recomendamos que te limites solamente a los cambios alimentarios. El ejercicio regular y el manejo del estrés son herramientas de promoción de la salud extremadamente valiosas. Los resultados del Dr. Esselstyn parecen decir, muy enfáticamente, que consumir una alimentación basada solo en plantas con bajo contenido de grasa, es una manera muy poderosa de promover una buena salud y curar al cuerpo de las enfermedades cardiacas. ¿No es interesante notar que, cuando se comparan los métodos de Esselstyn y Ornish, ambos dan prácticamente los mismos resultados? ¿Y tampoco es interesante notar que su característica más común es el consumo de una alimentación basada en plantas, baja en grasas?
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