Aproximadamente 20 millones de personas en los EE. UU. actualmente tienen algún tipo de enfermedad tiroidea, y más del 12 por ciento de la población desarrollará problemas de tiroides durante su vida[1] Aunque hay muchos factores en juego en el desarrollo de la enfermedad tiroidea, la evidencia sugiere que una alimentación basada en plantas puede ayudar a prevenir problemas y controlar los desequilibrios existentes.
La enfermedad tiroidea generalmente se manifiesta como una falta o un exceso de hormona tiroidea llamada hipotiroidismo e hipertiroidismo, respectivamente. La enfermedad de Hashimoto y Graves son causas autoinmunes comunes de estas condiciones.
Las mujeres tienen entre cinco y ocho veces más probabilidades que los hombres de tener problemas de tiroides, posiblemente debido a los cambios hormonales únicos que experimentan durante el embarazo, el parto y la menopausia[2]. Tanto las mujeres como los hombres pueden estar en mayor riesgo si:
Cualquiera de estos factores puede alterar el equilibrio de las hormonas tiroideas y provocar síntomas como fatiga, pérdida de cabello, trastornos del estado de ánimo, problemas para dormir, aumento o pérdida de peso y cambios en la sensibilidad a la temperatura[5].
La glándula tiroides controla o regula muchas funciones corporales importantes, que incluyen[6]:
La alimentación juega un papel clave en el apoyo de estas acciones, y una alimentación basada en plantas puede proporcionar beneficios particulares. Los hallazgos del Adventist Health Study-2 (estudio de salud adventista 2, en español), que incluye a más de 96 000 adventistas del Séptimo Día que siguen varios patrones alimenticios, sugieren que una alimentación vegana podría reducir el riesgo de desarrollar hipotiroidismo, aunque los autores del estudio declararon que “no se alcanzó significación estadística” en su revisión de la evidencia[7].
Sin embargo, los resultados del mismo estudio mostraron un 50 por ciento menos de prevalencia de hipertiroidismo en las dietas veganas en comparación con las dietas omnívoras. Los ovo-lacto vegetarianos y los pescatarianos también experimentaron cierta protección[8]. Esto muestra que alejarse de los productos de origen animal y acercarse hacia alimentos vegetales puede ser beneficioso para la salud de la tiroides, y los efectos protectores aumentan a medida que se integran más plantas en la alimentación.
Si bien esta evidencia es prometedora, una alimentación basada en plantas puede carecer de ciertos nutrientes esenciales para la salud de la tiroides. El yodo es especialmente preocupante, ya que las fuentes más comunes en una dieta estadounidense típica son el pescado, los productos lácteos y la sal yodada[9]. Afortunadamente, solo necesitas una pequeña cantidad de yodo cada día, que se puede obtener de vegetales marinos como nori, arame, dulse y wakame.
El zinc y el selenio también son jugadores clave en la salud de la tiroides. Comer una nuez de Brasil por día es suficiente para que obtengas todo el selenio que necesitas, y también se encuentran trazas del mineral en cereales de grano entero y champiñones[10]. Los cereales de grano entero, nueces y semillas son buenas fuentes alimenticias de zinc.
Las personas con hipotiroidismo tienden a ser bajas en vitamina D, aunque no está claro si la deficiencia causa la condición o viceversa[11]. Dado que la vitamina D también es importante para muchas otras áreas de la salud, incluyendo la resistencia ósea, es una buena idea recibir una dosis diaria de luz solar o agregar un suplemento D3 apto para veganos a tu régimen[12].
Aunque no se conoce la naturaleza exacta de causa y efecto, también parece haber una correlación entre el hipotiroidismo y los bajos niveles de hierro[13]. Quienes pueden estar en riesgo de deficiencia de hierro incluyen mujeres embarazadas, mujeres con períodos menstruales abundantes, así como personas con ciertas condiciones de salud, como la enfermedad de Crohn, la enfermedad celíaca y la colitis ulcerosa. Aumenta tus niveles con:
Finalmente, optimizar la ingesta de tirosina, un aminoácido, ayuda a la glándula tiroides a utilizar nutrientes para producir la hormona tiroidea. Las fuentes alimenticias de tirosina incluyen almendras, aguacates, bananos, maníes, semillas de calabaza, semillas de sésamo, alimentos de soya sin procesar y arroz salvaje[14][15].
Debido a los altos niveles de compuestos antioxidantes y antiinflamatorios en los alimentos basados en plantas sin procesar, una alimentación basada en plantas puede ser beneficiosa si ya estás lidiando con un problema de tiroides. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la alimentación y el estilo de vida por sí solos pueden no ser suficientes para controlar algunos tipos de enfermedad tiroidea, y el tratamiento anterior podría ponerte en riesgo de otras condiciones, como enfermedades cardiovasculares y osteoporosis.
Hasta el 60 por ciento de las personas con enfermedad tiroidea no saben que la tienen, por lo que si tienes múltiples factores de riesgo o estás experimentando síntomas, es una buena idea obtener un panel completo de tiroides[16]. Si ya te la han diagnosticado, las pruebas para detectar la enfermedad celíaca y otras condiciones autoinmunes pueden confirmar o descartar problemas adicionales que pueden estar afectando tu salud[17]. Trabaja con un médico que conozca las dietas basadas en plantas para desarrollar un protocolo para que te ayude a controlar los síntomas y restaurar la mayor cantidad posible de la función tiroidea.
Debido a que una tiroides saludable es esencial para el metabolismo, el equilibrio hormonal, el control de peso, la temperatura corporal estable y mucho más, la mejor manera de apoyarla es cuidar tu cuerpo como un todo. Reemplaza la basura en tu alimentación con una amplia gama de alimentos coloridos, sin procesar y basados en plantas, y no faltes a tu chequeo físico anual. La detección temprana de problemas puede prevenir el desarrollo de problemas graves y proteger tu tiroides de daños futuros.
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