Si pudieras reducir tu riesgo relativo de cáncer de seno en un 80 por ciento, ¿no lo harías? Un nuevo estudio afirma que las mujeres que beben leche de vaca podrían aumentar su riesgo de desarrollar cáncer de seno hasta en un 80 por ciento en comparación con las mujeres que beben leche de soya. Esta investigación fue realizada por encargo del Instituto Nacional del Cáncer de los Institutos Nacionales de Salud y el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, independiente de la financiación de la industria láctea o de la de soya. Aquí está lo que necesitas saber.
El estudio se basó en 52 795 mujeres adultas participantes en el transcurso de siete años. Las participantes fueron tomadas intencionalmente del Adventist Health Study-2 (estudio de salud adventista 2, en español), ya que muchos adventistas siguen una alimentación vegetariana y tienden a consumir cantidades significativas de soya en comparación con quienes llevan una dieta estadounidense estándar. Todas las participantes completaron un cuestionario de alimentación detallado al momento de la inscripción y se seleccionó una pequeña cohorte para proporcionar más muestras de orina y registros de los alimentos consumidos en las últimas 24 horas durante el transcurso del estudio para garantizar su precisión. Al final del mismo, 1057 participantes habían desarrollado cáncer de seno.
A través de un análisis más detallado, los investigadores encontraron un aumento drástico en el riesgo con tan solo un margen de ¼ a ⅓ de taza. Las mujeres que informaron beber solo ocho onzas al día aumentaron su riesgo de cáncer de seno en un 50 por ciento, y las que consumieron de dos a tres vasos de leche de vaca aumentaron su riesgo hasta en un 80 por ciento (en comparación con las mujeres que no bebieron leche de vaca). Para aclarar, beber una taza de leche de vaca al día no garantiza que una mujer tenga un 50 por ciento más de probabilidades de contraer cáncer de seno. Sin embargo, sí sugiere que su riesgo individual aumente en un 50 por ciento. Entonces, si una persona tiene un riesgo inherente del 12 por ciento (el promedio), puede aumentar ese riesgo a la mitad simplemente bebiendo un café con leche de vaca o un batido lácteo por día.
Por el contrario, las participantes que evitaron por completo la leche de vaca, pero consumieron leche de soya, no mostraron un mayor riesgo de cáncer.
Si bien este estudio no prueba que la leche de vaca cause cáncer, abre el campo de estudio y proporciona un fuerte indicador sobre los efectos nocivos de los productos lácteos en comparación con los alimentos benignos. Los investigadores también sugirieron que los mayores beneficios de la leche de soya en relación con el cáncer de seno pueden no estar en la soya en sí, sino en la exclusión de los productos lácteos.
Este no es el primer estudio que demuestra una asociación positiva entre los productos lácteos y un mayor riesgo de cáncer de seno. En una encuesta de casos de cáncer de seno en 40 países y cinco continentes, la leche de vaca ocupó el segundo lugar (solo por debajo de la carne) en una lista de los alimentos más correlacionados con el cáncer de seno. La leche de vaca también ha sido asociada con otros cánceres dependientes de hormonas, incluyendo los de ovario y próstata. Los investigadores creen que las hormonas naturales que se encuentran en la leche de todas las vacas, incluyendo el estrógeno y el IGF-1, pueden ser la causa de este mayor riesgo de cánceres específicos. Este estudio más reciente del Instituto Nacional del Cáncer agrega una contribución significativa al creciente conjunto de evidencias que relacionan la leche de vaca con el cáncer. Aunque no es absoluta, la correlación es lo suficientemente fuerte como para hacer que cualquiera reconsidere su consumo de productos lácteos. Simplemente no vale la pena correr un riesgo innecesario.
Nadie es invencible, pero todos tenemos el poder de hacer cambios de vida muy simples para prolongar nuestra salud. Tomamos estas pequeñas decisiones todos los días cuando elegimos usar protector solar, beber agua en lugar de gaseosas y lavarnos las manos. Sabemos que aún podríamos enfermarnos, sin embargo, continuamos con estos hábitos diarios preventivos. Dejar los productos lácteos es una decisión simple, pero fundamental que todos pueden tomar para reducir drásticamente su riesgo individual de cáncer de seno. De hecho, podría ser la elección más importante que tomes para tu salud, porque todos merecemos las mejores probabilidades cuando se trata de vivir sin cáncer.
*Este artículo se reproduce con permiso de Switch4Good.
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