El año pasado recibí mi Certificado de Nutrición Basada en Plantas a través del curso en línea del Dr. T. Colin Campbell en eCornell. Yo estaba muy emocionada por aprender más acerca de la filosofía del Dr. Campbell sobre los alimentos y la conexión entre la alimentación y la enfermedad. Algo que no esperaba fue una reveladora conferencia del Dr. Bruce Monger sobre el impacto medioambiental en el océano de la producción de alimentos. El Dr. Bruce Monger enseña oceanografía en el departamento de Ciencias de la Tierra y la Atmósfera en la Universidad de Cornell. También está involucrado en numerosos proyectos y estudios relacionados con las ballenas y el ecosistema de nuestro océano.
Uno de los detalles más esclarecedores que aprendí del Dr. Monger fue cómo los vertidos de nutrientes de la agricultura, específicamente el fertilizante, que es principalmente nitrógeno, estimula el crecimiento excepcionalmente fuerte de algas. Entonces, ¿qué hay de malo en las algas?, te preguntarás. Cuando las algas mueren, las bacterias las consumen como comida, pero eso no es todo lo que consumen. También consumen todo el oxígeno en el agua. En pocas palabras, cuantos más nutrientes descargues en el océano, más algas se producen, lo que aumenta la cantidad de bacterias que consumen las algas y el oxígeno en el agua. Esto reduce el oxígeno a cero y cualquier pescado en el que puedas pensar necesita oxígeno para vivir. Cuando el oxígeno de una región se reduce a cero, el suelo del océano es completamente inhabitable por cualquier organismo que requiera oxígeno para su desarrollo. Esto se llama una “zona muerta”. Con el creciente uso de fertilizantes para las granjas de cría intensiva, han aparecido más zonas muertas en todo el mundo, asfixiando nuestra vida marina.
Tristemente, la industria de la agricultura en los Estados Unidos está a punto de ser más grande. China es el principal importador de productos lácteos del mundo y los productores de leche estadounidenses están aprovechando la oportunidad de vender sus productos lácteos a los consumidores chinos. Según el Consejo para la Exportación de Productos Lácteos de los Estados Unidos, solamente los envíos a China aumentaron a 706 millones de dólares el año pasado, en comparación con los 137 millones de dólares de 2009. Desafortunadamente, la situación empeora. El mayor productor de carne de China acaba de adquirir al gigante estadounidense Smithfield, que es el mayor productor de ganado porcino del mundo. El acuerdo es enviar el cerdo hecho en los Estados Unidos a China para satisfacer sus crecientes demandas de carne, relegándonos a ser una gran granja de cría intensiva para China.
La solución más rápida a esta amenaza inminente es eliminar nuestro propio consumo de productos de granja de cría intensiva, incluyendo la carne y los productos lácteos. Somos la solución que el mundo está esperando. Podemos encargarnos de este problema. Tenemos el poder ¿y cuál sería la desventaja? Nuestra salud mejoraría, nuestra piel brillaría, perderíamos peso y reduciríamos el riesgo de sufrir de una enfermedad crónica en nuestra vida. Es así de simple. Tus acciones personales pueden salvarte y salvar la vida marina y el océano. Y eso es solo la punta del iceberg.
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