De acuerdo con los Centros para la Prevención y el Control de las Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), las tasas de diabetes tipo 2 se han triplicado en los últimos 30 años[1] . Esto se debe, en gran parte, a la epidemia mundial de obesidad, un importante factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad. La asociación entre la obesidad y la diabetes es tan fuerte que el exdirector general de salud pública, C. Everett Koop, acuñó el término “Diabesidad” [2] (‘diabesity’ en inglés).
Ya no es sólo una epidemia, sino una pandemia. A pesar de los cambios significativos en los estándares de tratamiento para la diabetes, las cinturas y el uso de medicamentos para diabéticos han aumentado[3].
La principal razón por la que nuestro enfoque actual para el tratamiento de diabesidad falla es porque se centra en el tratamiento de los síntomas o factores de riesgo de la enfermedad en lugar de las causas. Toda nuestra atención se centra en tratamientos que:
Pero nunca hacemos las preguntas más importantes: ¿Por qué su nivel de azúcar en la sangre, presión arterial o colesterol en la sangre es excesivamente alto y por qué su sangre es demasiado pegajosa y es probable que coagule en primer lugar? ¿Cuáles son las causas de la diabesidad?
En verdad, la diabetes tipo 2, el azúcar, la presión arterial y el colesterol elevados en sangre son simplemente síntomas derivados que resultan de problemas con nuestra alimentación y estilo de vida, los cuales interactúan con nuestra susceptibilidad genética única. Aunque hay algunos genes predisponentes, la diabetes tipo 2 es casi enteramente inducida por factores ambientales y de estilo de vida[4]. Por lo tanto, una búsqueda del gen de la diabetes y de la droga o terapia génica de solución mágica para tratarla, no nos llevará a ninguna parte. Si bien la comprensión de nuestros genes puede ayudarnos a personalizar nuestro enfoque en la pérdida de peso, también puede alejar nuestro enfoque de la meta más importante: el estilo de vida modificable que impulsa esta epidemia.
Comprender el papel de la alimentación y el estilo de vida tiene un profundo impacto en toda la forma en que pensamos acerca de la diabesidad. No es simplemente una cuestión de probar un tipo de medicamento u otro. Necesitamos abordar los problemas subyacentes en la alimentación y el estilo de vida que están conduciendo a y perpetuando este problema. De lo contrario, solo estaremos enmascarando el problema con los tratamientos, en lugar de abordar las causas de origen.
Los estudios indican que la alimentación baja en grasa, basada en plantas es ideal para la diabetes y las condiciones asociadas con ella, como las enfermedades cardíacas, el aumento de peso, el colesterol alto y la presión arterial alta[5]. Nueva información sugiere que la grasa en los productos de origen animal y los aceites interfiere con la capacidad de la insulina para mover la glucosa dentro de las células. Comer menos grasa reduce la grasa corporal. Menos grasa corporal permite que la insulina haga su trabajo[6]. Un estudio reciente demostró que una alimentación vegana baja en grasa condujo a una mayor pérdida de peso y control de glucosa en la sangre, en comparación con una dieta que sigue las pautas de la Asociación Americana de la Diabetes[6].
Si queremos tratar eficazmente esta epidemia de diabesidad, debemos comenzar a enfocarnos en las causas subyacentes que conducen estos problemas en primer lugar. El principal factor determinante de nuestra epidemia de diabesidad es nuestra dieta rica en calorías, pobre en nutrientes, que ha llevado a una nación de personas sobrealimentadas pero desnutridas.
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