Hemos sabido por décadas que los alimentos grasos son cualquier cosa menos buenos para ti, pero los informes recientes de los medios que glorifican la grasa saturada han causado confusión. Que no te engañen. No hay nada saludable en la mantequilla, el tocino, el queso o la carne. La grasa saturada plantea numerosos riesgos graves para la salud de los que todos deben estar informados.
Esta confusión reciente sobre la grasa saturada puede ser un resultado de que la gente intenta culpar a los carbohidratos por los problemas de peso de la nación —a pesar de que la ingesta de cereales del país es en realidad mucho menor de lo que alguna vez fue—.
Lo que no ha disminuido es la ingesta de carne y queso de la nación. De hecho, ha hecho exactamente lo contrario. En 1909, los estadounidenses comían 123,9 libras (56,2 kilogramos) de carne por persona al año. Desde entonces, la ingesta de carne se ha disparado a más de 200 libras (90,7 kilogramos) por persona al año, y la ingesta de queso ha aumentado de menos de cuatro libras (1,8 kilogramos) a casi 34 libras (15,4 kilogramos) por año.
No son los carbohidratos los que están enfermando a los estadounidenses: son la grasa saturada de la carne y el queso. Se espera que el cincuenta por ciento de los estadounidenses sean obesos para el 2030. Hacer de la grasa un fetiche solo exacerbará nuestra crisis de salud nacional. Y los riesgos asociados con los productos altos en grasa no se detienen en la expansión de la cintura.
El aumento de la ingesta de grasas saturadas se asocia con un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer, demencia y deterioro cognitivo[1]. En el Chicago Health and Aging Project (Proyecto de salud y envejecimiento de Chicago, en español), las personas que comieron la mayor cantidad de grasa saturada tenían el doble de riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer después de cuatro años, en comparación con aquellos que comieron la menor cantidad de grasa saturada.[2] El Washington Heights-Inwood Columbia Aging Project (Proyecto de envejecimiento de Washington Heights-Inwood Columbia, en español) en Nueva York y el Cardiovascular Risk Factors, Aging, and Dementia study (Estudio de factores de riesgo cardiovasculares, envejecimiento y demencia, en español) en Finlandia también relacionan el riesgo de la enfermedad de Alzheimer con la ingesta de grasas saturadas[3][4].
Una serie de estudios sobre el deterioro cognitivo ha encontrado que una alta ingesta de grasas saturadas aumenta la tasa de disminución de las capacidades cognitivas a medida que envejecemos[5][6][7][8][9][10].
La investigación muestra que el aumento de la ingesta de grasas saturadas aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas[11]. Los consumidores, a menudo, son presionados a comer comidas grasas con la afirmación falsa de que una sola comida poco saludable no puede hacerte daño. Pero la investigación muestra que comer tan solo una comida rica en grasas puede aumentar el riesgo de tener un ataque cardíaco el mismo día.
Según la American Heart Association (Asociación Americana del Corazón, en español), la grasa saturada hace que el hígado produzca más colesterol y eleve los niveles de colesterol en la sangre, lo que aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular.
Las dietas altas en grasas saturadas están asociadas con la diabetes tipo 2[12][13]. Los investigadores de Harvard encontraron que la ingesta de grasa total y la ingesta de grasas saturadas se asocian con un mayor riesgo de diabetes. En el mismo estudio encontraron que comer tocino, perros calientes u otras carnes procesadas —todo alto en grasas saturadas— cinco o más veces por semana aumenta el riesgo de un hombre de desarrollar diabetes tipo 2 en casi el 50 por ciento.[14] Las dietas altas en grasas saturadas también aumentan la resistencia a la insulina[15].
Cáncer de seno
Los hallazgos del Harvard’s Nurses’ Health Study II (Estudio de Salud de las enfermeras de Harvard II, en español) sugieren que el aumento del consumo de grasas saturadas aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de seno.[16] Un estudio reciente publicado por el Instituto Nacional del Cáncer también encontró que las mujeres que comen dietas altas en grasas saturadas aumentan su riesgo de desarrollar cáncer de seno[17].
Cancer de próstata
Entre los hombres que tienen la extirpación del cáncer de próstata, los que consumen la menor cantidad de grasa saturada tienen más probabilidades de permanecer libres de enfermedad, en comparación con los que consumen la mayor cantidad de grasa saturada.[18]
Gastrointestinal Cancer
Las personas que consumen dietas ricas en grasas saturadas y azúcar tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar y 53 por ciento más probabilidades de morir por cánceres gastrointestinales, en comparación con aquellas que consumen una alimentación basada en plantas.[19].
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