En el 2016 después de pasar la mayor parte de su vida adulta tratando de perder peso, incluso años de lucha contra afecciones médicas relacionadas con la dieta, mi madre comenzó a investigar la alimentación basada en plantas. Ella había probado tantas dietas de moda hasta ese momento, incluso había perdido peso, pero nunca lo pudo mantener. Fue un ciclo interminable para ella. Recuerdo cuando ella comenzó a adoptar un estilo de vida basado en plantas; se emocionaba cada vez que aprendía algo nuevo. Cuando me llamaba era solo para hablar de “Doctor esto y doctor aquello”. Era divertido escuchar la emoción en su voz cada vez que descubría nuevos beneficios de seguir un estilo de vida basado en plantas, pero también alentador porque su salud mejoró con los años.
Trató de convencerme de que siguiera una dieta basada en plantas, pero yo no tenía ningún interés en ese momento. Aunque yo estaba emocionado por su nueva trayectoria, era relativamente joven y no tenía problemas de salud subyacentes. Además, me encantaba comer carne.
“Había bajado casi 30 libras. Mi médico me preguntó qué había estado haciendo. Cuando le dije que no había estado tomando el medicamento, se molestó un poco, pero le insistí en que quería tratar de combatir esta afección a través de la nutrición”.
Luego llegó el comienzo del 2019. Sabía que algo andaba mal conmigo porque tenía sed constantemente y tenía que orinar cada 30 minutos más o menos. Eso no era normal para mí, así que decidí hacerme un chequeo y el 16 de enero recibí los resultados del análisis de sangre de mi médico. Mi A1C era de 8.0 y mi nivel de glucosa en sangre estaba peligrosamente alto, alrededor de 400. Eso es diabetes tipo 2 y fue especialmente preocupante porque tenía otros números elevados en mi análisis de sangre. Mi médico me recetó todo tipo de medicamentos y quería que los comenzara a tomar de inmediato.
Cuando le dije a mi mamá que estaba planeando seguir el tratamiento prescrito por el médico, me llamó la atención el comentario que me hizo sobre mis niveles altos de colesterol y triglicéridos. Ella me dijo que teníamos antecedentes de enfermedad cardíaca en su lado de la familia y diabetes en el lado de la familia de mi papá, y me recordó que aunque mi diabetes me había estado dando advertencias con los síntomas que estaba yo teniendo, las enfermedades del corazón a menudo no dan ninguna advertencia antes de un ataque cardíaco. Como dije, eso me llamó la atención.
Todavía estaba un poco desafiante, pero dije: “Haré todo lo que me digas durante dos meses. Veamos si todo lo que aprendiste es cierto”. Inmediatamente me envió un montón de cosas para leer y videos para ver. Ella me dijo que comenzara por no comer nada que tenga una madre. Para el almuerzo del día siguiente, me recomendó que fuera a una tienda local para comprarme un sándwich de trigo integral relleno con tantas verduras como fuera posible y cubierto de mostaza. A partir de ese día comencé a comer a base de plantas.
Vi resultados casi inmediatos en la prueba de glucosa de casa. ¡Mis niveles de azúcar se redujeron en un 50 por ciento comparado con los de hace dos semanas! Durante los siguientes tres meses, fui estricto con lo que comía y mi madre y yo hablamos con regularidad. Ella fue un gran apoyo para mí y me ayudó a encontrar muchas opciones para comer donde vivo.
Para cuando tuve mi próxima cita con el médico en abril, había bajado casi 30 libras. Mi médico me preguntó qué había estado haciendo. Cuando le dije que no había estado tomando el medicamento, se molestó un poco, pero le insistí en que quería tratar de combatir esta afección a través de la nutrición. También reconocí que si mi número seguía siendo alto, tomaría el medicamento.
Unos días después mientras estaba en mi viaje anual de golf, recibí una llamada de la enfermera. Recuerdo que estaba en el hoyo 13. Estaba tan concentrado que al principio no me di cuenta de quién era.
“Tu análisis de sangre está listo”, dijo. ¡Se me cayó el corazón! Lo último que quería eran malas noticias en mi viaje de golf. Pero luego continuó: “Me alegra mucho decirte que tu A1C está en 4.5”.
Mis otras cifras fueron igualmente impresionantes. ¡Estaba tan emocionado! Todo el trabajo duro y los sacrificios que había hecho estaban dando frutos. No solo ya no se me consideraba diabético, y no solo había perdido peso, sino que también estaba en camino a recuperarme de otros problemas que se habían señalado en mis resultados de laboratorio iniciales.
Así es que sí es posible curar tu cuerpo simplemente cambiando lo que comes. ¡Soy prueba!
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