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El legendario escritor Eduardo Galeano ha dicho lo siguiente sobre el tema de la fabricación de enfermedades:
¿Saludable? ¿Insalubre? Todo depende de tu punto de vista. Desde el punto de vista de la industria farmacéutica, la mala salud puede ser muy buena. Tomemos de ejemplo la timidez. Este rasgo de carácter solía ser aceptable, incluso atractivo hasta que se convirtió en una enfermedad. En el año 1980 la Asociación Americana de Psiquiatría decidió que la timidez era una dolencia psicológica y la incluyó en su Manual de Trastornos Mentales, el cual es actualizado periódicamente por los sumos sacerdotes de la Ciencia. Como todas las enfermedades, la timidez requiere medicación. Desde que salió la noticia BIG PHARMA (grande industria farmacéutica, en español) ha hecho una fortuna vendiendo esperanza a los pacientes afectados por esta “fobia social”, “alergia a las personas”, “grave problema médico. . . “
Hoy en día, los ingresos de Big Pharma en todo el mundo superan $1.25 trillones de dólares, y Estados Unidos gasta más de $3.6 trillones de dólares cada año en atención médica. Mantener a las personas “sanas”, o enfermas, es de hecho un gran negocio.
¿Qué pasaría si las cosas fueran diferentes? ¿Qué pasaría si nuestro sistema de salud priorizara la curación y el bienestar y solo tratara a los pacientes cuando estén enfermos? Esto se ha hecho antes. A los antiguos médicos chinos se les daba un pago por anticipado para mantener a sus pacientes sanos. Si un paciente se enfermaba, no se le pagaba al médico por esa persona hasta que se recuperara. Los médicos que realizaban cirugías en este tipo de sistema se consideraban inferiores por no mantener a sus pacientes sanos. ¿Y si, como en la antigua China, nuestro sistema de salud pusiera a la gente por encima de las ganancias y a los médicos se les pagara por mantener a la gente sana en lugar de simplemente manejar sus enfermedades?
Cerca del 80% de todas las enfermedades crónicas son causadas por factores de dieta y estilo de vida. Si Estados Unidos adoptara un antiguo sistema similar al chino donde el bienestar de la gente era la prioridad, un médico con conocimientos sobre los poderes de la nutrición seguramente recomendaría una dieta saludable basada en plantas sin procesar a sus pacientes. ¿Por qué? Para empezar, una alimentación basada en plantas sin procesar (WFPB, por sus siglas en inglés) es la única dieta que ha comprobado ser eficaz en la reversión de las enfermedades cardíacas, el cáncer de próstata en etapa temprana y la diabetes tipo 2. Además, según un estudio de la Universidad de Harvard, una alimentación saludable basada en plantas, junto con algunos otros cambios simples en el estilo de vida, puede extender la vida de una persona entre 12 y 14 años. Haz el cálculo.
El Dr. T. Colin Campbell ha estimado que si todos en los Estados Unidos adoptaran una dieta WFPB, los costos de atención médica podrían reducirse entre un 70 y 80%. Esto resultaría, de manera conservadora, en un ahorro de más de $2.5 trillones de dólares al año (así como la prevención de cientos de miles de muertes prematuras). Incluso reducir la necesidad de visitas al hospital salvaría vidas. Hace muchos años, The Journal of the American Medical Association (JAMA) estimó que 215,000 muertes por año en los Estados Unidos se deben a errores de atención médica (La Universidad Johns Hopkins informa que el número supera las 250,000).
Parte del problema es que los médicos están siendo entrenados por el mismo sistema que se está beneficiando de la enfermedad y produciendo tantos errores médicos. Según un estudio reciente, la principal fuente de información para los médicos sobre cómo tratar a los pacientes son los representantes de medicamentos y la razón más común que los médicos dan es que les ahorra tiempo al no tener que hacer su propia investigación. Más del 50% de los médicos enumeran Wikipedia como su primera opción para encontrar información sobre cómo tratar a sus pacientes y muchos médicos también enumeran los videos de YouTube publicados en sitios web de la compañía farmacéutica como fuentes favoritas de información. ¡Uff!
El Dr. T. Colin Campbell ha estimado que si todas las personas en los Estados Unidos adoptaran una dieta WFPB, los costos de atención médica podrían reducirse entre un 70 y un 80%.
A pesar de que cerca del 65% de los estadounidenses están de acuerdo en que el gobierno tiene la responsabilidad de proporcionar cobertura de atención médica para todos (un número que probablemente sea más alto hoy debido a la pandemia), el presidente Joe Biden ha dicho que vetará cualquier legislación de “Medicare para Todos” (a pesar de que entre 40 y 90 millones de estadounidenses no están asegurados o asegurados con muy poca cobertura y un estudio de la Universidad de Yale encontró que “Medicare para Todos” ahorraría $450 billones de dólares y prevendría 70,000 muertes al año).
No toda esperanza está perdida. El Dr. Michael Greger una vez especuló que la razón principal por la que las enfermedades tienden a presentarse en las familias es porque la dieta tiende a ser la misma en toda la familia. Adoptar una alimentación basada en plantas sin procesar puede no ser fácil, pero la dificultad no es porque alimentarse a base de plantas sea especialmente difícil, desagradable o costosa, sino más bien debido a nuestras respectivas culturas. Cambiar la forma en que vemos los alimentos no es imposible, y una vez que ese cambio gane impulso, familias enteras y comunidades harán el cambio. Varun Ponmudi, receptor de una micro beca del Centro de Estudios Nutricionales (CNS), inició su organización “Aaya’s Table” para llevar asistencia culinaria a los hospitales a través de una cocina basada en plantas sin procesar, casera y saludable. Aaya’s Table no usa aceites, azúcares ni productos de origen animal. También proporciona planes de comidas que promueven la salud a personas de todo tipo origen étnico a través de creaciones culinarias tradicionales y sabores familiares. Varun espera que Aaya´s Table represente el apoyo culinario para los médicos que promueven cambios de estilo de vida. Los pacientes que participan en el Programa de Rehabilitación Culinaria (CuReTM) ya están reportando resultados sólidos.
Aunque la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, por sus siglas en inglés) ha sido llamada una concesión en un acuerdo, también es un paso en la dirección correcta. Me sorprendió saber que hay disposiciones en la ACA que intentan cambiar algunas de las formas en que se les paga a los médicos. Las primeras son las Organizaciones de Atención Responsable (ACOs, por sus siglas en inglés), que trabajan juntas para alcanzar las metas acordadas y para ahorrar gastos. Los proveedores tienen la opción de obtener un bono adicional antes del fin de año si son capaces de mantener sus gastos por debajo de los resultados financieros esperados. ¿Cómo es eso? Los indicadores de calidad se utilizan para medir la calidad del servicio de salud mediante el monitoreo de lo bien que los médicos son capaces de controlar o mejorar los marcadores de la enfermedad, o por la frecuencia con la que son capaces de mantener a sus pacientes fuera del hospital. Como resultado, existe un incentivo financiero para que los proveedores participantes reduzcan sus costos priorizando el bienestar de sus pacientes.
Se puede introducir un segundo modelo de pago alternativo, así como cuando a los médicos se les paga una “tarifa de manejo” mensual de aproximadamente $20 por paciente. Algunos pacientes superarán el costo de $20 por mes, mientras que otros no lo harán. De cualquier manera, los médicos tendrán menos interés en programar visitas de seguimiento innecesarias, y más interés en recomendar cambios saludables en el estilo de vida.
Hay mucho más que añadir a la trama de que el tratamiento médico es la tercera causa de muerte en los Estados Unidos después del cáncer y las enfermedades cardiacas. Y la mayoría de las escuelas de medicina todavía no ofrecen los cursos requeridos de nutrición. También podríamos hablar hasta el hastío sobre las muchas razones por las que los Estados Unidos gastan más en atención médica a nivel mundial, pero todavía ocupa el último lugar entre los países industrializados en la mayoría de las medidas de atención de calidad. ¿Pero qué pasaría si decidimos no esperar más a las promesas vacías de nuestros funcionarios electos? ¿Qué tal si exigimos una dirección diferente y creamos un cambio sísmico en la perspectiva de nuestro sistema de salud y la forma en que funciona? ¿Qué hubiera pasado si la mayoría de las personas no hubieran necesitado ir al hospital simplemente porque cambiaron su dieta y estilo de vida, y tenían un médico a su lado al que se le pagó para mantenerlos bien? ¡Y si sí!
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