Se supone que los superalimentos ofrecen grandes beneficios nutricionales y se comercializan como tales.
El problema es que no siempre está claro si la denominación es merecida porque no existe un estándar aceptado para lo que hace que un alimento sea “súper” y otro simplemente sea saludable.
Además, no está claro si vale la pena perseguir este enfoque en alimentos individuales, en primer lugar. El hecho es que enfocarnos en patrones alimenticios más amplios es mucho más útil para predecir resultados de salud que el consumo de un alimento, sin importar cuán saludable sea en general.
Aun así, los superalimentos están muy de moda. Las tendencias de búsqueda en Google muestran que hubo un gran aumento en las búsquedas de superalimentos a partir de mediados de 2016, y el número de búsquedas web en general ha sido mucho mayor en los últimos diez años que en los seis años anteriores. [1] La búsqueda de “superalimentos” arroja más de mil millones de resultados en Google, muchos de los cuales se centran exactamente en las mismas preguntas:
Son mucho más raras las búsquedas que cuestionan la premisa de este enfoque en los superalimentos; la eficacia de este enfoque en los superalimentos; y los peligros potenciales de este enfoque en los superalimentos.
Y eso es preocupante. Porque a pesar de que muchos de los alimentos que se promocionan como “súper” son realmente saludables, nuestra celebración de sus propiedades milagrosas a menudo es exagerada , y estas actitudes tienen efectos secundarios negativos.
A pesar de que muchos de los alimentos que se promocionan como “súper” son realmente saludables, nuestra celebración de sus propiedades milagrosas a menudo es excesiva, y estas actitudes tienen efectos secundarios negativos.
Por un lado, la popularidad de este concepto ilustra cómo el mercadeo ha llegado a dominar la nutrición. ¿Realmente vale la pena alentarlo?, ¿realmente queremos acercarnos a algo tan crítico como nuestra salud a través de este tipo de trucos de mercadeo?
¿No podemos fomentar el comportamiento saludable de otra manera?
Pero tal vez esa crítica parezca un poco abstracta e idealista. He aquí tres razones específicas por las cuales centrarse en los “superalimentos” es peligroso.
La mayoría de los artículos publicados sobre superalimentos aparecen en forma de listas de superalimentos. En estos, cada elemento suele ir acompañado de muy poco texto. Quizás un párrafo corto, con frecuencia incluso menos.
Estos artículos son fáciles de leer y de embellecer con fotografías coloridas y deliciosas. Desafortunadamente, debido a que no ofrecen el espacio adecuado para cubrir un alimento a profundidad, también son muy susceptibles a información engañosa.
Veamos un ejemplo. Hace un par de años, un artículo de Healthline enumeró los huevos como un superalimento y los describió de manera más específica como “uno de los alimentos más saludables”.[2]
A simple vista, la afirmación de que los huevos son un superalimento parece difícil de discutir. Este es el caso que plantean:
Los huevos enteros son ricos en muchos nutrientes… [están] cargados de proteínas de alta calidad.… contienen potentes antioxidantes… conocidos por proteger la visión y la salud ocular… [y] a pesar de los temores que rodean el consumo de huevos y su alto contenido de colesterol , las investigaciones indican que no hay un aumento cuantificable de la enfermedad cardíaca o el riesgo de diabetes si comes de seis a 12 huevos por semana… se necesita más investigación para llegar a una conclusión definitiva [énfasis añadido].
Hay muchos problemas en esta madeja.
Primero, sin comparar directamente los huevos con ningún otro alimento o combinación de alimentos, la afirmación de la riqueza de nutrientes dice muy poco. No quiero sugerir que los huevos no sean densos en nutrientes, solo que se requiere un contexto más amplio. La densidad de nutrientes, por sí sola, dice muy poco. Muchos alimentos “con alta densidad nutricional” también tienen cualidades menos favorables, como niveles altos de colesterol, grasas y proteínas de origen animal. ¿No debería figurar eso en nuestro cálculo de si un alimento es super or no?
En segundo lugar, la afirmación de que los huevos están “cargados de proteínas de alta calidad” se nos da incluso con menos contexto. El artículo no dice nada sobre cómo o por qué la proteína de los huevos debe considerarse de mayor calidad que la proteína proporcionada por otros alimentos. No dice nada sobre la historia del concepto y la medición de la “calidad” de las proteínas, que durante mucho tiempo ha estado sesgada hacia la proteína animal sin una justificación convincente.[3] ¿Y cómo podría entrar más en detalle sobre estos temas? Recuerda, este es solo un producto en una lista de 16 superalimentos; ¿cuánto texto se le puede dedicar realmente a cada uno?
En tercer lugar, y quizás más erróneamente, está la mención del contenido de antioxidantes de los huevos, lo que implica que los huevos son excepcionalmente buenos para la salud ocular. No importa que muchos alimentos proporcionen muchos más de estos antioxidantes que los huevos, y que ninguna de las referencias en el artículo de Healthline mencione los huevos como fuentes especialmente buenas de estos antioxidantes.[4][5]
Si lo que buscas son antioxidantes potentes, los huevos no merecen un lugar en la mesa. Los vegetales de hojas verdes oscuras, en particular, son excelentes fuentes de luteína y zeaxantina, y proporcionan muchos más órdenes de magnitud de estos antioxidantes que los huevos. Incluso vegetales sin hojas verdes proporcionan cantidades mucho mayores de estos antioxidantes que los huevos. El siguiente cuadro incluye solamente un par de vegetales de hojas verdes —hay muchos más que contienen grandes cantidades de luteína y zeaxantina— pero juega con la base de datos MyFoodData[6] aunque sea por unos breves momentos y podrás ver cómo “cuadran” los huevos.
Fuente: MyFoodData; Tomado de USDA Food Data Central
https://www.myfooddata.com (consultado el 6 de enero de 2021)
En cuarto y último lugar, el artículo aborda una de las preocupaciones más comunes asociadas con el consumo de huevos, su alto contenido de colesterol, y “desacredita” esas preocupaciones al proporcionar dos “fuentes confiables”, que revelan las previas conexiones de estos autores con la industria de comidas de origen animal.[7][8] Esto no quiere decir que no se deba tomar en serio a estos investigadores, pero dado que ninguna de las investigaciones opuestas sobre los posibles efectos negativos del consumo de huevos se discutió a profundidad, la presentación de la investigación en el artículo de Healthline parece sesgada y superficial.
Por supuesto, todos estos argumentos sobre por qué los huevos deben considerarse como superalimentos podrían presentarse en cualquier formato de artículo, y a menudo así es. Pero el formato de las listas de superalimentos, que enfatizan la brevedad y el estilo sobre sustancia y profundidad, las hace especialmente vulnerables.
En otras palabras, no es que esta información no hubiese existido de otra manera, sino que la forma en que entregamos datos sobre los superalimentos fomenta aún más la manipulación y las prácticas selectivas.
Incluso en el caso de alimentos legítimamente saludables para los que no hay una gran cantidad de pruebas contradictorias (la col rizada, por ejemplo, es claramente mucho menos controversial como “alimento saludable” que los huevos), el énfasis en los superalimentos todavía tiene efectos negativos. Es decir, al centrarnos en alimentos individuales, nos inclinamos más a buscar “soluciones mágicas” en lugar de cambios radicales o de raíz.
Y en el caso de las personas que no disfrutan de los “superalimentos” comúnmente comercializados, nuestro enorme énfasis en ellos también podría desalentar un cambio duradero. Las personas a las que no les gusta la col rizada no deberían sentirse presionadas a comerla de todos modos solo porque está de moda. Es posible que la col china no encabece tantas listas de superalimentos, pero eso está bien.
En otras palabras, debemos inclinarnos hacia los alimentos saludables que más disfrutamos y gozar de su variedad, no exigir el perfeccionismo basado en la popularidad de los alimentos individuales.
Además, la alimentación de la mayoría de los estadounidenses requiere un cambio mucho más sustancial que la incorporación de algunos alimentos. Nuestro enorme enfoque en esos alimentos no fomenta ese cambio sustancial y podría darles a las personas una falsa sensación de seguridad (es decir, obtuve mi dosis diaria de cúrcuma y arándanos, ¡cubrí mis bases!)
Por supuesto, si disfrutamos de la cúrcuma y los arándanos y queremos integrarlos en el contexto de una alimentación basada en plantas sin procesar (WFPB, en inglés, ¡genial! Pero debemos tener cuidado de no pensar en ellos como “suplementos”.
Existe la idea errónea de que una alimentación saludable es difícil de lograr con el presupuesto de una persona promedio. Esto es un mito e ignora varios costos clave asociados con los alimentos, especialmente el costo de las enfermedades y el bajo costo de alimentos básicos saludables (alimentos como batatas, legumbres, cereales de grano entero).
Una vez más, a menudo nuestro enfoque en los superalimentos empeora esta condición.
Esto se debe a que muchos de los alimentos etiquetados como “súper” son bastante caros y, a veces, difíciles de encontrar. Eso no significa que no sean saludables, pero mientras queramos que la práctica de la salud sea ampliamente accesible para todos, debemos evitar poner mucho énfasis en cosas como los hongos Cordyceps, las bayas de maqui y el polvo de maca.
Tú puedes decidir personalmente disfrutar de los beneficios para la salud únicos de estos alimentos, y eso es muy justo. Solo recuerda que los efectos de un cambio amplio en la alimentación, que incorpore una amplia gama de alimentos asequibles son mucho más extraordinarios e impresionantes.
A nivel social, comunitario, o incluso familiar, lo que está en juego es aún mayor. Es mucho más difícil presupuestar alimentos como la baya de acai en polvo, que alimentos como el repollo morado. Deberíamos alentar no solo un cambio radical en los alimentos que comemos, sino también un cambio radical en la forma en que la gente “normal” ve el costo de la salud.
Muy a menudo, los superalimentos fomentan la perspectiva opuesta.
Ellos personifican una relación consumidor-productor que está fuera del alcance de la mayoría de las personas, de modo que, “su consumo es visto como la expresión del esfuerzo por lograr una vida saludable, acaudalada y larga y, por lo tanto, una distinción social”[9] En otras palabras, los especialistas en mercadeo no solo venden “salud”, sino también un sentimiento de superioridad, elitismo.
Los consumidores bien intencionados no deben ser culpados por eso. ¿Quién no querría comer los alimentos disponibles más saludables? Aunque solo sea para mayor protección y tranquilidad. Sin embargo, estas actitudes tienen efectos secundarios y pueden ser perjudiciales para nuestra percepción de la salud y especialmente para los consumidores con menores recursos.
Quizás te preguntes: si más personas comen col rizada y bayas de goji como resultado de los miles de artículos que citan la col rizada y las bayas de goji como “superalimentos”, ¿no es eso un beneficio suficiente para superar las preocupaciones enumeradas anteriormente?
Tal vez, pero no lo olvidemos que hay muchas otras formas de fomentar el consumo de col rizada y bayas de goji, y muchas de ellas están libres de los antecedentes mencionados anteriormente. Por ejemplo, podríamos simplemente compartir el conjunto de pruebas que respaldan una alimentación basada en plantas sin procesar, que fomenta el consumo de diversos alimentos vegetales sin quedar atrapada en ningún alimento individual. También podríamos educar mejor a los profesionales de la salud en nutrición. Podríamos abogar por numerosos cambios que limitarían la influencia de la industria sobre la política alimentaria nacional.
Es posible que estas no sean las sugerencias más atractivas, las que produzcan más clics o que resulten más rentables. ¿Pero es eso tan malo? Le hemos dado al mercadeo y a la rentabilidad la posición dominante. Le hemos prestado mucha atención a cosas como los superalimentos sexis, que producen más clics. Tal vez sea hora de que consideremos alternativas responsables.
Este artículo es parte de una nueva serie sobre The Future of Nutrition: An Insider’s Look at the Science, Why We Keep Getting It Wrong, and How to Start Getting It Right (El futuro de la nutrición: Una mirada privilegiada a la ciencia, por qué seguimos haciéndolo mal y cómo empezar a hacerlo bien, en español) por T. Colin Campbell, Ph.D., (con Nelson Disla) publicado en diciembre de 2020. Tendremos una presentación preliminar de los temas seleccionados y centrales del libro, así como también profundizaremos en los temas que no se incluyeron en el libro.
Lee más artículos de la serie “El futuro de la nutrición” del Dr. T. Colin Campbell y Nelson Disla:
Atención médica vs. mecanismos de respuesta a la enfermedad – Parte 1
Atención médica vs. mecanismos de respuesta a la enfermedad – Parte 2
¿Es hora de abandonar la “guerra contra el cáncer”?
¿Cuánto cuesta la desnutrición verdaderamente?
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